Todos los que somos de la era anterior a Internet, y quizás algunos de los que son posteriores, tenemos libretas perdidas con textos que nunca llegaron a convencernos. Relatos, novelas, reflexiones, pensamientos, poemas, ensayos, contenidos en general que quedaron, y quedarán, para siempre, en el baúl de los textos perdidos.
Estaba recientemente escribiendo una nueva entrada para este blog, cuando, al terminar de revisarlo, decidí que el texto no merecía la pena ser publicado. Quizás porque es demasiado personal, quizás porque el contenido no tiene un valor que pueda ser de interés para el lector, o quizás porque, simplemente, no es algo que merezca la pena ser leído.
Visto lo visto, ese texto conforma el número 63 de los textos que tengo aparcados para este blog de La leyenda de Darwan, y que, en su inmensa mayoría, nunca verán la luz. Eso significa que casi uno de cada diez textos que escribo va directamente a la basura. Textos condenados porque no han superado la prueba que nosotros nos imponemos a nosotros mismos. Y la doble pregunta que surge es:
¿Cuál es el punto, cuál es la condición, según la cual, un texto no superará la prueba? ¿Cómo podemos saber si un texto determinado podrá gustar o no al lector?
Habrán observado, los que tengan un blog con contenidos diversos, que ocurre un fenómeno curioso: un texto puede tener un cierto número de lecturas, pero luego, con el paso del tiempo, determinados textos siguen teniendo lecturas, con una periodicidad bastante asombrosa. en mi caso, hay cosas que escribí hace un año, dos años, tres años, y siguen teniendo lecturas de una forma más o menos constante. Otros, los escribí con entusiasmo, y nunca más volvieron a pasar por la vista de un lector.
Eso es normal, nos pasa a todos. Pero ¿qué condiciones se dan para ello? ¿Por qué precisamente unos textos disfrutan de una continuidad, mientras otros son relegados al olvido?
Es muy importante, como escritores, que nos hagamos esta pregunta. Si queremos llegar a los lectores, si realmente nos importa ser leídos, siendo por supuesto fieles a nuestro estilo, tenemos que delimitar qué parámetros son los que han provocado que este o aquel texto sea leído de forma estable a lo largo del tiempo.
Las razones externas son la posición en los buscadores como Google, por supuesto, y el hecho de que alguien, en alguna web con cierto movimiento, haya podido enlazar nuestro texto. Pero eso por sí solo no determina muchas de las lecturas que podemos llegar a tener. Un elemento fundamental es que el tema sea de interés, pero también, que esté escrito de forma amena y cercana, incluso aunque se trate de algún texto de carácter complejo. Decía Albert Einstein que, si no puedes explicar algo de forma fácil, es que no lo has entendido. Y creo que el viejo sabio tenía mucha razón.
Pero la esencia del problema continúa. ¿Cuál de esos 63 textos que tengo en el cajón sería del interés de los lectores? ¿Cuál de ellos podría llegar a tener una lectura relativamente importante? Siempre teniendo en cuenta el bajísimo tráfico de la web obviamente, que en el caso de La leyenda de Darwan es de unas 100 visitas diarias, es decir, un nivel realmente pequeño, propio de un aficionado. Pero eso no ha de importarnos, al contrario. Hemos de valorar que 100 personas se animan de forma diaria a leer textos diversos del blog, y son tan importantes como si fuesen un millón. Son nuestros lectores, y queremos que lean contenidos de su interés, que les aporte información interesante, adecuada, y entretenida. Por lo tanto, hemos de considerar el siguiente aspecto: ¿cuántas de esas 100 visitas podrían haberse interesado por alguno de esos textos perdidos?
El problema se agrava porque no existe una varita mágica, y podemos observar que los textos que más se leen son a veces muy distintos entre sí. Suele decirse: «escribe de esta forma o de esta otra, haz esto, haz lo otro, sube, baja, salta, baila…».
No. Si fuese así, sería muy fácil llegar al lector. No existe un criterio absoluto para determinar qué va a gustar, y qué va a quedar en el rincón del olvido. Sí, hay guías generales, pero poco más.
Por lo tanto, la pregunta todavía se torna más compleja: ¿este texto que he escrito, será interesante? Puede que no nos lo parezca a nosotros, pero a veces me he llevado sorpresas. Algunos textos que he publicado con muy pocas esperanzas han gustado, y se siguen leyendo tras el paso del tiempo, mientras que otros de los que estaba orgulloso, han quedado enterrados en las arenas del olvido. En el baúl del vacío. ¿Por qué? Porque mis criterios de selección, y los de los lectores, difieren, a veces de forma considerable.

Solemos ser muy críticos con algunos textos que escribimos, pero otros nos embriagan como un vino suave. El caso es que, como escritores, nuestro criterio se ve nublado por nuestra propia autoría. En ese sentido, podemos, con la experiencia, llegar a delimitar qué va a gustar, y qué no. Pero tratar de ser críticos de nuestra propia obra, eso se torna en casi imposible. Podemos tener una intuición. Pero no podemos leer la mente de los lectores, para saber con seguridad si algo gustará o no.
Conclusión, si es que es posible: haga lo que le diga su instinto. No espere que, por mucho consejo que lea, pueda encontrar la fórmula para llegar al lector. Déjese llevar por su intuición, trabajar bien, escribir bien, hacer las cosas con criterio, ser siempre respetuoso, y tratar al lector con todo el cuidado del mundo. Darle textos que puedan aportarle algo, y hablar de uno mismo, pero no demasiado. Al lector le interesa la historia que se le cuenta, y se puede adornar con experiencias personales. Pero sin que sienta que el autor se está volviendo en protagonista del blog.
Contenido de calidad, un poco de humanidad y sentimiento, algo de humor pero sin exagerar, textos dinámicos, y equilibrio. Esa es la fórmula para, por lo menos, mantener el blog en marcha. Otras cosas son llamar la atención, se puede salir en la televisión un día escribiendo alguna locura, pero nada más. El éxito se trabaja cada día, y el éxito se mide por la calidad de los lectores. Si estos vuelven a su blog tras haberlo visitado por primera vez, ha triunfado.
No todos lo harán, pero si uno de cada cincuenta lectores vuelve al blog, está empezando algo importante. Y de eso se trata: de un acuerdo entre el lector y el escritor. Ese es el mejor acuerdo para seguir adelante. No existe fórmula éxito, pero sí existe fórmula para el desastre. Ya que no tenemos la primera, intentemos trabajar la segunda. Y podremos sentirnos felices de aportar algo al mundo de los blogs.
P.D.: ¿llegaré a publicar este texto? No lo tengo claro…
Me pasa, tengo también ese baul, y también libretas, y servilletas de café y hojas arrugadas y lo peor es que muchas veces escribiendo en la pc solo pongo «eliminar» por que considero que no valía la pena…y la verdad, a veces, digo no estaré equivocada? Un saludo, comparto tu sentir….te leo..
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Siempre hemos de ser críticos con nuestro trabajo, pero cuántos de esos textos merecían la pena nunca lo sabremos. Un abrazo y gracias por compartir tus pensamientos.
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