Nota: al final de este texto he preparado un pequeño vídeo sobre supernovas. Por si quieren ahorrarse todo este ladrillo típico del blog. Muchas gracias.
Es curioso cómo una noticia de astronomía puede convertirse en un sinfín de artículos y vídeos por todo Internet, incluyendo las redes sociales, pronosticando, otra vez, el fin del mundo. Existe en la humanidad una obsesión clara por el fin, cuando, en realidad, ese fin podría darse de una forma más rápida de lo que podría parecer sin necesidad de artículos llenos de presagios y augurios. El cambio climático sin duda no terminará con la humanidad, pero ya está creando situaciones terribles, y miles de muertes, delante de nuestros ojos, y mientras gran parte del mundo lo ignora.
Son las paradojas de la vida: todo el mundo habla del fin, y cuando este llega, se ignora, se rechaza, y se esconde. Ahora Betelgeuse, una estrella gigante roja en la constelación de Orión, parece que podría estar en el proceso final antes de transformarse en una supernova. El proceso es relativamente rápido, y consiste en un encogimiento que provoca una implosión de la estrella.
Lo de Betelgeuse es cualquier cosa menos modestia.
Para terminar este asunto sobre el 50 aniversario del viaje a la Luna, dejo aquí una lista de algunos de los artículos más relevantes publicados sobre la Luna y el viaje espacial, y algún que otro relacionado con el viaje a las estrellas. Incluyendo los dos sobre el especial del aniversario. Muchas gracias.
Ya tenemos aquí la primera imagen directa de un agujero negro, concretamente el de la galaxia M87, fotografía realizada por un conjunto de radiotelescopios en el proyecto llamado Event Horizon (sí, como la película), que combinados han permitido captar los fotones que se reciben, no del agujero en sí, pero sí de su influencia inmediata en la materia. Por ello, lo que se ve en la imagen, en todo caso, no es el agujero negro, porque no emite luz, precisamente ese el secreto de un agujero negro. De hecho un agujero negro es prácticamente el concepto físico real de lo que se denomina un cuerpo negro, aunque con algunos matices.
La imagen tampoco se ha tomado con la banda de luz visible, sino en la banda de radio, con un grupo coordinado de radiotelescopios que cubren todo el planeta. Esa imagen luego se procesa y se convierte en algo que pueda ver el ojo humano. Recordemos que el universo no es lo que ven nuestros ojos, eso es solo una conceptualización que hace el cerebro de la realidad, que es muy distinta a lo que interpretamos.
Seguimos con una nueva entrada de esta nueva serie de artículos «Imposibles ficticios», donde comentamos aspectos de novelas y cine de ciencia ficción que son imposibles o altamente improbables. En este caso, tal como dije en la anterior entrada, seguimos en el universo de las películas de «Alien», y hablaremos de otro elemento que se ha vuelto relativamente popular gracias a Elon Musk y su empresa SpaceX, pero que es, con toda probabilidad, un imposible. Me refiero a la terraformación.
Antes que nada, comentar que también podría haber hablado del propio «alien», del «xenomorfo» como lo llaman en las películas, y de la imposibilidad de un organismo así. Pero he creído que era demasiado evidente. En todo caso, un organismo complejo no podría sobrevivir durante décadas, incluso siglos, en esa vieja nave en aquel planetoide, sin un aporte de alimento para sostener los huevos que mantenían vivos a los «facehuggers», esos encantadores animales que saltan y se te pegan en la cara.
El otro tema con el alien es cómo crece de rápido. Llega a la nave, se escapa del interior de un humano siendo de unos 25-30 centímetros, y de repente mide dos metros y medio. Ese alien debe ser de Bilbao por lo menos, y debe comer fabada asturiana, o no se entiende un desarrollo tan rápido.
Pero vamos con el tema. Y el tema es la «terraformación» del planetoide del nivel 4-26 donde se encuentra la nave alienígena con los huevos de los alien.
Una de las primeras cosas que los aficionados a la astronomía observan por las noches, aparte por supuesto de la Luna, es la nebulosa de Orión. Se trata de una gigantesca nube (12 años luz de diámetro, 1.500 años luz de distancia) de gas hidrógeno y algunos otros elementos, y cuya configuración genera nuevas estrellas, que luego abandonan la zona, repartiéndose a lo largo de la galaxia.
Es decir, podríamos afirmar, sin temor a equivocarnos, que la nebulosa de Orión, conocida por los astrónomos como M42 (Objeto del Catálogo Messier 42), es un criadero de estrellas. Las masas de gas comienzan a girar, por efecto de la gravedad, y se concentran en un punto que se va acumulando, hasta que, debido a las altísimas presiones del centro, generan una reacción nuclear del hidrógeno, que genera helio, y con ello, la estrella empieza a brillar.
