Llegados a diciembre de 2018, la situación con la saga Aesir-Vanir ha sido bastante cambiante en los últimos meses, y el marco actual tiene poco que ver con lo que tenía planeado en enero. Se suponía que en este momento del año la saga iba a estar terminada, pero no es así. ¿Por qué? Porque la literatura es algo vivo, y la creatividad dispone de su propio modelo de desarrollo. Quien busca enjaular la creatividad de los creadores solo está cortando las alas de la humanidad y frustrando los sueños de futuro de la especie.
Hay gente que cree, y que considera, que planificar un proyecto creativo, del tipo que sea, es similar a diseñar un edificio o un barco, o un avión. Que el arte es un proyecto que se introduce en una computadora, para cualificarlo, cuantificarlo, medirlo, y programarlo. Que el arte, que las letras, son el resultado de una ecuación que debe funcionar perfectamente.
En absoluto. El arte no tiene nada que ver con la exactitud. Ni con el rigor. Ni con la precisión. Y sí mucho con el caos. Con el caos literario de mentes dispuestas a romper todas las barreras de la lógica. Mentes dispuestas a romper los muros de la realidad. Eso es el arte. Y eso es la literatura. Nada más. Y nada menos.
En un proyecto de ingeniería, como construir un puente o mandar un cohete a la Luna, existe mucha creatividad, por supuesto. Pero también existe un plan inicial, que luego se va amoldando y adaptando, pero que sigue siempre unas mismas premisas. Si es un avión, que cumpla las especificaciones deseadas de vuelo y eficiencia. Si es un cohete, que su funcionalidad y seguridad sean las indicadas.
Los sueños, las letras, el arte, por su propia naturaleza, no caben en una máquina. En ninguna máquina. Por sofisticada que sea. Ninguna pretendida IA podrá jamás tocar el alma humana. Porque solo el alma humana es capaz de comunicar arte a sus almas hermanas.
En un proyecto artístico y creativo el propio proceso creativo se realimenta a sí mismo de una forma que es imposible de prever. Un proyecto de ingeniería cambia con el tiempo de desarrollo es cierto, pero un proyecto creativo se transforma cada día, y cada minuto. No puede detenerse, ni puede preverse lo que va a ocurrir. Quienes pretenden tener una agenda con sus proyectos creativos de futuro deberán saber que eso que han escrito hoy son sus intenciones inmediatas. Pero los seres humanos cambiamos constantemente, y lo que hoy es un plan maestro, mañana quedará en el olvido para siempre. Lo que hoy es una promesa, mañana se romperá en mil pedazos, porque no podemos atar nuestro futuro a las cadenas de nuestras promesas. Y no podemos hacerlo, porque hoy no somos la misma persona de ayer, ni mañana seremos la misma persona que somos hoy.
El plan maestro de la creatividad se reescribe cada día. Nuestro plan maestro lo es durante el instante en el que lo escribimos. Luego pasa a ser un proyecto que se amolda más o menos a nuestras circunstancias, y en un plazo de tiempo corto pasa a ser parte de una historia olvidada y superada.
Y así ha de ser. No podemos poner barreras a la creatividad. Ni podemos poner muros a nuestros pensamientos, a nuestros sueños, a nuestro futuro creativo. No podemos poner diques que impidan que fluya el mar de nuestras ideas. Ni podemos imaginar un hoy que sea igual que nuestro ayer, ni mucho menos un mañana que nunca sabremos qué nos depara. Porque las circunstancias nos hacen cambiar constantemente, y nosotros, por ello, cambiamos nuestras circunstancias, en un proceso circular que se retroalimenta constantemente, y se convierte en una fuerza impresionante que nos hace avanzar hacia el futuro.
Ese futuro es el que nos pertenece como creativos. Como dice Scott en Las entrañas de Nidavellir:
«El presente es de los cuerdos. Pero el futuro es el reino exclusivo de los locos».
