La Luna, Star Trek, y utopías del futuro

Vamos con una nueva entrada que podrá sonar polémica a algunos. Al fin y al cabo, discuto aquí la necesidad de seguir por el camino que nos está llevando a la extinción como civilización (aún no como especie, aunque todo llegará), y propongo alternativas que podrían dar un nuevo camino a la humanidad. Y eso molesta a mucha gente. Hablar de cambio produce miedo, y el miedo paraliza a la sociedad, como bien saben aquellos que solo saben hablar de populismos.

Las nuevas ideas, las ideas de una humanidad mejor para todos, son tildadas de revolucionarias, y de romper el statu quo actual, cuando precisamente es ese statu quo el que nos lleva irremediablemente al desastre.

Alguien le dijo una vez a Isaac Asimov: «Estoy harto de derechos civiles. Me gustaría que volviese el tiempo de los esclavos». Asimov replicó: «¡Sería terrible!». Aquel individuo preguntó: «Por qué?» La respuesta de Asimov fue: «Nosotros seríamos los esclavos».

Creo que eso condensa perfectamente ese sueño de una humanidad donde un poder se mantiene con el control porque otra gran parte de la humanidad vive un sacrificio diario para ese poder.

En todo caso, una vez más, pido disculpas a quien se pueda sentir ofendido. Si alguien considera que estoy equivocado, estaré encantado de debatir cualquier idea.

Pero no callaré, ni me preocuparé por mi imagen, que es de todas formas minúscula, frente al gigante de Internet.

Diré lo que tengo que decir, siempre, aunque solo me escuchen los gatos y el silencio.

Comencemos.

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Son muchos los que disfrutan viendo la utopía de Star Trek, pero, paradójicamente, nunca la aceptarían en el mundo real de sus vidas.

El pasado viernes 6 de septiembre de 2019, la sonda lunar Chandrayaan 2 de la India se estrelló contra la Luna en la fase final de aproximación. Se perdió el contacto a dos kilómetros de altura de la superficie lunar.

Previamente, en agosto, una pequeña sonda israelí terminó igual: se estrelló contra la Luna.

La NASA no enviará su primera cápsula, no tripulada, a la Luna, hasta el 2020 o 2021, dentro del reciente bautizado como proyecto Artemisa, o Artemis. La cápsula no llevará tripulación, y por supuesto no alunizará. La siguiente cápsula no se espera hasta 2022, incluso 2023. Recordemos que hace no mucho Donald Trump decía que habría seres humanos para 2024. Ahora resulta, como era de esperar y comenté en su momento, que todo eso era simplemente un cuento del presidente de Estados Unidos. ¡Qué sorpresa!

Se requiere desarrollar nuevas tecnologías que están en sus primeras fases, o incluso en planos. El cohete SLS (Space Launch System), el más potente de la historia, todavía se halla en fase de pruebas iniciales. Otros elementos como todo el material lunar (rovers, habitáculos, etc) están en fase de concurso o en bocetos iniciales en planos.

Europa, por cierto, ni está presente, ni se la espera en esta carrera a la Luna. Colabora con la NASA, eso sí, en aspectos relativamente importantes, como el módulo de servicio de la cápsula Orión. En cuanto a Rusia, después de perder la carrera espacial a la Luna en los años sesenta, ahora no tiene recursos ni posibilidades de organizar una nueva carrera para llevar seres humanos a la Luna. Están probando un misil con un reactor nuclear que les estalló directamente en la cara, contaminando con radiación la zona y provocando varias muertes.

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Artemis es el proyecto estadounidense para ir a la Luna en 2024; a este paso, tendrán suerte si llegan en 2028.

Dividamos para no vencer.

¿A qué nos lleva todo esto? A una reflexión: la humanidad pierde el tiempo dividiendo sus fuerzas. Los ridículos nacionalismos y fronteras artificiales que hemos creado los seres humanos derivan de un sentido tribal muy antiguo, en el que la supervivencia dependía de cuidar a nuestra tribu frente a las otras. En la película «2001: una odisea del espacio» se representa perfectamente este sentido de la tribalidad.

