Se va septiembre, y un pequeño obsequio

Despedimos septiembre con unas cifras importantes en cuanto a visitas (60.000 en lo que va de año), y eso que pensé en su momento que los números de 2019 eran insuperables, y tocaba empezar a caer. También son ya 600 los seguidores, a los que agradezco su interés en la página.

Como siempre, son ustedes, los lectores, los responsables. Este no es un blog que se caracterice por grandes masas de gentes visitando los artículos, pero sí es cierto que las visitas son sostenidas en artículos diversos, especialmente los de humanidades y literatura. Ah, y hace poco me crucé con un lector que estaba leyendo uno de mis libros. Es la primera vez que tengo constancia física de un lector que lee uno de mis libros sin necesidad de que tenga que torturarlo (y que no sea mi hermana u otro familiar).

Así que, para celebrar estos datos, he traído hoy algo especial: un fondo de pantalla con un fotograma del próximo capítulo de «Caminos a lo desconocido«, que actualmente estoy preparando, y que tienen abajo de este texto. En este nuevo capítulo hablaremos del proceso de extinción de la humanidad en la Tierra, y para ver su fase final visitaremos un planeta no muy lejano al nuestro.

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El baúl de los textos perdidos

Todos los que somos de la era anterior a Internet, y  quizás algunos de los que son posteriores, tenemos libretas perdidas con textos que nunca llegaron a convencernos. Relatos, novelas, reflexiones, pensamientos, poemas, ensayos, contenidos en general que quedaron, y quedarán, para siempre, en el baúl de los textos perdidos.

Estaba recientemente escribiendo una nueva entrada para este blog, cuando, al terminar de revisarlo, decidí que el texto no merecía la pena ser publicado. Quizás porque es demasiado personal, quizás porque el contenido no tiene un valor que pueda ser de interés para el lector, o quizás porque, simplemente, no es algo que merezca la pena ser leído.

Visto lo visto, ese texto conforma el número 63 de los textos que tengo aparcados para este blog de La leyenda de Darwan, y que, en su inmensa mayoría, nunca verán la luz. Eso significa que casi uno de cada diez textos que escribo va directamente a la basura. Textos condenados porque no han superado la prueba que nosotros nos imponemos a nosotros mismos. Y la doble pregunta que surge es:

¿Cuál es el punto, cuál es la condición, según la cual, un texto no superará la prueba? ¿Cómo podemos saber si un texto determinado podrá gustar o no al lector?

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Un poco de humor en La leyenda de Darwan

¿Cuánto caos puede haber en un disco duro? Si la entropía de un agujero negro tiende a infinito, ¿la de un escritor puede llegar a superarla? Probablemente.

El caso es que, trasteando entre los cincuenta discos duros que tengo por ahí con quinientas versiones de mil documentos de los libros, me he encontrado una imagen de mi amigo y compañero A. R. Cano, el dibujante y pintor responsable de las portadas de «La leyenda de Darwan». Se trata de un sencillo y divertido comic relacionado con una escena de «La leyenda de Darwan III: los dientes de Fenrir», en la que un tripulante se dirige a Helen, a la que llaman «Freyja», y que es una de las dos protagonistas de la saga Aesir-Vanir (siendo la otra Sandra).

Las tripulaciones de las naves están compuestas por grupos heterogéneos de personas de todos los países, pero es cierto que tienden a reunirse en naves con culturas que le son afines. Por ejemplo, la «Charles de Gaulle» contiene grupos importantes de personas de origen francés. Esto no se explica en los libros, pero se intuye aproximadamente.

En base a eso, Cano dibujó esta pequeña broma de la «nave española», que parece descuidar sus tareas de defensa de la flota porque están entretenidos en otros temas.

Un pequeño y muy querido documento que quería traer aquí para conservar, y como homenaje a la paciencia que tuvo conmigo durante el diseño de las portadas.

Mientras tanto, sigo con la escritura de los relatos restantes del Libro XII, tarea que está siendo bastante complicada por la falta de tiempo que siempre sufrimos en esta vida atareada que todos llevamos. Espero publicar el siguiente relato, «La caída de los dioses I», a lo largo de la semana si no explota mi cabeza en el camino.

