Hace un mes hablé del lanzamiento del telescopio James Webb a una órbita alrededor del punto Lagrange L2, situado a 1,5 millones kilómetros de la Tierra. Puede parecer mucho, pero está a un paso de la Tierra.
Eso sí, esa distancia le permite al telescopio poder observar el universo de una forma mucho más eficiente que el Hubble. Teniendo además unos espejos que, sumados, conforman una superficie mucho mayor que la del Hubble, y teniendo en cuenta los avances y el campo electromagnético que va a observar el James Webb, básicamente el infrarrojo y una parte de la luz visible, podemos decir que este telescopio nos puede deparar grandes descubrimientos.
Cuando escribo estas líneas, la cápsula Dragon 2 de SpaceX está ya en órbita con dos seres humanos, camino de la Estación Espacial Internacional. La primera vez en nueve años que Estados Unidos tiene una forma de viajar al espacio sin ayuda de Rusia, y la primera vez que una cápsula de capital privado está tripulada.
Cápsula que permitirá el viaje de turistas al espacio, comenzando el turismo espacial. Caro, por supuesto. No carente de riesgos, claro. Exactamente como lo fue el volar en los primeros aviones.
En este 2020 la noticia importante a nivel literario en La leyenda de Darwan será la salida de «La leyenda de Darwan IV: Idafeld», con lo que quedará cerrada la saga que este año cumple 50 años desde que comencé a idearla. Más allá de eso, siempre he sido una persona que he querido mirar adelante, jamás volver la vista atrás excepto para ver cómo todo lo que fue se aleja para siempre. Y ahora no voy a hacer una excepción.
Todo tiene un fin, y mi vida literaria está llegando a ese fin. El primer cuatrimestre de 2020 será el último tiempo en que escriba literatura de ficción, excepto en un par de temas muy determinados, principalmente con un personaje: Alice Bossard, amiga íntima de Sandra. Con ella sí seguiré un tiempo, pero será un pasatiempo, un pequeño placer y divertimento personal.
La saga estará terminada, y yo la dejaré ahí, a disposición de quien desee leer alguno de sus libros, pero yo ya cerraré página literaria y me centraré en el ensayo, que es el tipo de material más demandado con mucha diferencia por los lectores.
La DSS Sandra es una nave estelar en el universo de la saga de libros. La he extraído del papel y convertido en nuestro hogar para visitar la galaxia y el universo. Más información en breve.
Vamos con otro artículo de SpaceX. La verdad es que me dan mucho material para mis artículos.
Siempre me ha asombrado la capacidad humana para retorcer la realidad con el fin de convertirla en aquello que se desee. De un sombrero sale un pájaro, y de una explosión fallida sale un gran logro que marca el futuro de la humanidad. Este último se lo debemos, cómo no, a Elon Musk, cuya estrella últimamente anda de capa caída después de varios escándalos vistos en el pasado reciente.
Actualmente Musk solo sirve para salir en las presentaciones y los shows, pero ya la gente no aplaude ni salta como antes. Ya no es el rockero atrevido que nos va a llevar a Marte a lomos de una aventura donde no volver es una probabilidad muy alta, y donde se va porque nos gusta el riesgo y jugar con la muerte.
Recordemos que Elon Musk ya no dirige ninguna de sus empresas, ni Tesla ni SpaceX.
Render del cohete SLS de la NASA que lanzará el proyecto Artemis para ir a la Luna
«Somos los reyes de la creación. La mayor consecución del universo. Dios nos ha elegido».
Básicamente, esa ha sido la premisa del ser humano durante toda su historia; el concepto de que el ser humano es único, irrepetible, y elegido por los dioses, o por un dios único, para un destino sagrado.
La verdad, por supuesto, que niega el noventa por ciento de la especie humana, es que somos unos recién llegados, que somos primitivos, brutales, aunque también capaces de grandes logros y maravillas. Pero estamos solos, perdidos, asustados, temerosos, y no hay nada más peligroso que un ser humano con miedo. El miedo es la causa de la mayor parte de los horrores que la humanidad ha construido durante los últimos dos millones de años. «Contact», la obra de Carl Sagan, nos habla de todo eso. Y de mucho más.
Para terminar este asunto sobre el 50 aniversario del viaje a la Luna, dejo aquí una lista de algunos de los artículos más relevantes publicados sobre la Luna y el viaje espacial, y algún que otro relacionado con el viaje a las estrellas. Incluyendo los dos sobre el especial del aniversario. Muchas gracias.
Seguimos en esta nueva entrada en la Luna. Bueno, al menos es donde parecen estar algunos, cuando hablan de viajar a nuestro satélite natural para 2024. Una idea del todo descabellada y absurda, de la que ya he hablado, y lo seguiré haciendo en un tono crítico, hasta que se recupere el sentido común.
