Cuántas veces hemos visto, y vivido, la situación en la que la política se entromete en la ciencia, y en el progreso, manipulándola, y usándola en su propio beneficio. Pero la ciencia, y el progreso, no pueden pertenecer a unos pocos. Ni a un partido político, ni a una idea manipuladora. La ciencia, y el progreso, deben ser patrimonio de la humanidad. Y toda la humanidad, sin excepción, se ha de ver beneficiada.
Eso es lo que ha ocurrido con la NASA y la manipulación del señor Donald Trump en relación al Proyecto Artemis. Donald Trump, sin duda el peor presidente de la historia de Estados Unidos, y el Nerón de la Roma que arde por su causa.
Por eso hablo de ciencia ficción. Porque, hoy por hoy, la vuelta a la Luna solo está en la imaginación de los escritores y directores de cine. Y en las viejas cintas de la NASA de los sesenta. De momento seguirá así, aunque por supuesto todo cambiará. Pero no lo hará para 2024. No habrá seres humanos en 2024 en la Luna otra vez.
Pero veamos los detalles. Y por qué debemos dejar que la NASA haga su trabajo. Evidentemente no sin control, no sin justificación. Pero sí evitando toda manipulación política de carácter personal y electoralista.

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