En este enlace se pueden ver algunos trabajos de A. R. Cano. Muchas gracias.

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Homenaje al primer coche en el espacio

Quién lo iba a decir. La traición de los medios, la complicidad de las masas, y el olvido de los ignorantes, le jugaron una mala pasada. Pero algunos queremos reivindicar la verdad. Que está ahí fuera, nunca mejor dicho. Sobre la Luna.

Rover había sido un coche que había nacido a la luz de una nueva era. La era del espacio. La era de una nueva senda. La era de una humanidad que buscaba viajar a las estrellas. Vino a este mundo para demostrar que los viajes no se hacen solo en la Tierra; que se puede viajar por otros mundos, de forma segura, sin peligros, y con el mejor diseño de los mejores especialistas.

Rover fue el coche eléctrico que fue a la Luna. No una vez, sino tres, en los Apollo XV, XVI, y XVII. Fue diseñado para hacer un trabajo: permitir a los astronautas recorrer distancias que no podrían caminando, y de esta forma analizar mucho mejor las características geológicas de la Luna. Fue una herramienta de trabajo sensacional, que dio un resultado altamente satisfactorio.

Ahora, todo el mundo habla del coche Roadster de Tesla. Un pedazo de hierro inútil que flota en el espacio, y que ni siquiera viaja a donde estaba planificado. Además, se ha calculado que podría estrellarse contra la Tierra, o contra Venus. Un trasto inútil flotando en el espacio para llenar el ego de un hombre, que podría haber lanzado algo útil, como una sonda, o un satélite, o cualquier otra cosa que se le ocurriera a algún genio de la ciencia.

Pero no, había que lanzar un coche que no sirve para nada fuera de la Tierra, con el fin de convertir el espacio en la primera campaña de publicidad de la historia.

Por eso, va aquí, en este pequeño homenaje, mi dedicatoria a Rover. El que sí fue primer coche en el espacio. Y además, diseñado para viajar al espacio. Y que además, dio un servicio al progreso de la ciencia. Queremos trastos útiles flotando en la galaxia. No anuncios de empresas para llenar la galaxia de publicidad. Ya tenemos bastante en la Tierra. Anuncios, y ego. Dejemos eso aquí, y salgamos fuera con un poco más de humildad, y con toneladas de curiosidad por conocer el universo.

Rover fue el primero. Se podrá olvidar. Pero su gran servicio al progreso nadie, nunca, lo podrá negar. Gracias, Rover.

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Tus amigos no te olvidan

Las cuatro fases depresivas del escritor

No falla: cada vez que un escritor termina de escribir algo, tenga dos líneas, o doscientas mil, ocurre lo mismo: depresión. ¿Cómo soy capaz de escribir esta basura? ¿Por qué he perdido la inspiración? ¿Qué castigo me envían los dioses desde el Hades de la locura?

No a todos los escritores les pasa, pero seamos sinceros: la mayoría pasan por un proceso que es, por lo general, descendente, y que tiene cuatro fases.  Son las cuatro fases depresivas del escritor. Vamos a verlas.

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Cuando no crees que solo crees en lo que quieres creer

Hablaban el otro día en un diario de por qué no nos creemos lo que se nos dice cuando se nos dice algo que no queremos creer. Básicamente, los seres humanos tendemos a crear una serie de principios que modelan nuestra vida y nuestra personalidad, y que es fruto de las experiencias, la cultura, y la educación que hemos recibido.

Cuando no se enseña a desarrollar un espíritu crítico adecuado y adaptativo, tendemos a crear nuestro propio modelo crítico, en el que damos valor a aquello que nos hace sentir cómodos, o, como se dice ahora, «en nuestra área de confort».

En los comentarios, mucha gente criticaba un estudio que quería demostrar que solo creemos aquello que queremos creer, con críticas que indicaban que el estudio solo quería hacernos creer en lo que el estudio quiere hacernos creer, demostrando, una vez más, que un estudio que quiere demostrarnos que creemos solo lo que queremos creer, lleva a muchos a no creer en ese estudio que precisamente pretende demostrar que solo creemos lo que queremos creer.