¿Debemos seguir comportándonos como seres tribales? ¿Hasta cuándo?

Alguien podría pensar que no amo las banderas, los himnos, las proclamas patrióticas, los desfiles, las medallas a los héroes de la patria, los discursos sobre el glorioso pasado de este o aquel pueblo… y tendrá toda la razón. Como ocurre con la religión, respeto los sentimientos de los demás. Y, como ocurre con la religión, espero que se respete mi idea de que, unidos, somos mejores, más fuertes, más decisivos a la hora de crear un mundo mejor para todos.

Arriemos las banderas, y despleguemos la razón como nuevo camino para la humanidad. Ascendamos en la escala de las civilizaciones. Esa es mi idea.

Una curiosa paradoja que mezcla ciencia ficción y realidad.

Ahora vamos a hacer un pequeño ejercicio de imaginación, donde lanzo una hipótesis:

Imagine por un momento un mundo donde no hay fronteras. Donde no hay un poder económico. Donde no existe prácticamente el concepto de propiedad privada. Donde, de hecho, no hay empresas privadas. Y donde el ser humano tiene los mismos derechos y deberes en cualquier parte del mundo.

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En 2001 se representa perfectamente el sentido de tribalidad y lucha por los escasos recursos

¿Comunismo? No. No es lo que parece.

¿Les suena? ¿Es comunismo? ¿Estoy fomentando el comunismo en este blog? ¿Soy un nuevo Stalin?

No. Ni mucho menos. El mundo que he descrito en el párrafo anterior existe. Y tiene millones, muchos millones de seguidores en todo el mundo.

¿Qué mundo es ese? Es, por supuesto, el mundo de Star Trek.

Fíjese en la paradoja: las ideas antes expuestas tienen un claro mensaje comunista. Y, sin embargo, Star Trek es seguido por millones de fans, y es un ejemplo de sociedad casi perfecta, a la que muchos querrían aspirar.

Qué contradicción.

¿Les decimos a todos esos fans de Star Trek de Estados Unidos, muchos de ellos del partido republicano, que están siguiendo una serie de películas y series sobre un mundo ideal que se basa en ideas que parecen sacadas del ideal comunista? ¿Qué pensarían si descubriesen que ese mundo ideal que tanto les gusta se basa en ideas de un comunismo que nunca ha funcionado en el mundo real? Y digo que no ha funcionado porque no funcionó en la antigua Unión Soviética, ni lo hace en Corea del Norte. Ni en China, que no es realmente comunista, sino una dictadura obsesionada con el control del ser humano. Una obsesión que es la raíz de su destrucción, como se verá con el tiempo.

Star Trek es una sociedad utópica con un claro formato comunista. Tiene millones de seguidores. Yo también sigo Star Trek. Pero, precisamente por su naturaleza, es una sociedad que no puede existir. La humanidad no puede vivir en un mundo de igualdad. De respeto. De tolerancia. De oportunidades para todos. Las pruebas son irrefutables, y podemos verlas cada día. Tanto hablar de tolerancia y la simiente de la diferencia se halla inmersa en lo más profundo de nuestra sociedad. Arrancar esa simiente es como arrancar un cáncer con metástasis. Habrá que inventar algo nuevo, revolucionario, si queremos una nueva sociedad.

¿Soluciones? Si no podemos crear una sociedad como la de Star Trek, entonces tendremos que crear algo que pueda dar resultados similares, pero que tenga una estructura política y social realista. Lejos del comunismo, pero cercana a algo que pueda funcionar y ser útil para crear un mundo mejor. Porque la alternativa es seguir como hasta ahora, y si cambiar es revolucionario, permanecer igual es aún peor.

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La Estación Espacial Internacional demuestra que, juntos, somos más fuertes

Colaboración internacional: algo más que un futuro.

