El otro día estaba comentando con un familiar una frase muy antigua, que me gustó mucho cuando la escuché hace como un millón de años. La frase en cuestión dice:
«Todo era caos en el universo, y dijo Dios: ¡Hágase Newton! Entonces todo fue orden. Pero entonces apareció el Demonio, que dijo a su vez: ¡Hágase Einstein! Y todo fue caos otra vez.»
Hace un mes hablé del lanzamiento del telescopio James Webb a una órbita alrededor del punto Lagrange L2, situado a 1,5 millones kilómetros de la Tierra. Puede parecer mucho, pero está a un paso de la Tierra.
Eso sí, esa distancia le permite al telescopio poder observar el universo de una forma mucho más eficiente que el Hubble. Teniendo además unos espejos que, sumados, conforman una superficie mucho mayor que la del Hubble, y teniendo en cuenta los avances y el campo electromagnético que va a observar el James Webb, básicamente el infrarrojo y una parte de la luz visible, podemos decir que este telescopio nos puede deparar grandes descubrimientos.
El día 28 de diciembre puse una pequeña inocentada sobre el telescopio James Webb, en el cual se explicaba que había encontrado vida. Era una broma, pero tenemos la esperanza de que pueda llegar a ser realidad.
De hecho el James Webb sigue su viaje al punto de Lagrange L2 para entrar en una órbita de tipo Halo. Explicaré en breve por qué el viaje se alarga, por qué se deben ir dando cortos impulsos, y qué es el Lagrange L2 y una órbita Halo (que no tiene nada que ver con el juego de Xbox claro). También explicaré el sistema para intentar detectar vida en otros mundos.
Hoy vengo con un tema que, personalmente, me parece muy preocupante. Estoy de acuerdo en el revisionismo. El histórico, el social, el cultural. Reinventarse constantemente es bueno para una sociedad.
Pero cuando esa misma sociedad pone en cuestión criterios y argumentos básicos racionales, perfectamente establecidos, y comienza a destruir todo el pasado por el mero hecho de desear cambiar el statu quo de la sociedad, para hacerla distinta, y presumiblemente mejor, que todo lo que ha habido antes, entonces entramos en una era de censura, tergiversación, manipulación, y falsedades.
Un mundo que niega las evidencias está condenado sin excusas.
Nuevo vídeo del Instituto de Física Teórica (IFT), entidad a la cual los aficionados a la física agradecemos enormemente su esfuerzo por atraer esta materia a los simples mortales que en el colegio nos quedamos en la calle, tras ser expulsados por rebeldía y actitudes antisistema. Luego se arregló la cosa… más o menos.
Sin embargo, ya he comentado en otras ocasiones que, cuando toca criticar, critico. Con todo el respeto por supuesto, pero la idea de «eres un aficionado, y por lo tanto cállate y arrodíllate ante el Maestro«, no funciona conmigo.
No. Las cosas no son así. Y voy a explicar brevemente por qué.
La frase de la semana nos la trae Richard Feynman, físico eminente, que desarrolló varias ideas portentosas en física, entre ellas la electrodinámica cuántica, por la que ganó el premio Nobel.
La vida de Feynman es apasionante tanto como su trabajo, y su contribución a esclarecer el desastre del transbordador Challenger fue crucial para demostrar la ineptitud de los altos cargos de la NASA en aquellos años. Ineptitud que llevó a la muerte de aquellos astronautas, cuando se podría haber evitado solo con escuchar las críticas de los ingenieros de la época.
Hoy vengo con una recomendación, y un reflexión. La recomendación es, sin ninguna duda, “Operación Telemark” (en noruego: Kampen om tungtvannet), miniserie de televisión noruega de seis episodios, que narra la historia de los intentos de los nazis por desarrollar un reactor nuclear funcional, y, como consecuencia del reactor, la creación de una bomba atómica. Estos intentos fueron saboteados por los aliados, en el interés de evitar una bomba nuclear nazi alemana.
Observando la actividad del volcán de La Palma, en las Islas Canarias, uno no puede por menos que impresionarse por la enorme cantidad de energía acumulada debajo de la superficie, que, en un momento dado, genera tanta presión que debe salir por algún sitio, y ese sitio es la atmósfera. Hasta que ambas presiones no se igualen, la lava, los materiales piroclásticos y los gases seguirán surtiendo.
Algo importante a tener en cuenta es que este proceso es único, y con ello quiero decir que toda esa energía consumida ya no va a poder volver a actuar, generando lo que en física se conoce como trabajo. Sí, el volcán puede generar nuevas presiones y nuevo material, pero la energía consumida en el proceso volcánico que termina con el volcán acabando su actividad, esa energía no volverá a verse, ni a poder utilizarse.
El universo es, de hecho, un volcán que todavía está activo
En el año 2016 fui invitado a un evento sobre aeronáutica y simulación, el «Madrid Air Sim Meeting», que se desarrolló durante varios años hasta que, como suele ocurrir con estos eventos, fue perdiendo fuerza.
Al inicio del audio el presentador del programa se refiere a mí como «Darkness». Que nadie se asuste, no es que yo fuera un supervillano oscuro, o un Sith preparado para destruir a Luke Skywalker. Se trataba del callsign, o el nick si lo prefieren, que usaba durante mis tiempos dedicado al mundo de la aeronáutica y la simulación aérea, y que de hecho ya usaba mucho antes, en mis tiempos del servicio militar.
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