Dermocom, comunicaciones a flor de piel

Vivimos nuestras vidas integrados con los móviles (o celulares, como los llaman en América). Forman parte de nuestra actividad diaria. Todo pasa por ellos: fotos personales, agendas, contactos, juegos, conferencias, videoconferencias, redes sociales, lugares que visitamos, el tiempo que estamos en esos lugares, y por supuesto con quién estamos… Casi todos nuestros secretos se encuentran almacenados en los móviles.

En las calles, en los bares, en los automóviles, incluso circulando (ya hay más muertos por usar el móvil conduciendo que por otras causas), el móvil es omnipresente. Los hay de todos los precios, formas y colores, e incluso los móviles más sencillos son realmente potentes comparados con aquellos fósiles de hace diez años.

Existen ahora dos caminos para el móvil: o hacerlo desaparecer, lo cual es inconcebible en esta sociedad hiperconectada, que no hipercomunicada, ojo, son cosas distintas. O integrarlo completamente. Este es el objetivo de este artículo. ver cómo se puede llevar a cabo esa integración.

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El móvil no desaparecerá, sino que se transformará. La minituarización de sus componentes sigue adelante, y actualmente se trabaja ya en tamaños de circuitos que son solo un poco mayor que el diámetro de un átomo. La optimización de los diseños conllevará que los móviles dispongan de circuitos muy pequeños. Pero los móviles son grandes porque han de serlo sus pantallas. De hecho es evidente que la gente quiere, en su mayoría, móviles a partir de las cinco pulgadas, pero muchas veces son seis pulgadas, o más. Con pantallas y procesadores muy potentes, que requieren de mucha energía. Eso obliga a tener las baterías más grandes que se puedan colocar. De nuevo, mucho tamaño.

Todo esto será historia dentro de unos años. ¿Por qué? Porque se habrá puesto en marcha una nueva revolución. Señoras y señores: con todos ustedes (redoble de tambores):

El Dermocom

¿Qué es el Dermocom? No lo sé, me acabo de inventar el nombre. Pero trataré de definirlo.

El Dermocom es el nombre recortado de «Dermal Communicator», es decir, «Comunicador dermal». El nombre proviene de su naturaleza. Se trata de un dispositivo completo de comunicaciones, con su propia CPU, memoria y almacén de datos, que se encuentra integrado perfectamente con la piel del usuario, de ahí «Dermo» de «piel», o más exactamente, el tejido que se encuentra entre la piel exterior y los músculos. En esta zona se coloca el Dermocom, en el brazo, en la pierna, en la ingle, donde se estime oportuno.

El Dermocom se encuentra integrado con un segundo dispositivo: un receptor visual integrado en el iris del usuario. Ambos se comunican sin cable, de tal forma que el Dermocom envía la señal de vídeo directamente al ojo del usuario, el cual puede interactuar con la visión de la información directamente usando la mirada. De forma secundaria, puede mandar su señal a una pantalla externa tradicional, o bien a un emisor de hologramas 3D.

El Dermocom no necesita baterías. Dispone de  nanocondensadores que se cargan mediante el calor generado por el propio cuerpo humano. La minituarización de los componentes del Dermocom ha alcanzado tal nivel, que es posible emplear su rendimiento a plena capacidad mediante la fuente de calor humana. El movimiento se emplea como segunda fuente de energía, de tal forma que calor y movimiento abastecen a los condensadores para mantener el sistema activo veinticuatro horas al día, siete días a la semana, sin necesidad de recargas.

¿Qué problemas físicos plantea el Dermocom? Su exterior está formado por una capa de grafeno, que es una forma especial de carbono, en la que los átomos se conforman en una estructura extremadamente estable y sólida. El grafeno dispone de una capa adicional de material similar al de los modernos stents, esos tubos que se colocan en los pacientes cardiacos para regular arterias afectadas, y cuyas últimas versiones se disuelven por sí mismos. En los Dermocom estos materiales se usan para que se cree una capa de tejido en la estructura exterior, de tal forma que queda perfectamente integrado en el organismo sin que haya rechazos.

