Rafael Albertí es sin duda uno de los poetas que más influencia han tenido en mi vida. escribió una de las poesías que más han calado en mi vida y en mi alma: «Balada para los poetas andaluces», y este que traigo hoy, «Creemos el hombre nuevo», en el que hace una búsqueda para encontrar nuevos senderos para la humanidad y la poesía en general, en un mundo devastado por la guerra y la frialdad de un mundo que se transforma rápidamente.
La poesía no es trending topic en la actualidad. La poesía no llena los colegios, los patios, las universidades, ni los hogares. La poesía ha quedado denostada, marcada, ninguneada, olvidada en un oscuro rincón. Tenemos en España muchos hombres y mujeres que son grandes poetas, como el mismo Rafael Alberti, y parece que hemos olvidado que la poesía es la savia de la literatura, el alma mater de la expresión escrita, la esencia misma de la palabra.
Tenemos que hacer algo urgentemente con la poesía, y con la literatura. Las redes sociales y las tecnologías son útiles, pero rompen la letra, la emoción del papel húmedo que expresa deseos de libertad, que sirvió como fuente de inspiración para miles y miles de hombres y mujeres poetas de todo el mundo.
Tenemos que retomar la palabra, tenemos que volver a la poesía, tenemos que volver a explorar en el corazón del poeta. Solo entonces, con nuestras manos manchadas con la tinta de las emociones que emergen de nuestro interior, podremos volver a expresar todo lo que ya hemos dejado olvidado en nuestras almas.
En los años setenta, el grupo «Aguaviva» musicó este poema de Rafael Alberti, y hoy he querido traer esa versión aquí, a este miércoles musical, para recordar que no podemos renunciar a la palabra escrita. Que no podemos renunciar a la poesía. Que los poetas son la misma voz que emerge de lo más hondo de nuestros sueños y nuestras pesadillas, necesarias ambas para comprender el mundo que habitamos.
Solo entonces, con los poetas en nuestras manos, y en nuestros libros de nuevo rescatados del olvido, podremos continuar el camino para comprender qué somos, y, sobre todo, por qué somos. Porque toda la ciencia del mundo nunca podrá explicar ni una sola coma de ninguno de los poemas de Alberti y de otros poetas. Porque la poesía trasciende la ciencia, trasciende el universo, y nos adentra en un mundo imaginario, complejo, y maravilloso, que es el de la palabra. Y, sin la palabra de los poetas, la humanidad estará para siempre muda. Apagada. Y fría.
Tanta tecnología. Tantas formas de llegar a los demás. Y tan pocas cosas que decirnos. Excepto prejuzgar y acusar. Necesitamos poetas que vuelvan a enseñar a la humanidad a sonreír ante el dolor ajeno, a buscar una sonrisa de complicidad en una mano amiga que podamos tender a los demás. Que no es más fácil hablar porque tengamos mejores y más modernos medios, sino porque el corazón del poeta se ha metido en el nuestro, y nos ha enseñado a amar.
Debemos crear una nueva humanidad. Que sepa volver a sentir emociones con la poesía. Con la literatura. Con las letras. Volver a sentir el deseo de un poema que nos haga temblar, sufrir, llorar, y reír.
Porque una emoción, en forma de poema, vale por toda una vida de felicidad.
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