La particularidad de esta nebulosa es que es visible a ojo desnudo desde la Tierra. Puede verse como una pequeña mancha de luz justo debajo del cinturón de la constelación de Orión, las tres estrellas que en España llamamos «las tres marías» (me confirman que en Argentina también se denominan así). Con unos prismáticos ya es posible ver algunos detalles, y con un telescopio de aficionado podemos observar sus características principales.
Nebulosa de Orión M42
La NASA, que estudia este objeto astronómico entre otras cosas porque nos enseña el origen de nuestra propia estrella, ha tomado imágenes de dos telescopios, las ha unido, y ha creado una representación en vídeo, y en tres dimensiones, de las imágenes bidimensionales. Esto se hace triangulando las posiciones de las estrellas, colocándolas en un sistema 3D, y generando las posiciones relativas de todas ellas, y de las masas de gas que se encuentran a su alrededor. Un vídeo que me ha parecido magnífico, y que nos enseña la estructura que tiene esa gigantesca estructura en el espacio.
Algunos comentarios en el vídeo dicen que es todo mentira, que las imágenes son falsas. A ver, que nos entendamos: claro que son imágenes hechas por ordenador. Nadie ha ido allá a hacer unas fotos con el móvil, y ha vuelto para colgar el vídeo junto a otro de gatitos. La NASA nos ha preparado una recreación basada en imágenes reales, pero el vídeo no es real, solo faltaría. Lo que sí se garantiza es que es una representación bien fiel a la realidad de la nebulosa.
Pero, lo más importante, es soñar con esos mundos, con esas estrellas, e imaginar que, un día, pudiéramos viajar allá. Ese es el secreto de este vídeo, y creo, sinceramente, que merece la pena. Gracias a la NASA por un vídeo corto, intenso, y que nos permite viajar a las estrellas.
El pasado 15 de septiembre la sonda espacial Cassini, tras 13 años sobrevolando el planeta Saturno y sus satélites, especialmente los muy interesantes Encélado y Titán, se estrelló contra el propio Saturno, en una maniobra hecha a propósito para analizar las capas superiores del planeta gigante. Su combustible se acababa, y hundir la sonda en la atmósfera permitiría conocer muchos datos sobre su composición y estructura.
Han sido 13 años gloriosos de investigación pura y científica, que nos ha permitido conocer incontables datos y conocimientos sobre esos (todavía) lejanos mundos. Y alguien preguntaba, de nuevo: ¿por qué no preocuparnos de nuestro mundo?
Imagen artística de la sonda Cassini. Saturno al centro, Encélado a la izquierda, Titán a la derecha
En una noche de 1994, tras un terremoto, se produjo un apagón completo de la ciudad de Los Angeles. La gente salió a la calle. Y descubrió, para su asombro, que una enorme mancha blanquecina recorría el cielo de un lado al otro.
Asustados, muchos vecinos de toda la ciudad comenzaron a llamar al 911, el teléfono de emergencias en Estados Unidos. Algo extraño se encontraba situado sobre ellos. Para muchos, algo siniestro.
Era, por supuesto, la Vía Láctea. El brazo de la galaxia donde vivimos y morimos todos los seres humanos. Ese brazo se conoce como brazo de Orión. La galaxia de la Vía Láctea es espiral, y tiene cuatro brazos.
¿Qué nos pasa? ¿Es que no sabemos reconocer ya ni nuestro propio hogar? Sí, lo he dicho bien: nuestro hogar. ¿La Tierra es nuestro hogar? Claro. ¿Y la galaxia? También. Es un hogar con habitaciones vacías, que llenaremos algún día. Con nuestros anhelos, con nuestros prejuicios, con nuestros miedos, y con nuestros sueños. Pero esas habitaciones, esos mundos, están ahí. Como salimos de África hace 50.000 años, un día deberemos salir un día de la Tierra. Porque, como dijo alguien, la Tierra es la cuna del ser humano, pero ningún ser humano permanece para siempre en su cuna.
Mientras tanto, ¿no sería una buena idea que nuestros hijos conozcan su hogar? ¿Que sepan dónde viven? ¿Que no teman a las estrellas, como esas gentes temieron aquella noche?
Para eso existe algo llamado astronomía de aficionado. Ya lo he comentado alguna vez, y traigo aquí un artículo que preparé hace un tiempo. Hay clubs de astronomía en casi todas partes. Y si no es así, siempre puedes organizar uno. No hacen falta matemáticas avanzadas ni conocimientos de astrofísica. Solo ganas de aprender y de disfrutar.
La galaxia es nuestro hogar. Vamos a conocerla. A explorarla. Y a quererla. Demos una oportunidad a las nuevas generaciones de que sueñen con las estrellas. Que no teman a la oscuridad. Creo, sinceramente, que merece la pena.
Pulsa en la imagen para acceder al artículo para conocer algunos consejos sobre astronomía para aficionados.