Ciertamente, la locura es lo que nos da la creatividad, y esa creatividad no conoce fronteras ni límites. ¿Le han dicho a usted alguna vez que es un poco «especial», «raro», «complicado»? ¿Que no tiene sitio en esta sociedad? ¿Que ha de cambiar por el bien de todos?
Entonces alégrese; por favor, sonría ante esas palabras. Porque está usted en el camino de convertir todos esos ingredientes de los que le acusan en letras, en arte, en sueños. Cuando alguien le dice que está loco, que no se adapta, que es usted una persona problemática, esa persona le está haciendo un favor. Le está haciendo un regalo; le está demostrando que usted va por el camino adecuado para crear arte, para crear sueños, para crear un futuro lleno de imaginación. No se aflija por eso que le dicen. Al contrario; tómelo como lo que es: un regalo de los dioses.
Yo he pasado de tener doce libros planificados, a quince, a trece, a catorce, y ahora podrían ser de nuevo quince, según cómo vea que avanza la saga. Hay doce libros escritos, el próximo, «Mensajero del Nastrond» se retrasa porque estoy cambiando el final, y ya no estará en navidades. Y luego publicaré el libro IV de «La leyenda de Darwan», pero quizás haya un libro más. Pero también eliminé «Yggdrasil» el cual solo tuvo unos retales. Y todos y cada uno de esos libros nacieron de las palabras de alguien que me dijo que estaba loco. Que era un inadaptado. Que no tenía sitio en esta sociedad. A todas esas personas les debo agradecer sus palabras. Sin ellos, la saga Aesir-Vanir simplemente no existiría.
¿Es esto locura? ¿Es desorganización? ¿Es caos? Claro que sí. Lo es. Sin ninguna duda. Y es lo habitual en cualquier proceso creativo. ¿Cree usted, o se preocupa usted, porque sus planes de futuro sobre su trabajo creativo cambian cada día? Entonces va usted por el buen camino, se lo aseguro. No se deje llevar por reglas y leyes. No se deje embaucar por palabras huecas y vacías que quieren desautorizar sus sueños. Son suyos. No permita que nadie cambie eso. No permita que nadie le robe lo más importante que hay en usted: su futuro, y sus sueños.
No se convierta usted en su propia editorial, atado a fechas, a normas, a costumbres del momento, a reglas que solo atrapan nuestras ideas, en lugar de dejarlas volar. Déjese llevar, y no se frustre porque lo que había pensado en enero se parece muy poco a sus planes de diciembre. Usted ha cambiado en esos meses, y sus circunstancias con usted. No permita que sea de otra forma; no se avenga a las reglas sociales impuestas en cada momento. Escriba lo que quiera, cuando quiera, y como quiera.
Otros nos ponen cadenas muchas veces, pero son las cadenas que nos ponemos nosotros mismos las que realmente nos atan. Y son esas las primeras que deberán ser rotas para conseguir ser realmente libres.
La saga Aesir-Vanir es caos. Y yo mismo soy caos. Y me siento feliz por ello. Vivo en un mundo de fantasía, de sueños, lejos, muy lejos de la realidad cotidiana. Una realidad que uso para mi vida diaria y mi trabajo para sobrevivir, por supuesto. ¿El resto del tiempo? Cierro las puertas de ese mundo real, y abro el mundo de la imaginación y los sueños. Este blog, y la saga Aesir-Vanir, son dos ejemplos. Haga usted lo mismo, y con el tiempo comprenderá el poder que encierra esa decisión. El poder de controlar el pasado, el presente, y el futuro, de los universos que crea con su pluma. Un mundo infinito, mil veces más grande que el universo.
¿Hay algo más maravilloso que la creatividad de nuestras almas? Solo una cosa: no renunciar nunca a esa creatividad. Esa es la clave de nuestra victoria. Que nadie se la arrebate. Ni hoy. Ni nunca.
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