Existen dos caminos en la vida para conseguir los sueños y propósitos que cada uno se plantea. Uno es el camino largo, complejo, lleno de baches y dificultades. Es el camino del trabajo honesto y la lucha diaria por ser mejor cada día. Es el camino de la perfección, que nunca se alcanza pero que siempre se espera.
El otro es el camino fácil, por supuesto. El rápido. Aquel en el que embaucamos a personas, manipulamos datos, empleamos la soberbia, y usamos a los demás con una vara muy sencilla: o estás conmigo, o estás contra mí.
Ambos caminos pueden llevar al éxito y a cumplir los sueños personales y profesionales de cada uno. Pero el haber tomado un camino u otro tendrá consecuencias muy distintas una vez alcanzado ese éxito.

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