Cambiemos la ira y el odio por toneladas de amor

Cuando escribo estas líneas, han pasado unos días desde el terrible atentado del 17 de agosto de 2017 en Barcelona y luego en Cambrils. Ambas poblaciones forman parte de mi hogar. Por Barcelona paso cada día por temas profesionales, y Cambrils conforma los recuerdos de muchos años de mi juventud en el camping, y por donde aún suelo ir a pasear por sus preciosas calles y paseo marítimo.

Naturalmente, todos los que tenemos algo de sensibilidad nos preguntamos por qué suceden estas cosas tan terribles. Cómo pueden realizarse crímenes a sangre fría de un modo tan brutal y monstruoso. Las respuestas son complejas, y yo no estoy capacitado para hacer un análisis pormenorizado de los motivos y parámetros que convierten a un ser humano en una especie de loco asesino adoctrinado.

Me basta con entender que debemos analizar cuidadosamente por qué se llega a estas situaciones, y cómo evitarlas, cómo evitar que se reproduzcan en el futuro. E insisto, no voy a dar lecciones de moral ni de ética, ni de conducta, ni voy a dar una clase magistral sobre humanidades, porque no soy quién. Solo diré que estoy con las víctimas, que estoy con el dolor de las familias, y que condeno de la forma más enérgica cualquier forma de violencia, siendo el terrorismo, junto con la guerra, las expresiones más oscuras del comportamiento humano.

Unicef_

Hay algo que me preocupa mucho, dejando aparte la extrema violencia de los terroristas, que es un tema que no merece discusión. Sí, ya he dicho que deben buscarse las causas, pero son tremendamente complejas y que deben atajarse de forma que podamos vivir en un mundo más seguro y libre. Hay otro tema que me preocupa, y mucho: el odio de la sociedad.

El odio lo invade todo. ¿Ha visto usted las redes sociales? ¿Los programas de televisión? ¿Las proclamas de unos y otros en Internet? ¿Ha comprobado cómo, a las 24 horas de los hechos, ya comenzaban los ataques de unos y otros en todas direcciones, con acusaciones de todo tipo y forma, y con una agresividad que muchas veces alcanza un paroxismo insoportable? Algo que continúa en este mismo momento, con algunas expresiones que dan verdadero miedo y horror, propias de seres humanos hundidos en el odio y la barbarie.

¿De dónde viene tanto odio de tanta gente? ¿De dónde nacen esos ataques irracionales y completamente manipulados hacia entidades y personas que se consideran enemigas de unos ideales extremistas, crueles, y carentes de toda humanidad? ¿Cómo podemos pensar en construir unas sociedades dignas, cultas, libres, en paz, acordes con los derechos humanos y con la justicia, si una parte importante de la población se lanza a llevar a cabo proclamas que buscan ensalzar el odio, la ira, y el enfrentamiento al que piensa distinto, al que habla distinto, al que procesa otra religión, o al que pertenece a este o aquel partido político, institución social o cultural, o línea de pensamiento?

¿Cómo se construye una sociedad donde un hecho terrible y deleznable es usado por muchos para construir muros, verter bilis, lanzar mentiras, y procurar obtener réditos políticos y sociales a cualquier precio, pasando por encima del respeto a las víctimas, y olvidando que el verdadero enemigo está plenamente identificado , y se llama terrorista, y que el monstruo a batir son las personas y organizaciones que nutren a esos terroristas de esas ideologías?

Y mi pregunta definitiva: ¿cómo podemos hablar de paz y libertad, mientras se permite que extremismos de todo tipo y color político se dediquen a envenenar la vida política y social de nuestra sociedad? ¿Cómo vamos a enseñar a nuestros hijos a construir un mundo mejor y más justo, si la base de los medios de comunicación y las redes sociales son el sensacionalismo, la tergiversación, la falsedad, la potenciación del odio a todo lo que no es propio, y la falta de respeto a las ideas que no son propias?

Algo falla en una sociedad que permite este tipo de cosas. En una sociedad donde se envenenan las ideas y las mentes con tanta facilidad. Algo falla en un mundo donde se habla de libertad mientras se niega la de los demás, mientras se habla de democracia mientras se niega el respeto a las ideas distintas, y algo falla cuando las diferentes formas culturales son apartadas, acusadas, vejadas, perseguidas, y acusadas de ser las causantes de todos los males. Sea en Europa, en América, en Oriente Medio, o en cualquier lugar del mundo. La intransigencia no conoce fronteras. Cada parte cree estar en el divino derecho de tener la potestad de la verdad y la razón, y ataca a la otra parte en base a esa idea.

Algo falla en un mundo que persigue pueblos, culturas, civilizaciones, y no a los culpables, sean del lugar que sean. Porque los responsables están ahí. Algunos visten túnicas. Otros visten trajes y corbata. Pero todos buscan usar su poder para mantener su statu quo. Y tendremos que averiguar quiénes son, para impedir que sigan construyendo esos mundos de odio e ira que son la simiente de tanto dolor en la sociedad.

Es una tarea difícil. Y posiblemente sea acusado por muchos por pensar estas ideas. Es normal. Hablar de buscar responsables y culpables incomoda a muchos. Pero hora es de que empecemos a pensar en qué parte de responsabilidad tenemos todos por vivir en un mundo donde la bilis del odio es el maná que lo inunda todo.

Mis condolencias a las familias de los fallecidos, y una pronta recuperación a los heridos. Y a todos los que sufren diariamente el horror del odio y la guerra. Son miles. Son millones. Son incontables. Son humanos. Y son vidas que merecen tener una oportunidad.

Todos ellos. Sin excepción. Sin maldad. Y sin odio. Solo con amor. Con ingentes, infinitas cantidades de amor. Ese es mi deseo.

 

 

Autor: Fenrir

Amateur writer, I like aviation, movies, beer, and a good talk about anything that concerns the human being. Current status: Deceased.

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