El apasionante futuro de la comunicación interespecies

La comunicación verbal, y también la gestual, han sido claves en el desarrollo de las modernas sociedades humanas. Recuerdo haber tenido unas discusiones muy interesantes en el pasado sobre si fue primero la mente, que condujo al habla, o fue primero el habla, que condujo al desarrollo del lenguaje.

Dicho de otro modo: ¿son las ideas precursoras de la capacidad intelectual desarrollada que muestra el ser humano y su motor, o fue la mente la que produjo una evolución del lenguaje, desde un punto de vista evolutivo? Para ello recomiendo la lectura de los trabajos del insigne Noam Chomsky, probablemente una de las mentes más avanzadas en lingüística de toda la historia del estudio de las lenguas. Desarrolló el concepto de «gramática generativa«.

Por su parte, la ciencia cognitiva estudia hoy, de forma interdisciplinar, los complejos procesos biológicos, sociales y culturales, que producen el lenguaje, un campo realmente apasionante.

Pero siempre nos referimos a la comunicación humana. Sabemos que nos podemos comunicar con otras especies, y lo hacemos cada día. Es evidente que no usamos la misma forma de comunicación, pero esa comunicación existe con mamíferos superiores avanzados. La pregunta es: ¿podríamos llegar a comunicarnos con términos concretos, desarrollando algún modelo que nos permitiese transmitir ideas, y no solo intenciones?

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La gramática generativa revolucionó el modelo de percepción y conceptualización idea-mente-lenguaje en los años cincuenta del siglo XX.

Hablando con el universo de la vida superior.

Suele ser común, cuando se habla de inteligencia extraterrestre, contar aquella broma de «vamos a buscar vida inteligente en otros planetas, porque en la Tierra no hemos encontrado ni rastro«. Realmente, ciertos comportamientos del ser humano nos llevarían a pensar en su capacidad para calificarlo de «inteligente».

De todas formas, dejando aparte esta pequeña broma y las reflexiones filosóficas que podrían derivarse, una cosa es cierta: la humanidad es inteligente en tanto en cuanto ha creado sociedades, cultura, lenguajes, tecnologías, y la capacidad de viajar incluso fuera de la atmósfera terrestre, aunque estemos todavía empezando en esta importante tarea.

La cuestión que aquí se plantea es: ¿somos los únicos seres inteligentes que habitan la Tierra? Bien, es una pregunta profunda, y extremadamente interesante. Si se trata de resolver ecuaciones y crear aviones, ciertamente somos los únicos. Pero ¿es eso la inteligencia? ¿O podríamos definir la inteligencia desde otros parámetros? Y si fuese así ¿podríamos concluir que existen especies en la Tierra que son inteligentes? Por supuesto, hablamos de animales como los delfines, las ballenas, también los elefantes, algunas especies de simios, y otros.

La ballena gris, un animal con un muy complejo modelo de comunicación.
La ballena gris, un animal con un muy complejo modelo de comunicación.

En la película de Star Trek «Star Trek IV: Misión salvar la Tierra» (título en inglés Star Trek IV: The Voyage Home), una enorme y poderosa sonda desconocida se acerca a la Tierra a ver por qué han perdido contacto. Realmente, lo que ha ocurrido es que han perdido contacto con las ballenas, y concretamente, con las ballenas grises. El quid de la película es que las ballenas grises desarrollaron en el pasado la capacidad de viajar al espacio, y algunas efectivamente se fueron, quedándose otras, que simplemente viven en el mar sin hacer uso de la tecnología. Pero siendo igualmente inteligentes. Tanto es así que Mr. Spock puede comunicarse con ellas mentalmente.

Bien, esto es sólo una película, pero da una idea de lo que se pretende comunicar: debemos ser menos orgullosos y arrogantes, y pensar que, realmente, otras especies de la Tierra pueden ser inteligentes. De otra forma, pero inteligentes al fin y al cabo. Construir un cohete para ir a la Luna puede ser un signo de inteligencia, pero no hacerlo no significa necesariamente una inteligencia menor. Quizás, simplemente, se ha optado por vivir en comunión con la naturaleza. Y, en ese sentido, las ballenas han acertado de pleno. Llevan muchos millones de años más que el ser humano viviendo pacíficamente en la Tierra. De hecho, el peligro que las amenaza es, por supuesto, el ser humano. Luego, muy inteligentes, al menos para ellas, no debemos ser.

