Pasajeros para la segunda ola Covid embarquen por la puerta cero

Vivo en un pueblo costero en la Costa Dorada. Es un lugar bonito, la verdad. Vida de pueblo, tranquilidad, buen aire, gente sencilla, y más o menos nos conocemos todos hasta el punto de ir por la calle sin dejar de saludar a este o aquel durante el paseo con la perrita.

En verano el pueblo se llena de turistas, tanto españoles como extranjeros. Normal, la gente viene a disfrutar de Sol, playa, y descanso. Muchas familias con niños, algunos grupos de jóvenes, y en general un ambiente tranquilo.

Pero este año es distinto, y por eso escribo esto. Sí, es cierto: la gente tiene ganas de salir. Escribo esto un 24 de junio de 2020, San Juan, o Sant Joan como usted prefiera. Pero este año la fiesta ha estado muy diluida. La razón la sabemos todos: el Sars-CoV-2.

 

No quiero ser alarmista. De verdad que no. Pero sí tengo que ser sincero: he visto muchas situaciones estos días donde una persona podría estar transmitiendo el virus a otras personas fácilmente. Restaurantes casi a rebosar de gente, en exteriores, pero también en interiores. Casi nadie lleva mascarilla. Y que nadie se equivoque: especialmente en interiores, si no hay una corriente de aire, y si hay un solo enfermo, el local se convierte en una bomba de relojería en pocos minutos. El aire contaminado circula por las mesas, y se va repartiendo por todos los comensales.

El tema de los jóvenes en grupo es otro asunto a tener en cuenta. Yo he sido joven y he ido en grupo con un montón de chicos y chicas pasándolo bien, riendo, durmiendo quince en una tienda de campaña de siete. Todo eso es fantástico. Pero estamos en una situación especial. Y, una vez más, tengo que recordar la frase del personaje de Merlin en la película «Excálibur»:

«Desgraciadamente, la perdición del hombre es el olvido».

Y parece que hemos olvidado ya. Demasiado rápido. Demasiado pronto.

Por favor, recordemos que hemos estado pasando un infierno hace dos días. No permitamos que esa portada simulada del diario manipulado se convierta en una realidad. Porque puede ser una realidad. En esas fechas, incluso antes.

Vamos a pasar un gran verano, vamos a divertirnos, a descansar. Recordemos sin embargo que mucha gente está padeciendo las consecuencias de este horror del Covid-19. Los que han perdido seres queridos, y los que han  visto su vida trastocada económicamente. Mucha gente vive ambas situaciones. Y tenemos que entender que no debería de haber ni una sola persona más en esa situación.

Podemos ver que la pandemia se extiende de forma imparable en todo el mundo,  creciendo de manera desmesurada, especialmente en el continente americano, pero también en el resto de países. Y que una segunda ola sería un golpe tremendo. Si llega esa segunda ola, al menos que sea minúscula, que pase de forma suave. Que no ocurra como la pandemia de la gripe española, donde la segunda ola fue mucho peor que la primera.

Vamos a tener cuidado. Son unos meses de seguir las instrucciones sanitarias que se están dando con carácter general, en España y en el mundo. No bajemos la guardia. Hagámoslo por nosotros, y por nuestros seres queridos.

Un pequeño esfuerzo salva muchas vidas. Y eso es lo mejor que podemos hacer: sentirnos orgullosos de tomar medidas que salvan vidas. Y todo esto, con el tiempo, será un mal recuerdo.

Por el bien de todos: cuidemos nuestra salud, y la de los de nuestro entorno. Muchas gracias.

---