Imposibles ficticios. Hoy: terraformación

Seguimos con una nueva entrada de esta nueva serie de artículos «Imposibles ficticios», donde comentamos aspectos de novelas y cine de ciencia ficción que son imposibles o altamente improbables. En este caso, tal como dije en la anterior entrada, seguimos en el universo de las películas de «Alien», y hablaremos de otro elemento que se ha vuelto relativamente popular gracias a Elon Musk y su empresa SpaceX, pero que es, con toda probabilidad, un imposible. Me refiero a la terraformación.

Antes que nada, comentar que también podría haber hablado del propio «alien», del «xenomorfo» como lo llaman en las películas, y de la imposibilidad de un organismo así. Pero he creído que era demasiado evidente. En todo caso, un organismo complejo no podría sobrevivir durante décadas, incluso siglos, en esa vieja nave en aquel planetoide, sin un aporte de alimento para sostener los huevos que mantenían vivos a los «facehuggers», esos encantadores animales que saltan y se te pegan en la cara.

El otro tema con el alien es cómo crece de rápido. Llega a la nave, se escapa del interior de un humano siendo de unos 25-30 centímetros, y de repente mide dos metros y medio. Ese alien debe ser de Bilbao por lo menos, y debe comer fabada asturiana, o no se entiende un desarrollo tan rápido.

Pero vamos con el tema. Y el tema es la «terraformación» del planetoide del nivel 4-26 donde se encuentra la nave alienígena con los huevos de los alien.

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Hipotética terraformación de Marte

Lo primero que hay que decir es que ese planetoide del nivel 4-26 es eso: un planetoide, o si lo prefiere, una luna tan grande que puede considerarse un pequeño planeta. De hecho, en la Tierra tenemos un caso similar. El sistema Tierra-Luna suele considerarse un sistema planetario doble, más que un planeta y satélite, debido a que las masas de ambos tienen unas proporciones muy poco comunes respecto a otros casos del sistema solar.

El planetoide del sistema 4-26 es por lo tanto un planeta que, más o menos, podría tener el tamaño de la Luna, quizás algo mayor. Sin embargo, vemos una densa atmósfera cuando aterrizan en la primera película. Y aquí se da el primer error: una atmósfera densa es incompatible con una masa del tamaño de la Luna. Ni Io, ni Europa, ni ningún satélite de ese tamaño puede tener una atmósfera propia, ya que no dispone de la gravedad suficiente para retenerla.

En el nivel 4-26 de la película podría haber una atmósfera ligera como ocurre con el satélite Io de Júpiter. Pero ello requiere un aporte constante de gases desde el mismo planetoide, o bien desde el exterior. Io recibe su atmósfera de la enorme cantidad de volcanes que tiene y de la salida de gases de su superficie, debido al efecto marea que sufre por su cercanía a Júpiter.

En el planetoide del nivel 4-26 vemos, cuando salen camino de la nave alienígena, una atmósfera de tipo tormentoso, con grandes vientos que son imposibles en un planetoide así. De hecho, incluso Marte, con su tamaño, sigue teniendo una atmósfera muy ligera, una centésima de la presión atmosférica de la de la Tierra. Precisamente ese es el problema de Marte: mucha masa, y  mucha gravedad asociada, pero poca atmósfera, receta segura para que aterrizar en Marte (o amartizar si lo prefiere) sea muy complejo. De eso hablaremos otro día.

Y esto nos lleva a la terraformación. En la segunda película, la teniente Ripley da unas cuantas patadas a unos cuantos xenomorfos, pero lo que observamos también es que la compañía que contrató a Ripley en la primera película ha colocado «condensadores atmosféricos», para hacer respirable la atmósfera. Uno de los personajes dice «eso llevará décadas».

Pero, sin embargo, han pasado cincuenta años desde la primera película, y de hecho la atmósfera ya es respirable. Podemos verlo porque los personajes se mueven libremente, respirando sin problemas. Además caminan sin problemas, como si la gravedad fuese la terrestre. En un planeta del tamaño de la Luna irían dando aquellos saltos que hemos visto en los astronautas que fueron a la Luna (y fueron, puede usted estar seguro de ello).

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Boceto que se usó para diseñar los «condensadores atmosféricos» de la película

Esos «condensadores atmosféricos» tienen el tamaño de un par de rascacielos, más o menos. Y funcionan con reactores de fusión. Se supone que procesan la «atmósfera primigenia» del planetoide, que comentan en la primera película, formada por nitrógeno, argón, dióxido de carbono, y otros gases primigenios, y la transforman en una atmósfera con un veintiún por ciento de oxígeno, setenta y ocho por ciento de nitrógeno, y un uno por ciento de otros gases, tal como ocurre en la Tierra.