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En Star Trek IV el vulcaniano señor Spock se comunica mentalmente con una ballena. Toda la película es una referencia a la capacidad de las ballenas para disponer de un lenguaje complejo de comunicación.

 

El lenguaje humano como expresión máxima de la comunicación

El ser humano ha sido desde sus orígenes antropocéntrico, entendiendo como tal la capacidad de modelar su entorno según su personal visión y empleando los puntos de vista de la razón y el lenguaje. El sentido del término “todo gira alrededor de la humanidad” y “la Tierra al servicio del hombre” ha llevado a adecuar toda la naturaleza bajo el punto de vista humano, y a tratar al resto de especies de la Tierra como entidades de menor rango, sometidas en cualquier caso a la voluntad humana.

Desde este punto de vista, se concibe el lenguaje humano como una herramienta única de comunicación, la más perfeccionada y evolucionada, y que permite la transmisión de información más eficaz. Los detalles del lenguaje humano son sin duda fascinantes, y conllevan todo un conjunto de reglas que permiten comunicar ideas abstractas con gran detalle. Es, sin duda, el elemento fundamental que ha permitido el desarrollo de las sociedades modernas. El lenguaje humano es la clave para el desarrollo de las sociedades modernas, y la base para crear la civilización tal como la conocemos. Sin lenguaje, no hay civilización.

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Tablilla sumeria con escritura cuneiforme, aproximadamente 1.400 años antes de Cristo.

 

La comunicación, un acto que va más allá de las palabras

A partir de los estudios del comportamiento animal en los siglos XIX y XX (etología), algunos investigadores comenzaron a plantearse el hecho de que ciertas especies parecen disponer de sistemas de comunicación muy sofisticados. Los sonidos del delfín o de las ballenas, cuya gama armónica es muy superior a la humana, están dotados de todo tipo de matices. A oídos del ser humano, estos sonidos no son más que un galimatías, pero, la pregunta que aparece en este contexto es: ¿hasta qué punto estos sonidos forman parte de un sistema de comunicación? ¿Cuán avanzado es dicho sistema? O, dándole la vuelta a la pregunta. ¿Pueden estar pensando, delfines y ballenas, que nuestro lenguaje es un galimatías, mientras nosotros pensamos  lo mismo de su lenguaje?

El cerebro de delfines y de ballenas es sin duda muy complejo; la duda que aparece es si existe un área de Broca o similar, encargada del desarrollo del lenguaje simbólico, y si está lo suficientemente desarrollada en estas especies como para hablar de un sistema de comunicación tan rico, o hipotéticamente más sofisticado, que el lenguaje humano. O, incluso, si existen otras áreas en sus cerebros encargadas de alguna forma de crear un sistema de comunicación avanzada.

Buscando la piedra Rosetta interespecies

En 1822, Jean-François Champollion, un lingüista francés, consiguió descifrar los jeroglíficos egipcios gracias a la inscripción de una piedra, llamada Rosetta, escrita en demótico, griego, y egipcio antiguo. Este hecho fue una revolución porque abrió las puertas a toda una civilización que había callado durante siglos. Actualmente, los investigadores que tratan de analizar y descubrir los elementos que conforman la comunicación en animales avanzados se preguntan: ¿sería posible encontrar una piedra Rosetta para las especies de la Tierra?

No sabemos si existe tal piedra. El problema no reside en encontrar un código que “traduzca” nuestras oraciones al lenguaje de un animal. El problema es que no sabemos cómo se formarían las oraciones en un animal, o incluso, si un animal como el delfín o la ballena usarían oraciones según el modelo humano.

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La piedra Rosetta, clave para descifrar la antigua lengua egipcia de los faraones.

 

Modelos de comunicación interespecies

Aquí es muy importante remarcar un aspecto: el antropocentrismo conlleva a creer que nuestro modelo de comunicación, el lenguaje y su estructura, son el mejor modelo de comunicación que existe en la naturaleza. Pero esto puede ser un error basado en que nuestro cerebro ha creado este modelo, y sólo conocemos este modelo. Sin embargo, el cerebro de otras especies puede disponer de otras reglas, otras normas, y otros sistemas de comunicación, que usen el sonido para la comunicación, pero con un formato que nada tenga que ver con el humano.

