Recientemente alguien criticaba este blog desde un comentario de una entrada concreta, y luego, esa persona realizaba una crítica de mí desde su propio blog de literatura, y lo hacía con un lenguaje bastante duro y refiriéndose a mí directamente. Ha sido una experiencia interesante, porque me ha servido para analizar cómo gestionar estos temas desde mis tiempos en el escuadrón, y ahora explicaré a qué me refiero con esto de «el escuadrón».
He hablado ya en alguna ocasión de qué hacer cuando se reciben opiniones negativas en obras literarias, o en general en cualquier obra, aunque yo lógicamente me centro en libros, que son mi pasión. Pero, ¿qué ocurre cuando recibimos críticas por nuestras entradas del blog? Es decir, alguien lee esta entrada, y realiza una crítica negativa. ¿Cómo reaccionar?
Yo voy a comentar mi experiencia, porque considero que es muy importante sentar unas bases. Naturalmente cada uno tiene su estilo y forma de reaccionar, pero existen, a mi modo de ver, unos mínimos que pienso que sería interesante tener en cuenta. Unas bases mínimas que son importantes para mantenernos en un terreno adecuado, sea cual sea el tipo de crítica que recibamos, desde las más constructivas y serenas, hasta las más destructivas, incluyendo a los famosos «trolls», que aunque son «trolls» pueden llegar a hacernos mucho daño si no sabemos gestionarlos correctamente. Vamos a ello.
Este blog de «La leyenda de Darwan» prácticamente no tiene referencias fuera de su contexto, ni menciones, por lo que vivo en un ambiente muy relajado y sereno. Los comentarios de los lectores son siempre educados y respetuosos, de personas que me dicen esto o aquello sobre este o aquel tema. Yo la verdad es que estoy encantado del nivel de personas que se mueven por aquí, y lo digo sin falsa modestia.
Suelo mirar los blogs de los lectores de este blog. no todo lo que quisiera, pero procuro echar un vistazo siempre que puedo, incluyendo las personas que empiezan a seguir este lógicamente, y me encuentro con webs llenas de pasión, de poesía, de letras, de mucho amor puesto en sus contenidos. No exagero, ni estoy intentando ser amable, ni quiero ganarme el corazón de ustedes, lo digo porque es la pura verdad, y solo hay que ver los blogs de las personas que siguen este blog y que comentan este blog para demostrarlo. Así que, de verdad que agradezco su atención, y la valoro en grado sumo.
Esto no era así antes en mi vida. Durante diez años, desde 2003 a 2013, gestioné una web de simulación y aeronáutica, no diré el nombre porque no merece la pena, pero nos llamábamos «escuadrón» en referencia a los escuadrones de pilotos. ¿El contenido de esa web? Todo lo que vuele, hablábamos de todo lo imaginable e inimaginable sobre aeronáutica y simuladores de vuelo. Y yo mismo hacía de instructor en clases de vuelo online mediante ordenadores con simuladores como el famoso Flight Simulator y otros.
¿Por qué explico esto? Porque yo, con otros compañeros, moderábamos los foros, que en aquel tiempo tenían unas 400.000 visitas mensuales, es decir, unas 13.300 visitas diarias. Los foros ardían, y esto es literal. Pagábamos por el servidor una cantidad importante de dinero que obteníamos de donaciones de los propios pilotos, y organizábamos incluso actividades presenciales, incluyendo una comida anual donde llegamos a ser 80 personas. Tengo vídeos de estas comidas en varios años. Risas, diversión, y muchos recuerdos.
¿La parte negativa? Se la pueden imaginar. Con tanta actividad en los foros, surgían peleas, conflictos, luchas, discusiones, muy a menudo. Y yo, como moderador, tenía que intentar poner orden en un caos gigantesco. Ni qué decir tiene que muchas acciones que tomaba eran blanco de la ira de aquellos que no estaban de acuerdo con mis acciones.
De ahí se desprende la primera regla:
Regla número 1 de moderación: nunca respondas violentamente a un comentario violento.
«¡Eh, ¿qué basura de entrada es esta? ¿Cómo se te ocurre escribir toda esta porquería?»
Calma. Guarde el hacha y la motosierra. Si hay insultos directos, puede usted tranquilamente borrar la entrada. Unos lo llaman censura. Otros lo llamamos poner unas líneas rojas. Si alguien me insulta, el resultado es inmediato: borrado, y bloqueo. No podemos andarnos aquí con medias tintas. Los que insultan no son personas que deban tener un sitio en nuestro blog.
Antes, eso sí, si usted lo prefiere, puede decirle que retire sus palabras, y entonces discutirá con esa persona lo que estima conveniente. Pero esa persona debe hacerlo. Debe retirar sus palabras. Recuerdo una ocasión en que una persona, con toda la razón del mundo, criticaba a otro, pero con insultos. Le dije lo siguiente:
«Estoy de acuerdo contigo, pero toda tu razón desaparece cuando para defenderte insultas a otro».
Esa persona reaccionó, se disculpó, y entendió que había tenido un mal momento. De acuerdo, todo olvidado. Y curiosamente estaba quejándose algo que era objetivamente cierto. Pero insultar no va a dar a nadie más razón de la que ya tiene.