Deberíamos ser cuidadosos con todo lo que escuchamos y leemos, y no creer cosas por el simple hecho de que concuerdan con nuestras ideas, y eliminar aquellas que no lo hacen. Disponer de un espíritu crítico, saber elegir fuentes, y eliminar aquellas que son tóxicas y manipuladoras, es algo sin duda complejo y difícil.

Porque cada fuente tiene sus propios intereses, pero es evidente que algunos tienen tendencias políticas, pero otros tienen tendencias sociales, que pretenden cambiar a la opinión pública mediante la manipulación directa y la mentira. Hay mucha gente ganando dinero ahora mismo con la mentira.

Y ese es, sin ninguna duda, el problema principal a tratar en estas sociedades modernas e hipercomunicadas. Y créame cuando le digo que este problema cambia poderes constantemente. No lo digo yo; lo dice la historia, que tiene ejemplos claros y concisos.

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Matemáticas divertidas, una ecuación a resolver

Llegan las navidades, y los pequeños de la casa, los que puedan, recibirán sus correspondientes regalos. Básicamente podemos dividirlos en los clásicos, de los que siempre se anuncia su final sin que llegue, afortunadamente, y los nuevos, que se centran, sobre todo, en las siempre atractivas consolas que casi todos los niños quieren. Consolas para los niños que, no nos engañemos, disfrutan mucho, y a veces mucho más, los padres.

Es importante, es fundamental, que los niños jueguen. Obsesionarse con los estudios es tremendamente negativo, y la presión excesiva para que los críos estudien solo provoca una reacción adversa. Tampoco es bueno que se pasen el día jugando a la consola, pero no lo olvidemos: tampoco es bueno que se pasen el día jugando al fútbol, o practicando cualquier otra actividad. Todo tiene su tiempo y su cantidad. Como todo en la vida, hay que buscar el equilibrio.

Y luego hay que estudiar. Y las temidas mates son un reto, ahora, y siempre. Llegar al colegio padeciendo porque hay clase de «mates» es un camino peligroso para el desarrollo intelectual de los jóvenes. Pero hay soluciones. Vamos a verlo.

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El éxito del fracaso, un éxito asegurado

Hoy estoy vago, más incluso de lo habitual. Estaba repasando los artículos de este año más leídos. Por cierto, hace un mes que hemos superado las lecturas de todo el año pasado, así que no puedo más que agradecer a los lectores su interés por esta página. Si ahora me invitan a una cerveza y olivas mi felicidad será total.

Es broma. Pueden saltarse las olivas. En cualquier caso, como hoy no estoy inspirado, creo que es bueno recordar ese texto, que habla de cómo fracasar como escritor. Yo, como experto en fracasar como escritor y como persona, puedo dar fe que fracasar es un trabajo duro, que requiere constancia y dedicación.

Este texto se basa en mis tiempos cuando aún estaba metido en grupos de literatura de Facebook, de los que ya me he borrado, en un ejercicio de limpieza mental que me era muy necesario.

Puede leer el lector el artículo en este enlace. Fracase en la vida de vez en cuando. Es bueno para darnos cuenta de que el fracaso enseña muchas cosas, generalmente más que el éxito. Fracase; dese de bruces contra el suelo y la realidad, y habrá dado el primer paso para el éxito. El segundo paso lo explicaré cuando yo mismo lo haya averiguado. Feliz semana.

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Niños raptados y enviados a Marte, y yo con estos pelos

¡Vamos señora que se me llevan las teorías conspiranoicas de las manos! ¡Llévese dos teorías absurdas y propias de los más ignorantes, y le regalamos una tierra plana y una invasión alienígena con fin del mundo, todo incluido!

En fin, hablando en serio ahora, ya tenemos la nueva teoría conspirativa, que se basa en el rapto de niños para ser usados como esclavos sexuales en una oscura y oculta base secreta en Marte. Pero, ¿no era que no habíamos llegado a la Luna? ¿Ahora estamos en Marte?