Del mismo modo que un disco de vinilo guarda información analógicamente, y un CD guarda información digitalmente, el cerebro humano y el de otras especies podrían disponer de reglas básicas muy diferentes para conseguir el mismo propósito. Del mismo modo que un lector de CDs jamás podría interpretar la información de un disco de vinilo, el cerebro humano no podría interpretar la de otras especies que, sin embargo, dispusiesen de sofisticados modelos de comunicación.

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Las naves Voyager llevan un mensaje basado en matemáticas para que cualquier especie inteligente pueda interpretar los datos almacenados sobre la humanidad.

 

Tendiendo puentes entre especies

La pregunta inmediata sería ¿está todo perdido entonces? No necesariamente. Siguiendo la misma analogía, en electrónica se utiliza un conversor analógico-digital-analógico para transformar la información analógica en un formato digital y viceversa. ¿Podríamos ser capaces de hacer esto para comunicarnos con otras especies? Primero deberíamos verificar que otras especies disponen de tal lenguaje que pueda ser codificado. ¿Cómo hacerlo, cómo comunicarles que queremos comunicarnos?

Los humanos compartimos una historia evolutiva paralela con el resto de especies. Y, lo más importante: compartimos un lenguaje común, el lenguaje de la vida, el lenguaje del ADN.

Comunicación a través del ADN

El ADN es como bien se sabe la base de la vida. Es además un texto en el que está escrita la historia, el desarrollo, y la estructura de cada ser vivo. En su interior se encuentran las claves para el desarrollo del cerebro y de los modelos de comunicación de cada especie. No solo eso, también está escrita la capacidad potencial de un organismo para desarrollar, gestionar, y comprender un lenguaje. Pero un lenguaje acorde con la especie, que no tiene necesariamente que ser igual que el lenguaje humano.

Así como estudiar el desarrollo del cerebro humano daría a otra especie las pistas para el desarrollo del lenguaje, se podría estudiar la estructura del ADN para comprender el modelo de desarrollo del cerebro de una especie, y, de este modo, averiguar sus capacidades potenciales para la comunicación. Y, lo más importante: en caso de desarrollarse dicho lenguaje, cuál sería su estructura y naturaleza. Luego habría que aprender el idioma concreto dentro del modelo lingüístico de la especie. Es decir: conocer las reglas del lenguaje, y luego, la sintaxis y vocabulario de dicha especie.

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Es curioso e impresionante cómo algo tan aparentemente sencillo como el ADN, formado por solo cinco bases nitrogenadas, puede ser el constructor de la vida.

 

De este modo, la piedra Rosetta de la vida, el ADN, nos llevaría a comprender nuevas formas de comunicación interespecies, que pudieran tender nuevos puentes y formas de interactuar con otros seres de la Tierra. Las posibilidades serían, en ese momento, inimaginables.

Sin duda, este es un campo impresionante, que la biología, la lingüística, la neurociencia, y otras disciplinas deberán gestionar de forma multidisciplinar para, de este modo, intentar tender puentes entre nuestra especie y otras de la Tierra. Además, ese aprendizaje podría servir de base para, dado un contacto con una civilización extraterrestre, tender un puente con ellos. Un campo de estudio enorme y apasionante que podremos explorar en los próximos años, y que sin duda todavía está dando sus primeros pasos.

Escena de «2001» con la famosa computadora HAL. ¿Nos comunicaremos algún día con máquinas realmente inteligentes? Los actuales sistemas mal llamados «IA» no son verdaderas estructuras inteligentes. Para conseguir un reto de comunicación así, primero tendremos que entender nuestro cerebro y su capacidad lingüística. Pero también deberemos entender la estructura mental interna que envuelve a la idea. Sin mente, no hay idea. Sin idea, no hay civilización.

Autor: Fenrir

Amateur writer, I like aviation, movies, beer, and a good talk about anything that concerns the human being. Current status: Deceased.

2 opiniones en “El apasionante futuro de la comunicación interespecies”

  1. Muy interesante. No se si has visto la película «La llegada» de Denis Villeneuve, en la que le da una vuelta a la problemática de la comunicación entre especies que señalas. Además, la banda sonora sublime…Un cordial saludo

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    1. Sí, la vi en su momento, de las pocas que fui al cine por el interés creado. Me gustó mucho, aunque como criticón que soy le vi algunos fallos, pero muy recomendable y muy por encima de la media. Saludos.

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Comentarios cerrados.

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