Seguridad: si tengo tus passwords, tengo tu vida

En la entrada corta de esta semana vengo con mi gorrita de informático profesional, que es lo que soy para mi desgracia. Digo «para mi desgracia» porque yo no quería ser informático, quería estudiar historia o algo similar, pero no pude por circunstancias de la vida. Me vi arrastrado a estudiar informática. Y sí, me he ganado la vida con ello, pero eso no significa que me guste.

Pero, si al menos estos conocimientos pueden ser de ayuda a otros, y, si eso es posible, algo de provecho se obtendrá. Hoy me gustaría traer un interesante mapa en tiempo real sobre las amenazas de los virus informáticos. Ha dado la casualidad que esta semana haya hablado con tres personas responsables de empresas, negocios de tamaño pequeño o mediano, cuyo interés por la seguridad es básicamente cero. Por cero me refiero a que les da exactamente igual las claves o passwords, los sistemas de seguridad, actualizar Windows, etc.

Alguna de esas personas pretendía además que yo tuviese sus passwords para que se los recordase o cambiase en caso de ser necesario. Su confianza en mí me honra, pero yo no soy quién para guardar sus passwords. En primer lugar porque no es legal que yo tenga las claves de acceso de otras personas. En segundo lugar porque no tengo por qué responsabilizarme de ello. Y, en tercer lugar, porque podría perder esas claves, y esas personas quedarían expuestas.

Este fenómeno de «no me interesan las claves» o, como me decía alguien, «¿se puede hacer que todo funcione sin esas molestas claves?» es muy habitual, incluso en gente con importantes responsabilidades y que mueven bastante dinero. Porque si alguien accede a mi cuenta corriente va a llorar de pena, pero estos empresarios sí mueven dinero de verdad. Y luego llegan los disgustos, los ordenadores bloqueados, las pérdidas económicas, y los lamentos.

En una ocasión, a alguien que además era de mi confianza, y que me dijo que guardara las claves, le dije que lo haría si me dejaba además las llaves de su casa. Me miró extrañado, y me dijo: «¿para qué quieres las llaves de mi casa»? Le contesté: «hay probablemente más valor en tener tus claves informáticas que en los objetos de tu casa. Por lo tanto, si tengo tus claves, no deberías tener problemas en dejarme tus llaves».

Lo entendió. Pero siguió insistiendo que las claves eran una molestia. Lo son. Pero son fundamentales. Así como el doble control, es decir, clave más código SMS o similar al móvil. E incluso esto se puede saltar en ciertos casos con ingeniería social.

Para que se hagan una idea de los ataques continuos que se dan en el mundo, la empresa Kaspersky tiene un mapa interactivo donde reflejan los ataques y defensas que detectan. Es en 3D y se puede ver el  planeta entero. Y atención: eso es lo que ellos detectan. La realidad es mucho, mucho más compleja todavía.

Así que, por favor, recuerde: Windows actualizado, claves guardadas y a buen recaudo, y passwords fuertes, no el «1234» de tanta gente, o la fecha de nacimiento. Se pueden usar programas que guardan las claves, etc. Pero mantenga su seguridad. Por su bien, el de su familia, y el de sus bienes. Merece la pena.

Pulse en la imagen para acceder al mapa interactivo.