La serie de ciencia Cosmos de 1980 para televisión, de Carl Sagan, fue una fuente maravillosa y casi inagotable de jóvenes soñadores, que soñaron con tocar las estrellas con el poder de la imaginación. Muchos encontraron en aquella serie un motivo para lanzarse a estudiar astronomía, astrofísica, cosmología, exobiología, y otras ciencias muy diversas, así como carreras tecnológicas. De hecho, en una encuesta reciente de la NASA y el MIT, una parte del personal confesó estar allí por la serie.
¿Qué poder tiene entonces una serie así? Depende. En aquellos años, la fuente básica de información visual era la televisión. Los jóvenes se centraban en la televisión, y la llegada de la serie se devoraba con pasión en cada nuevo capítulo. Luego llegaron los famosos vídeos VHS, que se terminaban rompiendo disfrutando de cada capítulo.
En 2014 se realizó una serie nueva que acabo de ver. Grande, genial, estupenda, muy bien realizada. Pero con dos problemas: no tiene la magia de la primera, y más importante, hay tanto bombardeo constante de información, que los jóvenes, en general, no se centran ni profundizan en nada. Todo es consumo de información inmediato y superficial. Y una serie como Cosmos requiere concentración, relajación, y reflexión. Facebook es en parte responsable de este hecho. ¿Cuántas noticias ha leído hoy en Facebook? ¿Y de cuántas de ellas ha explorado algo más que las primeras líneas? Es una pregunta que me hacía yo antes de borrar mi usuario personal de Facebook.
Dudo que esta nueva serie de 2014 dé los frutos que dio la primera. Pero, de todas formas, es altamente recomendable. El presentador, Neil deGrasse Tyson, fue uno de esos jóvenes que se entusiasmó con el trabajo de Sagan. Y hace un excelente trabajo.
Nadie debe pensar que considero a esta versión de 2014 nueva menos indicada que la anterior. Pero son otros tiempos, y otras ideas. Esa chispa por explorar sigue existiendo, pero ahogada en un mar de confusión de datos constantes que bombardean la mente infatigablemente. Creo que es bueno recogerse un momento, desconectar todo, y dejarse llevar en la nave de la imaginación con esta nueva serie. Merece la pena, sin ninguna duda.
Hoy celebramos el 75 aniversario de Stephen Hawking, sin duda uno de los científicos más conocidos y populares de esta época. Comparado con Einstein en muchos aspectos, es un hombre que ha destacado también en su vida gracias a su persistencia en combatir una enfermedad degenerativa terrible sin duda, pero que no le ha impedido llevar a cabo grandes logros, tanto científicos como personales.
Quizás en el plano científico una de sus mayores contribuciones sea la radiación Hawking. Se pensaba que los agujeros negros son completamente opacos e impermeables. Pero Hawking teorizó que realmente se evaporan, en una fórmula que trata esa evaporación como la inversa de la masa del agujero negro.
El asunto está relacionado con el horizonte de sucesos, esa línea donde todo lo que entra, incluso la luz, ya no puede volver a salir. Sin embargo, la mecánica cuántica nos dice que una partícula tiene una probabilidad determinada de encontrarse en diversos puntos del espacio. Si una de esas partículas, cerca del horizonte de sucesos, se encuentra de pronto fuera de dicho horizonte de sucesos, la partícula podrá escapar y seguir su camino. Esa sucesión de partículas que escapan, y que restan masa al agujero negro, es la radiación Hawking.
Felicidades al gran científico, y esperemos seguir disfrutando de su ciencia y su personalidad durante muchos años. Vive una situación difícil, y ya casi no puede mover ningún músculo, pero es un ejemplo de superación que siempre nos asombrará. Una lección de vida para todos.
Un grupo de astrónomos ha publicado un documento en el que perfilan la posibilidad de que en 2022 se observe una colisión entre dos estrellas. Dicha colisión crearía durante un tiempo un punto luminoso en el cielo, el tercero más luminoso de la bóveda celeste.
El asunto es interesante, por cuanto es bastante raro poder observar, y mucho más predecir, un fenómeno así. Sin embargo, nadie debe esperar que la seguridad de este suceso sea del 100%. Sistemas estelares binarios cercanos pueden mantenerse estables durante siglos y milenios antes de interactuar. En este caso concreto, si hay una gran interacción, es probable que efectivamente acaben comisionando por perturbación mutua de las mareas gravitatorias de ambos cuerpos.
He preparado simulación para ver algunos aspectos de este fenómeno. En la misma vemos posibilidades de colisiones de dos estrellas, y cómo también pueden estar coordinadas gravitatoriamente creando un sistema que las aproxima pero que sigue siendo estable. Sin duda un tema apasionante que puede dar mucho información sobre la naturaleza y física de las estrellas y de la gravedad entre dos cuerpos de gran masa a distancias mínimas.
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