Revisión de novelas y grandes textos. La regla 3.1.

Eres un escritor que acaba de terminar su próxima novela, o quizás, tu primera novela. Aparte de los clásicos y evidentes signos de alegría, porque escribir una novela completa (hablamos de digamos unas 50.000 palabras o más aproximadamente), tiene un gran mérito, el trabajo está hecho. Pero solo en parte.

Terminar de escribir la novela nunca debe ser sinónimo de haber terminado la novela. Queda la fase de revisión, que algunos escritores suelen no tener muy en cuenta, pero que es primordial para ajustar los mil matices que quieres darle a tu obra. Un escritor que no revisa su trabajo no puede entregar al lector una obra bien acabada. Casi nadie en su primera versión dispone de una novela para que sea leída. ¿Por qué? Por cuestiones obvias de estilo, de argumento, de desarrollo, uso repetido de términos, frases que no sabe nadie quién las dice, otras en las que se dejan poco claras las intenciones del personaje, etc.

Otros escritores, sin embargo, entienden que deben escribir la mejor obra literaria posible, dentro de sus posibilidades lógicamente, y quieren que el lector disfrute de una lectura amena y bien redactada. Entonces comienza un proceso de corrección y corrección en un bucle infinito, que termina con algo casi tan peligroso como no corregir. Y a eso lo llamamos sobrecorrección. Aquel texto, aquel diálogo, aquella descripción, ¿están bien así? ¿La cambio? Llega un momento en el que te das cuenta de que estás queriendo que quede tan perfecto, que en realidad lo estás estropeando.

¿Cómo evitar estas situaciones? Con la regla 3.1. Recibe este nombre derivado del sistema empleado para la corrección. Someterse voluntariamente a esta regla permite librarse de muchos de esos temores de corregir poco, o de pasarse corrigiendo. La regla 3.1 emplea tres pasos importantes, más uno sencillo (de ahí el nombre) para corregir el texto. Vamos a ver estos pasos.

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