Estos días se ha hablado mucho de un iPhone y de Apple. El FBI quería que Apple le permitiese acceder al teléfono, al pensar que podía haber información vital sobre un reciente ataque terrorista. Apple se ha opuesto, explicando que no se puede crear un sistema que rompa la seguridad de los teléfonos. No porque no sea posible. Sino porque no sería ético. El debate, por supuesto, ha sido candente. Y muy interesante. Algunos acusaban a Apple de estar al lado de los terroristas. Lamentable.
La idea final del FBI, y de otros organismos públicos, es que todos los teléfonos tengan lo que se conoce como una puerta trasera. Una forma de acceder a los datos de cualquier teléfono, tablet, o cualquier otro dispositivo. También, obligar a que whatsapp y otros sistemas no encripten la información, para que pueda ser interceptada por el gobierno. Mucha gente está de acuerdo con esto. La seguridad tiene prioridad ante la libertad.
Traigo malas noticias. Este asunto, aunque parezca nuevo, tiene miles de años. Cualquier organismo que pueda usar la información para el bien, la puede usar para otros fines. Porque no existe el bien, o el mal. Existe la libertad del individuo a tener una privacidad que debe ser respetada.

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