Porque parece que últimamente algunos responsables andan soñando con fantasías de ciencia ficción, y no quieren ver la dura y terca realidad de lo que supone un proyecto de esta envergadura. Vamos pues con una nueva entrada, donde veremos cómo ese maravilloso plan para ir a la Luna en 2024 empieza a desmoronarse, y lo hace además más pronto de lo que hubiese imaginado.
Empezaré esta disertación con una idea muy sencilla:
Imagine que trabaja en un observatorio, con un nuevo y potente telescopio. Y está llevando a cabo una investigación sobre el Sol. Su telescopio es el mejor instrumento para ello, especialmente diseñado para esa tarea. ¿Cuándo podrá empezar la investigación cada día? Como mínimo, cuando salga el Sol. Parece absurdo. ¿Verdad?
No lo es. Muchas veces, en la vida, al hablar de proyectos de ingeniería, muchos pretenden que el Sol salga antes de tiempo. Lo he vivido muchas, muchas veces yo personalmente.
Siguiendo con el símil, si cada día necesito que salga el Sol para empezar a observarlo con ese telescopio, con el fin de preparar un estudio, tendré que esperar a que salga el Sol. No puedo adelantar la hora de la salida del Sol, por mucho que me empeñe, por mucho dinero que ponga encima de la mesa. Por mucho que me amenacen. Por mucho que me digan que me darán una promoción si empiezo a observar el Sol a medianoche.
En el mundo de la investigación y la ingeniería, muchos inversores actualmente pretenden obligar a los investigadores e ingenieros a que salga el Sol a medianoche. Y luego pasa lo que pasa: investigaciones absurdas, conclusiones sin sentido, dinero tirado a la basura porque se quieren llevar a cabo trabajos en tiempos inferiores al mínimo físicamente posible…
Esto es lo que ocurre hoy en día. Y un ejemplo es el viaje a la Luna que pretende llevar a cabo la NASA para el año 2024. Una vez más, quieren que salga el Sol a medianoche.
Imagen artística del viaje a la Luna para 2024. Y es artística porque nunca se dará en 2024.
Los que tenemos el pelo más blanco que la nieve, y muchas cicatrices en la piel, recordamos un tiempo en el que no existía Internet, ni youtubers, ni influencers, ni tendencias, ni trending topics. Si quedabas con alguien y te equivocabas de sitio jamás te encontrabas con esa persona. Si habías quedado con alguien y pinchaba la rueda del coche, el que esperaba no sabría nada hasta horas después. ¿Cuántas veces nos quedábamos esperando a alguien que nunca llegaría, porque le había surgido un problema, y no podía comunicarse? Tras esperar un tiempo determinado, pagabas la cerveza y te ibas. Y luego se aclaraba todo.
Ahora, con un mensaje, todo eso queda solucionado. Gracias a la tecnología. Y al espacio. Esa tecnología espacial que la gente desprecia, y que es la base del mundo moderno. El mundo se ha vuelto rápido. Y práctico. Y superficial. Ya lo dijo Carl Sagan: «el mundo depende de tecnologías que casi nadie conoce ni les importan. Eso es un caldo de cultivo para el desastre». No lo digo yo; lo dijo Sagan en los ochenta.
Entonces, ¿cómo es posible que se alcanzara la Luna? Y seis veces, además. Mucha gente no lo cree. Mucha gente cree que todo fue una gran mentira. Y que los rusos callaron, o fueron engañados. ¿Los rusos, engañados? ¿De verdad? ¿Pero es que creen que los rusos son tontos, o algo así? ¿De verdad alguien piensa que los rusos cayeron en una hipotética trampa de los Estados Unidos? Es inconcebible. Los rusos no fueron engañados; simplemente vieron que habían perdido la carrera del viaje a la Luna. Y punto. No hay nada más que añadir, señoría.
Pero no. Esas gentes son incapaces de creer en el ser humano, y en sus posibilidades. Por eso no creen que se llegara a la Luna. Pero se llegó. Y ahora anuncian que se vuelve. Y en cinco años. ¿Será verdad? Vamos a verlo.
Esquema de la NASA para las próximas etapas de los viajes a la Luna y a Marte
¿Está grabando este trasto? Sí. Parece que sí. Esta grabación la hago sobre todo por ti, Anya. Tú odiabas la tecnología. Decías que lo que no hace directamente la mano humana no tiene la esencia del ser humano. Y carece del espíritu que da vida a una obra.
Siempre fuiste una romántica. Y yo siempre te salía con alguna explicación técnica metafísica sobre el futuro de la humanidad. Solo que ese futuro no era tal. Creo que tengo que darte la razón. Al menos, en tu idea de cómo hemos usado esa tecnología.
Pero me estoy desviando. Debo centrarme. Por ti. Y por las generaciones futuras. Que cuentan con nosotros para crear un nuevo mundo mejor.
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