Pero volvamos con el tema inicial. ¿Se imaginan lo que podría lograrse si todas las agencias espaciales colaborasen en un proyecto internacional para ir a la Luna, y compartir los avances, descubrimientos, y territorios, todas unidas?

¿Considera que es utópico? ¿Lo ve? Ya estamos, de pronto, en el mundo de Star Trek, donde la gente ha decidido que los valores humanos y de progreso son más importantes que las ambiciones territoriales y económicas. Donde el planeta está unido, y no hay guerras, ni hambre, ni dolor. Desgraciadamente, un mundo así está lejos de ser real. Lo podemos ver en el cine. En televisión. En los videojuegos de Star Trek. Pero no en el mundo real.

¿Qué significa eso? Significa, sencillamente, que el mundo de Star Trek no es posible en el mundo real. No podemos soñar con crear un mundo como el de Star Trek. Podemos ir a ver las películas, las series, y soñar con los maravillosos avances que una humanidad unida lleva a cabo en la ficción.

Pero, en la vida real, Star Trek es una utopía imposible. China, Rusia, la India, Estados Unidos, o Israel, Japón también, nunca cederán su soberanía para crear una plataforma conjunta tecnológica que permita a la humanidad alcanzar las estrellas.

Y eso, paradójicamente, será el fin de la humanidad. Porque solo unidos podremos encontrar soluciones a los problemas que atañen a toda la humanidad. Ni las fronteras, ni el poder del dinero, ni las guerras absurdas entre países, ni la competencia ridícula en la conquista del espacio, podrán crear soluciones.

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Blade Runner nos muestra un futuro mucho más creíble que Star Trek, donde las grandes corporaciones han tomado el control, y en donde la explotación y la brutalidad siguen siendo la marca reconocida de la humanidad

Colisionando contra la cruda realidad.

Todos estos fracasos son la prueba más directa y palpable de cómo la humanidad pierde el tiempo con su ego, tratando de que «su país», «su bandera», «su orgullo», «su honor» sean bendecidos poniendo un pedazo de metal en la Luna, y hacer que el ego del país se eleve a cotas increíbles.

Pero, ni hay éxitos, ni hay alunizajes, ni hay aplausos, ni hay banderas, ni hay discursos. Solo hay fracasos. Y, lo más importante: aunque haya éxitos, serán parciales, ridículos, comparados con los que podrían lograrse si se trabajase en un solo proyecto internacional. Como la Estación Espacial Internacional, que ha sido un ejemplo de colaboración, dentro de lo que cabe claro. Pero es la excepción que confirma la regla.

Cyberpunk 2077, impresionante videojuego para el año 2020, y claramente inspirado en obras como Blade Runner, nos muestra ese mundo frío y caduco, donde la tecnología solo sirve para seguir conservando los rasgos simiescos y tribales de nuestros antepasados.

 

La Luna es la clave.

¿A qué se debe este entusiasmo tan aparentemente repentino por la Luna? ¿Están los gobiernos deseosos de aprender los misterios del universo? ¿De crear nuevos caminos y fronteras para la humanidad? ¿De dar nuevo sentido al futuro de la especie humana?

No, claro que no; se llama ambición territorial, y es algo que hemos ido viendo a lo largo de siglos y milenios. Se trata de un territorio nuevo, que ahora va a ser para el primero que llegue.

Los chinos se han puesto a ello, y lograron alunizar en la cara oculta de la Luna. Los estadounidenses, después de ser los primeros, ahora están nerviosos, pero son tan torpes que eligen presidentes ridículos que solo saben gritar proclamas propagandísticas inútiles.

Los chinos son mucho más inteligentes en eso. Trabajan y van haciendo progresos. Los indios hacen progresos, pero su presupuesto es tan limitado como su orgullo es gigantesco. Los israelitas disponen de empresas tecnológicas muy avanzadas, pero esto del espacio, ya lo he repetido otras veces por activa y por pasiva, requiere de mucho más que unos cuantos genios. Los rusos querrían estar en esa carrera, pero, como he dicho antes, no les es posible jugar a ese juego ahora.

