Ciencia básica y aplicada: El mercantilismo de la ciencia

Nota: un ejemplo de hasta dónde se puede llegar en este enlace.

He hablado en anteriores ocasiones de cómo las ciencias físicas se encuentran en un impasse desde que se llevaron a cabo los enormes progresos en física cuántica y relatividad de la primera mitad del siglo XX, y las confirmaciones experimentales de muchos aspectos no aclarados, así como el descubrimiento de nuevas partículas y su naturaleza, en la segunda mitad del siglo XX. El último éxito es sin duda el famoso bosón de Higgs, la mal llamada partícula de Dios. También algunos fermiones y bosones que entran dentro de lo que se conoce como la Teoría Estándar, aquella que explica la naturaleza actual de la ciencia básica en física.

Pero la situación actual empieza a ser realmente preocupante. Sigo con interés varias páginas de ciencias físicas en distintos medios y en redes sociales, y es alarmante el número de teorías que por semana invaden la red con extrañas, cuando no absurdas, propuestas para encontrar nuevos caminos para la física. Algunas de esas propuestas las lanzan, sin miedo ni tapujos, gentes que no tienen ni la más remota idea de física, tanto es así que hasta yo me doy cuenta de la inexactitud de sus postulados, que no soy físico.

Más preocupante son las teorías que lanzan algunas revistas, se supone que serias y prestigiosas, para cubrir la falta de conocimientos con ideas peregrinas que no van, casi nunca, a abrir puerta alguna. Pero se publican porque algo hay que publicar. Y las redes, y las revistas, se llenan de ideas y más ideas sin base alguna, muchas veces con explicaciones que echan por el suelo décadas de datos experimentales perfectamente confirmados. Si se niega la realidad de los hechos y las pruebas, ¿qué nos queda? Caos y pseudociencias por supuesto.

Orientaciones y dudas.

Tengo a un familiar cercano que, no es porque sea familiar, pero tiene cualidades para la ciencia demostradas. No en vano además de una carrera terminada con grandes notas, incluidos algunas matrículas de honor, ha terminado un master que ha desarrollado en un centro de investigación en Japón, y ahora podría preparar un doctorado. Precisamente ahora vuelve a Japón, pero antes se pasó por casa, como suele hacer de vez en cuando, para comentar las últimas novedades e ideas sobre sus trabajos. Viene a mí porque siente que le escucho, y que comprendo y respondo a sus inquietudes. Yo me alegro serle de ayuda, y me encanta poder orientarle, en la medida de mis limitadas posibilidades, ya que no soy científico, aunque algo sé de la condición humana. Procuro animarle, eso lo primero, y también darle ideas para su futuro. Sobre todo mi orientación con él se centra en metodologías de trabajo.

Este familiar me contaba que ha sentido, y siente, una enorme presión por publicar «papers». Ya he hablado de los «papers», y me gustaría centrarme en esa obsesión que invade todo espacio de investigación hoy en día. Pero antes veamos: ¿qué es un «paper»?

«Papers», la obsesión que lo invade todo.

Un «paper», en español lo podríamos denominar «informe de investigación», es un documento académico de alto nivel de detalle, que contiene, en un informe que suele ser corto y conciso (3 a 10 páginas generalmente) los aspectos clave de un descubrimiento, una teoría, una nueva idea en general, expresada en un lenguaje técnico-matemático y muy especializado. Se diferencia por ello claramente del ensayo, por cuanto este busca la divulgación con términos accesibles al público en general, mientras que el informe de investigación va dirigido a personal experto en la materia.

¿Quiere ver un «paper»? En Arxiv.org hay miles, ya que es la web donde se publican estos trabajos de investigación. Son públicos y accesibles para todo el mundo. Obviamente sus contenidos no lo son, solo personal especializado, pero eso no quita que yo suela pasarme de vez en cuando, si veo algo interesante. Solo puedo entender una mínima fracción del contenido, pero me sirve para hacerme una idea, y puedo extrapolar ideas para estos ensayos, o para algún invento loco en mis novelas.

El problema con los «papers» no son el concepto en sí, sino el uso que se está haciendo de ellos. Este familiar que comentaba antes tiene la sensación, totalmente real, de que todo se mueve por «papers», es decir, por publicar estos informes técnicos. Cuantos más, mejor. ¿Por qué? Porque muchas universidades y centros de investigación funcionan por «papers». Es como una nueva moneda, o una nueva materia prima. Cuantos más «papers», más subvenciones, más apoyos, más dinero en general.