¿Cuál es el problema de esta teoría? Es demasiado absurda y estúpida como para creer que alguien se la tome en serio. Pues bien, cientos de miles de personas en Estados Unidos se creen esta patraña, mientras niegan cualquier hecho científico verificable. ¿Dónde radica el problema?

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Imagen de una ciudad de Marte un sábado por la tarde

En la educación. Si queremos enterrar este tipo de situaciones, si queremos tener democracias reales, si queremos conseguir países con derechos humanos auténticos, y si queremos un futuro para la especie humana, la palabra secreta que abre la puerta al futuro es muy sencilla: EDUCACIÓN.

Dada una teoría absurda y sin sentido, miles y miles de individuos la creerán porque conecta con el subconsciente de esas personas, que necesitan creer en conspiraciones sin sentido para sentir que sus vidas tienen un significado. Yo propongo raptar a esos niños, y a esos adultos, y llevarlos a la escuela, donde sean educados en valores como el respeto, el pensamiento crítico, la argumentación, y el modelo de reflexión racional, todo ello bajo la idea de que el método científico es hoy por hoy la herramienta ideal para conocer el universo y al ser humano.

Preparo una pequeña broma sobre este tema de las conspiraciones que presentaré dentro de poco. Algo sencillo y sin consecuencias ni ataques a nadie, que nadie se asuste, y que solo tendrá el objetivo de obtener una sonrisa. Por lo demás, recuerde, señor, o señora: su hijo, o su hija, podría ser enviado a Marte como esclavo. Es tan ridículo que sinceramente solo me queda pensar que, algún día, la humanidad dará un salto evolutivo para dejar de creer en fantasías absurdas. Pero tengo mis dudas. Tengo muchas, muchas dudas.

Nos vemos en Marte. Invito a copas a quien venga a mi casa frente al monte Olimpo. Un abrazo.


Otra entrada de la noticia, en el que la NASA se ha visto obligada a negar que tengan niños secuestrados en Marte.

Note el lector que en el enlace que he puesto a la noticia, en los comentarios hay gente que apoya esta idea de que el rapto de niños para llevarlos a Marte es real. No tengo nada más que decir señoría.

Ah, la pequeña broma de la que hablo tendrá que ver con los chemtrails. ¡Avisado está!

La maravillosa magia de las redes sociales

Que soy bastante enemigo de las redes sociales no es ningún secreto. Sin embargo, las uso profusamente para divulgar mi trabajo, tanto el de esta página como el de la «otra» página con contenidos en el polo opuesto a los de esta (ni siquiera el idioma es el mismo).

Me encanta leer a esos expertos que dan normas fabulosas del tipo «cómo sacar el mayor provecho de las redes sociales» o quizás del tipo «usa las redes sociales para mejorar tu profesión y tu vida». Mire usted, perdone que le diga algo: yo reconozco que la presencia en las redes sociales es importante, sobre todo si se trata de temas profesionales, y estoy pensando en empresas, instituciones, etc. Esas páginas tendrán visitas porque los interesados en esas empresas e instituciones irán a buscar información. También los famosos, porque los fans acuden en masa a conocer lo último de su artista o deportista favorito. Y me parece bien, no tengo nada en contra de eso.

Pero, ¿los perdidos en el espacio-tiempo como yo? ¿Qué hacemos con las redes sociales? Pues lo que hace mucha gente: intentar dar a conocer nuestro trabajo con un enorme esfuerzo, solo para ver los parcos resultados que se obtienen en el 99% de los casos. Atención, es normal, no me quejo de ello. Sé que no aparezco en Gran Hermano ni en programas similares (gracias a Zeus). Y que los contenidos que escribo hacen huir al 99% de la población. Esto de hablar de filosofía o de política hace huir al más pintado, y lo comprendo, yo también huiría de uno de mis textos si me lo encontrara navegando por Internet.

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Aquí me tenéis, completamente entregado a la lucha por la justicia, la libertad, y la humanidad

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