¿Qué pasó con la otra persona? Me acusó de tomar partido. Yo no tomo partido, yo dirimo una disputa y arbitro el foro. Y un árbitro toma decisiones, que favorecen a unos, y no a otros. Si hay una disputa, los dos no pueden ganar casi nunca. Sí pueden perder ambas partes por supuesto. Lo normal es que uno gane y el otro pierda. Pero, sea como sea, la parte perdedora suele acusar casi siempre al árbitro. Y ese árbitro era yo en ese caso. Así llegamos a la regla número 2:
Regla número 2 de moderación: nunca podrá satisfacer a todas las partes, incluso cuando esa parte está formada por una parte.
No le dé más vueltas; si quiere quedar bien con todos, no quedará bien con nadie. Deberá tomar un camino, y eso agradará a unos, y molestará a otros. Yo le puedo decir que he recibido llamadas con amenazas por teléfono, y eso no es agradable se lo aseguro. Pero era el precio por gestionar una web con miles de visitas diarias y tres servidores dando servicio a cientos de pilotos volando a la vez, con sistemas de comunicaciones por voz, con los foros, con las noticias aeronáuticas que yo mismo redactaba… un caos. Por eso lo dejé, agotado y mentalmente destrozado. Aquello empezó como un hobby y acabó siendo una pesadilla. Nunca mais.
¿Lo divertido? Llamar a un aeropuerto por cualquier motivo y que me reconocieran como «el responsable del escuadrón x», eso era gracioso. También las amistades y los buenos momentos, aunque alguna pareja de algún compañero me había dicho «ah, tú eres el de esa página web, ¿eh?» con aires amenazadores. Su marido se pasaba horas y horas volando con el PC dejando de lado a pareja e hijos, y me culpaban a mí de ser el responsable.
Vi de hecho algunos divorcios en esa época donde el escuadrón era un argumento, y yo por lo tanto el responsable del divorcio. ¿Lo ve? Ahora hasta destruyo vidas conyugales. Si hubiese sido porque la dama de turno habría tenido un affaire conmigo aún habría sacado algo. Pero no, las damas me daban la correspondiente patada en el trasero.
Siempre perdía yo. Hasta que un día dije «basta», y lo dejé todo. Monté este blog, y soy feliz desde entonces. No más damas enfadadas porque sus maridos no les hacían caso a sus parejas (siempre hombres, prácticamente no hubo mujeres en el escuadrón excepto tres casos que recuerde, algo triste, hubiese querido más mujeres en el escuadrón, pero no pudo ser). Eso nos lleva a la tercera regla:
Regla número 3 de moderación: si es un hobby, no es un trabajo. Si es un trabajo, no es un hobby.
¿Y qué ocurre con los trabajos? Que se cobra por ellos. Si no cobra por ello y siente que es un trabajo, entonces se está dando un problema. Aquello se había convertido en un trabajo, tenía que gestionar las peleas, los divorcios, las amenazas, pero no sacaba nada a cambio. ¿Solución? Mandarlo todo al infierno. Y fue una gran liberación, se lo aseguro.

Este blog de La leyenda de Darwan es un hobby. Yo aquí no me preocupo por el SEO, ni por las visitas, ni por el qué dirán. Si alguien, como ocurrió esta semana, viene a atacarme, le respondo con algo de humor, y lo dejo estar. Recuerde: el humor desarbola a mucha gente, especialmente a los trolls.
Este caso en concreto de esta semana no era el de un troll, sino un amante de las letras que se sentía ofendido por cierto artículo, lo cual respeto. No respeto que para ello se dedique a atacarme, no con insultos, pero sí con un lenguaje muy duro. ¿Mi respuesta? Humor. El humor es un arma tremendamente poderosa. Bien usado deja fuera de contexto y lugar a mucha gente. Otros no, otros siguen respondiendo, pero, de nuevo, el humor los dejará fuera de juego. Y si empiezan con insultos, ya lo he comentado: aviso, y si no reacciona, bloqueo y borrado del texto.
En fin, este tema quizás dé para otra entrada, ahora no quiero extenderme más. Y ya lo sabe: si quiere tener un blog, empezará tranquilo. Pero tarde o temprano se puede encontrar con esta situación de conflictos. No ocurre con «La leyenda de Darwan», excepto en algún caso muy concreto porque este blog es anónimo y desconocido, pero en un blog con fama y actividad le aseguro que puede usted llegar a perder los nervios.
Ese es el momento de relajarse, respirar hondo, y decir: «voy a por ello». Y lo hará, pero solo hasta cierto punto. Tampoco se deje la vida y la piel por un hobby. Si ve que le supera, pase a otra cosa. La vida ya nos da demasiados problemas para tener más por razón de nuestros hobbies. Siga con su hobby, de hecho yo sigo volando a día de hoy, y haciendo actividades relacionadas con la aeronáutica. Pero hágalo con tranquilidad. Los hobbies son para relajarse. Si no, no son hobbies.
Estas actividades de los blogs, foros, etc, indefectiblemente suelen terminar generando enemigos. No se preocupe; sea respetuoso, pero sea firme. Ya lo dijo Winston Churchill:
«Si tienes que matar a alguien, no cuesta nada ser amable».
¡¡¡Muchísimas gracias por tus consejos!!! Creeme, me ha servido de mucho, no solo para reaccionar ante las malas críticas de un blog, sino, como actitud para solucionar otros conflictos en la vida… Me ha encantado.
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Muchas gracias por tus palabras, me alegro mucho que te sea de utilidad, un cordial saludo.
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