El Dermocom, por su naturaleza, no es demasiado potente, pero puede combinarse con un dispositivo externo, si es necesario, o ser conectado a la red, para procesar información de una forma muy superior. Usando procesos en la nube, el Dermocom puede resolver cualquier problema de cálculo estándar que se requiera, tal como hacen los móviles hoy día.

La mayor ventaja del Dermocom respecto al móvil es que forma parte del organismo. No hay que cargarlo, no hay que llevarlo, no se puede robar porque está integrado en el organismo, y solo extrayéndolo mediante cirugía podría robarse, pero el Dermocom es capaz de ver que no recibe energía ni datos de la actividad biológica de su dueño, y se puede autodestruir automáticamente, borrando toda su información, que por otro lado está en la nube, siendo la información local solo una situación temporal de la misma. Si se intenta integrar en otro usuario, el Dermocom reconoce que el usuario nuevo no es el mismo que el original, bien por análisis de sangre, bien por análisis del ADN mitocondrial en versiones avanzadas. Y puede por lo tanto desactivarse automáticamente.

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La integración con el visor del ojo implica que no son necesarias pantallas, y la información se puede integrar con la visión estándar, algo parecido a las gafas de realidad aumentada, pero sin tener que llevar un pesado aparato en la cabeza. Junto a la integración GPS constante, podemos conocer no solo nuestra situación, sino la de todas las personas y objetos que se encuentren a nuestro alrededor.

Finalmente, el Dermocom puede analizar constantemente nuestro organismo, como hacen ya algunos relojes y pulseras, pero con una eficacia y capacidad extremadamente superiores, pudiendo integrarse un vaso sanguíneo en uno de sus receptores para que pueda analizarla constantemente, así como la tensión, saturación de oxígeno, y muchos otros parámetros. Colesterol, azúcar, etc.

El Dermocom puede a su vez integrarse con dispositivos médicos, como un marcapasos, un suministrador de glucosa para enfermos diabéticos, etc, y controlarlos de forma centralizada. El Dermocom puede controlar incluso la actividad del corazón con una precisión muy superior a la de los dispositivos actuales.

Por todo ello, el Dermocom es el futuro de los dispositivos móviles. Fuera aparatos pesados, fuera cargas, fuera olvidos. El Dermocom es parte de nuestras vidas, y nosotros somos parte del sistema.

¿Cuándo llegarán dispositivos así a nuestras vidas? Bueno, habrá que esperar un poco. Pero no demasiado, no se preocupe. Los tendremos antes de lo que pueda parecer. Y entonces la vida no será más sencilla, ni más fácil. Pero, al menos, en lo que a comunicaciones se refiere, será más cómoda. Eso está garantizado. Otra cosa serían las consecuencias sociales de estos dispositivos. Pero de eso hablaremos otro día.


 

Autor: Fenrir

Amateur writer, I like aviation, movies, beer, and a good talk about anything that concerns the human being. Current status: Deceased.

8 opiniones en “Dermocom, comunicaciones a flor de piel”

    1. Efectivamente. Básicamente no podremos tener ni un momento de privacidad e intimidad real. Aunque como todo en la vida tendrá sus técnicas para solapar esa pérdida de intimidad. Hablaré de estos temas en una próxima entrada. Muchas gracias y un abrazo.

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      1. Creo q tener intimidad y no estar constantemente controlados nos hace más libres aunque a estas alturas creo q lo d la «libertad» es más una utopía a una realidad.. No m gusta q m controlen tanto y a tantos niveles.. Abrazos d luz 🙂

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  1. Me parece increíble! La ciencia ficción esta llegando a nuestras vidas sin darnos cuenta! Me he acordado de Black Mirror y otras películas y capitulos… Sinceramente, no me acaba de gustar la idea … Como ha dicho Mamen, cada vez estamos mas controlados, por no hablar como has dicho que a pesar de estar hiperconectados no hayas comunicación real y práctica entre las personas…En fin… A ver como va todo!

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    1. Es el precio que estamos pagando, tanta comunicación para estar cada vez más solos y controlados. Es paradójico. Pero bueno, siempre quedará sitio para un secreto en la mente. De momento. Un abrazo.

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