El problema que subyace detrás de los «papers».

La idea que subyace en esto es: «si yo te pago una beca de investigación, quiero resultados. Y los quiero en un tiempo limitado». Esta exigencia se produce porque la investigación se justifica por el «paper», y el «paper» permite demostrar el gasto realizado, y la justificación para más becas y dinero para más investigación de «papers», en un círculo infinito que se retroalimenta constantemente.

Mi familiar se queja precisamente de esto, y fue la causa que le llevó a querer hablar conmigo antes de volver a Japón. ¿Por qué esa obsesión por publicar y publicar? Él es un joven brillante, una mente muy preparada. Sin embargo, le «acosan» a menudo para que saque otro «paper», y otro, y otro. «Papers» que, además, no son en su beneficio, sino en el de sus superiores, que son los que ganan por estas publicaciones. Mi familiar siente que está allá para dar de comer a ciertos personajes que se nutren de los becarios y estudiantes de postgrado, mentes brillantes que se ven empujadas a publicar trabajos para que otros obtengan un beneficio por ello.

Esto no es nuevo, por supuesto. Hemos visto, a lo largo de la historia, cómo personal superior usaba y manipulaba a sus subordinados para tareas diversas. Pero aquí estamos hablando de ciencia, y de manipulación de la ciencia con un fin muy concreto: mantener el statu quo, que se alimenta de «papers», sin otra finalidad que justificar cobros por esos documentos. E insisto, he visto, a lo largo de mi vida, montar actividades falsas, he visto falsas adjudicaciones y falsos concursos previamente vendidos, de diferentes naturalezas y fines. Es más habitual incluso de lo que parece. Pero aquí estamos viendo cómo la ciencia se pone al servicio de personas que solo tratan de mantener su puesto a base de exprimir a los demás, empleando su esfuerzo en su propio beneficio.

Mercantilismo de la ciencia.

Ya lo dijo Peter Higgs, el descubridor del bosón de Higgs: «en estos tiempos nunca hubiese podido pasar diez años investigando lo que dio como resultado el bosón de Higgs. Nunca se hubiese esperado tanto a publicar un descubrimiento así».

¿Lo ven? Están matando la investigación de base. Aquella que lleva años, décadas, de trabajo. La investigación que requiere de muchos años, y de mucha precisión y estudios, para sacar conclusiones. Todo es rápido, todo es ya, todo es «quiero resultados, y los quiero ahora». Y la ciencia no funciona así.

Lo que se está haciendo ahora no es ciencia, es mercantilismo de la ciencia. Y los jóvenes necesitan estímulos claros, y directos, y no manipulaciones y abusos de sus capacidades y conocimientos, pero no ya con el fin de lanzar una nueva teoría quizás, es peor: se usan y manipulan para mantener un statu quo que funciona a base de subvenciones.

Me gustaría decir que es algo concreto y raro, pero este fenómeno se está dando constantemente, y si alguien quiere pruebas, solo hace falta revisar la cantidad de «grandes teorías que romperán con todo lo conocido» que se publican cada semana, y que a la semana siguiente quedan ocultas por otras «nuevas teorías que romperán con todo lo conocido».

La ciencia es un camino, no una meta.

Cuando era estudiante, haciendo un trabajo que nada tiene que ver con la física pero sí con la informática, un viejo profesor me dijo: «¡Ciencia, ciencia! ¡Es ciencia! ¡Debes conocerla, amarla, abrazarla, porque solo así podrás comprenderla!»

Mi viejo profesor, un hombre entrañable e increíble, tenía mucha razón. La ciencia, en cualquiera de sus ramas, sea la física, de la que sé muy poco, o la informática, de la que poseo algunos conocimientos, requiere amor, entusiasmo, y algo más: respeto. Solo así podremos desarrollar nuevas y mejores teorías, y hacer honor a los científicos que, desde épocas inmemoriales, han querido el progreso de la especie humana.

Porque conocimiento es libertad, y una civilización avanzada tendrá una oportunidad de ser mejor, más justa y más libre. Pero solo si quiere, y solo si trata a la ciencia como lo que es: una poderosa herramienta, al servicio de la humanidad. Nunca un truco de magos para la explotación y el poder. Muchas gracias.

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