Pero esa transformación requiere mover el volumen total de toda la atmósfera del planetoide. De entrada, ya hemos visto que la atmósfera no puede tener esa densidad para permitir respirar. En segundo lugar, si fuese así, escaparía debido al pequeño campo gravitatorio. Y, en tercer lugar, cincuenta años con dos condensadores para procesar una atmósfera planetaria es como querer poner un ventilador para refrescar una playa de tipo medio en la Tierra. Totalmente imposible. Desde cualquier punto de vista.

No voy a llenar esta página con números, pero cualquiera que se anime puede hacer los cálculos: gravedad, volumen total atmosférico, volumen procesado por unidad de tiempo, y presión atmosférica necesaria para la respiración. Son cálculos sencillos que darían valores imposibles para cincuenta años. En un planeta como la Tierra serían millones de años, pero a efectos prácticos nunca funcionaría. Sería como querer meter el Mediterráneo en unas cuantas piscinas.

Todo esto estaría bien si hablásemos de ciencia ficción. Al fin y al cabo, las películas de la saga Alien son entretenimiento. Y, como siempre digo, la ciencia ficción explora el futuro, tanto tecnológico, como social y político. Los aspectos clave de la ciencia ficción son, en mi opinión, explorar esos aspectos sociales y políticos, y los libros de ciencia ficción que considero más enriquecedores son aquellos que se basan en esa exploración, y no tanto en temas tecnológicos.

Pero los temas tecnológicos son también importantes sin ninguna duda. Por eso esta serie pretende hablar de tecnologías que, siendo visibles en la ciencia ficción, no lo serán en el mundo real, o su desarrollo muy complejo. Sin embargo, Elon Musk, en su vídeo para colonizar Marte en 2024, repito, 2024, deja entrever, al final de dicho vídeo, que terraformará Marte. ¿Cómo lo hará? Nadie lo sabe. Una vez más, Elon Musk nos muestra futuros increíbles, pero no explica cómo hacerlo. Con una excepción: en una ocasión explicó que usaría bombas nucleares, lanzadas a la atmósfera de Marte, para provocar una reacción en cadena que transformase esa atmósfera en otra respirable.

¿Bombas nucleares para crear un nuevo mundo? Naturalmente, Elon Musk tuvo que retractarse pronto, ante la inmensa cantidad de críticas, por lo absurdo de esa idea. Es una muestra más de quien confunde ciencia con ciencia ficción. Y de quien posee una mente basada en la pura megalomanía, y la necesidad de reafirmarse constantemente ante la opinión pública a base de mensajes cada vez más mesiánicos. Es decir, un hombre frustrado que necesita la constante aprobación y admiración de los demás para no caer en la depresión en la que finalmente ha caído.

Visto lo visto, parece claro que terraformar un planeta va a ser algo tremendamente complejo. De entrada, hace falta un planeta similar a la Tierra, que pueda soportar una atmósfera como la de la Tierra. Luego necesitaremos procesos extremadamente costosos en gasto energético para generar el oxígeno, y ese oxígeno además debe mantenerse, porque no lo olvidemos, el oxígeno es un elemento que combina con muchos otros produciendo oxidación, y si en la Tierra se mantiene es por la vida en la misma. Eso conlleva una idea: terraformar un planeta requeriría imitar el proceso que generó la vida en la Tierra: organismos que procesen la atmósfera y generen oxígeno, en lugar de complejos sistemas de transformación artificiales. Pero eso, de nuevo, llevaría millones de años.

¿Y transformar al ser humano para que pueda respirar una atmósfera de otro tipo? ¿No sería más factible? Sí, dependiendo de la atmósfera y el proceso de transformación del organismo. Al final las células requieren energía para sobrevivir, y se usa el oxígeno para ello.

Buscar alternativas sería motivo de otra entrada, y, de nuevo, tendríamos grandes dosis de ciencia ficción. Pero sería más realista que la terraformación por condensadores. Al menos, en los plazos. De eso puede usted estar completamente seguro.

En la próxima entrada dejaremos el universo de «Alien» y entraremos en el de «2001: una odisea del espacio», la grandísima película de Stanley Kubrick. Maravillosa e impresionante. Pero con algún que otro imposible ficticio. Muchas gracias.


 

 

 

 

 

 

 

Autor: Fenrir

Amateur writer, I like aviation, movies, beer, and a good talk about anything that concerns the human being. Current status: Deceased.

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