La humanidad será una, o no será.

Es así de claro, y de evidente, al menos, para mí. O la humanidad da un paso decisivo en dejar de lado sus ridículas diferencias y sus competiciones, sus fronteras y sus banderas, y busca trabajar, todos juntos, por crear un mundo mejor, o el conflicto llevará irremediablemente al fin de esta civilización. No de la especie, por supuesto. Pero sí a perder una oportunidad de oro para crear un nuevo camino para toda la especie humana.

Precisamente ese es el sueño de Star Trek. Esa utopía increíble que tantos millones de seguidores tienen. Pero, cuando acaban de ver un capítulo, apagan la tele, y vuelven a su tribalismo original.

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¿Mi opinión? Está en mis libros, pero ya se la resumo: mis esperanzas son muy pocas. De hecho, tienden a cero. Quisiera ser más optimista. Tener una visión más positiva. Pero no puedo. Yo querría ser más positivo. Pero los hechos, y mi edad, son argumentos en contra. Recordemos aquella frase:

«Un pesimista es un optimista con experiencia».

Y yo he acumulado ya algo de experiencia sobre este mundo y esta especie, que se cree el centro del universo y que es el juguete preferido de un Ser Superior.

Lamento informar que ese Ser Superior no nos va arreglar los problemas. Incluso si existe, mirará por su televisor, mientras se toma una Cocacola y unas palomitas, cómo la humanidad se destroza en guerras y disputas infinitas. No bajará a poner orden, ni hará nada por nosotros. Por lo tanto, que exista o no es indiferente: su inacción lo hace indiferente a su existencia.

Conclusión.

Eso sí, tengo un hilo de esperanza todavía. Pero es muy débil. Quizás algún día alguien comprenderá que hay que cambiar de paradigmas para salvar esta sociedad, y comience a trabajar en ello. E incluso triunfa. Será tildado de revolucionario, de muchas cosas. Pero, si sirve para crear un nuevo camino para la humanidad, habrá valido la pena.

De momento voy a ponerme una película de Star Trek. Y, sobre este tema, yo les recomiendo «Star Trek VI: aquel país desconocido». El país desconocido es el futuro. Y el famoso capitán Kirk lucha por preservar la paz en la galaxia.

Tarea noble, en la que, como siempre, está solo. Pero es Star Trek, y el bien triunfa por supuesto. En el mundo real, las cosas pueden ser muy distintas.

 

Autor: Fenrir

Amateur writer, I like aviation, movies, beer, and a good talk about anything that concerns the human being. Current status: Deceased.

2 opiniones en “La Luna, Star Trek, y utopías del futuro”

  1. Buen día, leyendo tu post, realmente coincido contigo en que se debería dejar de lado colores, banderas, orgullos y todas esas cosas que hacen daño, pero por desgracia para mucha gente, es un gran negocio el que existan esos rencores y problemas, al parecer esa separación beneficia a mucha gente con poder y dinero, definitivamente sería ideal que las cosas pasaran para bien de todos de una manera en la que entendiéramos el significado de compartir y colaborar, esperemos que no sea necesaria una experiencia de desastre mundial, para que la gente entienda que al final, todos somos iguales, un saludo y excelente tema.

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    1. Hola, efectivamente, el modelo actual está bloqueado porque el 10% de la población controla el 90% de los recursos y dinero del planeta, y no van a permitir que eso cambie. Se da la paradoja de que en la Tierra hay recursos de sobra para todos, pero el modelo de desequilibrio social es tan grande que ahoga a millones, mientras unos pocos miles no saben en qué gastar sus fortunas. No se trata de no valorar el esfuerzo; se trata de valorar que cada ser humano tenga, al menos, una oportunidad de demostrar su valía, y de darle lo mínimo para su sostenimiento. Se podría hacer, solo con el presupuesto de un año en gastos militares de los países estaría prácticamente solucionado. Pero es un sueño. Un sueño llamado Star Trek. Cordiales saludos.

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