Cuántas veces hemos visto, y vivido, la situación en la que la política se entromete en la ciencia, y en el progreso, manipulándola, y usándola en su propio beneficio. Pero la ciencia, y el progreso, no pueden pertenecer a unos pocos. Ni a un partido político, ni a una idea manipuladora. La ciencia, y el progreso, deben ser patrimonio de la humanidad. Y toda la humanidad, sin excepción, se ha de ver beneficiada.
Eso es lo que ha ocurrido con la NASA y la manipulación del señor Donald Trump en relación al Proyecto Artemis. Donald Trump, sin duda el peor presidente de la historia de Estados Unidos, y el Nerón de la Roma que arde por su causa.
Por eso hablo de ciencia ficción. Porque, hoy por hoy, la vuelta a la Luna solo está en la imaginación de los escritores y directores de cine. Y en las viejas cintas de la NASA de los sesenta. De momento seguirá así, aunque por supuesto todo cambiará. Pero no lo hará para 2024. No habrá seres humanos en 2024 en la Luna otra vez.
Pero veamos los detalles. Y por qué debemos dejar que la NASA haga su trabajo. Evidentemente no sin control, no sin justificación. Pero sí evitando toda manipulación política de carácter personal y electoralista.

Dije hace un tiempo que, en contra de lo que declaraba con tanto orgullo la NASA, esta no pondría a un ser humano en la Luna de nuevo para el año 2024. También en una fecha anterior, como expliqué en este enlace.
Dicho y hecho, la NASA anunció, hace unos días, que hasta 2026-28 no podrá volver a la Luna. ¿El motivo? Los trajes espaciales. ¿De verdad no podían encontrar una excusa peor? Ahora me explico.
Recapitulemos. En 2018 la NASA estaba trabajando en el proyecto Artemis, con el fin de volver a la Luna con una nueva generación de cohetes y vehículos espaciales. Su objetivo: 2026-28.
Pero, en 2019, el señor Donald Trump, con el fin de recabar más votos, anunció que la NASA, gracias a su maravillosa gestión, iba a poder llevar a seres humanos a la Luna para 2024. La NASA hizo una conferencia de prensa, de la cual hice en su momento el chiste que pueden ver debajo de estas líneas, tratando de escabullirse como fuese ante tanta ignominia y tanta mentira y manipulación.
La NASA sabía perfectamente, en ese momento, que llevar de nuevo seres humanos a la Luna para 2024 era completamente imposible. Pero el que paga es el presidente, y como el presidente daba órdenes a una agencia pública, la agencia tenía que agachar la cabeza y decir lo que se les ordenaba decir.
En definitiva, todo fue una pantomima electoral, como ya era evidente entonces.
¿Los trajes espaciales? Claro que sí, y también la ropa interior.
Vamos a ver, porque esto de verdad que es bastante demencial. Que culpen a los trajes espaciales como la razón de no poder viajar a la Luna para 2024 es como si yo dijese que no me caso con Charlize Theron porque nuestros karmas no están perfectamente interconectados. Voy a explicar los verdaderos motivos.
Y quien piense que voy de listo y enterado está en su perfecto derecho, pero después de más de cincuenta años siguiendo las noticias de la NASA, habiendo visto en directo por televisión el alunizaje del Apolo XI, y viendo y siguiendo todos los hechos posteriores, creo que conozco bastante bien a esta agencia, en sus cosas buenas, y sus cosas no tan buenas.
El cohete SLS (Space Lauch System).
El cohete SLS de la NASA será el más potente jamás construido, diseñado, según la versión, para ir a la Luna y a Marte. Este cohete nunca ha volado todavía, y se espera que el primer vuelo sea, como mínimo, para finales de 2021, aunque es mucho más probable que se vaya a 2022. En un vuelo no tripulado por supuesto.
Por otro lado, el posterior plan de vuelos de la NASA para los cohetes SLS es tremendamente optimista. Y estamos hablando de vuelos no tripulados.
La cápsula Orión.
La cápsula Orión, que debe ir en el cohete SLS, solo se ha probado una vez en el espacio, y sin tripulación, lanzada por un cohete Falcon Heavy, no por el SLS, que ha de ser el vector de lanzamiento. La cápsula Orión requiere, por lo tanto, ser probada extensivamente para un vuelo tripulado, que permita al menos dos semanas de supervivencia de los astronautas que la tripulen.

Esto requerirá de extensas pruebas. Estas pruebas hasta ahora son buenas, pero la prueba de fuego, llevar seres humanos al espacio, todavía no ha empezado.
El módulo de alunizaje.
Aquí ya la broma empieza a perder gracia. El módulo de alunizaje es, de momento, un conjunto de dibujos muy bonitos. SpaceX es la encargada del vehículo que ha de colocar a los seres humanos en la superficie de la Luna, pero todavía no hay módulo lunar.
Elon Musk puede salir a hacer una de sus declaraciones al estilo de un rockero, con la gente gritando y aplaudiendo. Pero la conquista del espacio no se gestionará con grandes anuncios. Y aquí solo hay anuncios, de momento. No niego que pueda ser un gran proyecto. Pero cuando esté acabado. No ahora. Ahora es solo un concepto interesante, que habrá que probar extensamente.
La estación espacial Gateway.
Llegamos al punto más increíble de esta historia. El proyecto Artemis requiere de una estación espacial en órbita lunar polar, para que la cápsula Orión se acople y disponga de astronautas que, una vez en la estación, bajarían a la Luna con el módulo lunar.

Esto requiere construir desde cero una estación espacial completa, llevarla a la Luna, ponerla en órbita lunar, probarla a fondo, confirmar su habitabilidad, y asegurar que va a ser operativa para todas las futuras misiones a la Luna. ¿Dónde está la estación espacial? En unos dibujos también muy bonitos.
Se espera que la estación espacial Gateway se lance para 2024. O sea, que de ir a la Luna para 2024 hemos pasado a lanzar la estación lunar para 2024. Esa fecha no me parece plausible aunque tampoco imposible, si todo funciona a la perfección y a la primera. ¿Mi apuesta para que esté a punto, en órbita, y operativa al cien por cien? 2026-2028. O sea, que 2026-2028 serían, de nuevo, las fechas mínimas para llevar seres humanos de vuelta a la Luna. Eso si todo va de maravilla.
No, amigo. No son los trajes espaciales.
Visto lo visto, y podría extenderme ad infinitum, queda claro que la NASA ha sido usada y manipulada, y tuvo que verse forzada a una fecha que, desde el principio, era totalmente irreal, como bien sabíamos los viejos del lugar.
Mi fe en la NASA sigue siendo enorme. Y entiendo que tuvieran que seguirle el juego al loco de Trump, que en ese momento pagaba los cheques. Solo espero que, ahora, la manipulación cese, y el nuevo presidente, y otros que puedan venir, dejen a la NASA trabajar. Con control, con exigencias, al fin y al cabo es una agencia pública. Pero con realismo.
No pidamos, en este proyecto, la Luna. No, hasta que podamos alcanzarla. Luego llegará Marte. Y las estrellas. Estoy seguro. Pero paso a paso.
Porque, que nadie lo dude, todo esto se cobrará vidas humanas. De ello hablaré en una próxima entrada. Muchas gracias.
Un comentario en “La NASA, Artemis, y otras historias de ciencia ficción”
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