Este jueves 16 de julio de 2020 se cumplen tres años del accidente que sufrí, y que estuvo a punto de terminar con mi vida. Afortunadamente, gracias a la rápida intervención del personal sanitario y de su enorme profesionalidad, pudieron volver a montarme, consiguiendo que lo que era un caso casi perdido se convirtiese en un terrible susto. Duro, doloroso, agónico. Pero donde la supervivencia fue posible.
Tengo que decir que hoy, como cada día, agradezco, de todo corazón, a todo el personal sanitario que, durante aquel tiempo, que fueron varios meses, me trataron y cuidaron excepcionalmente bien. Los auxiliares, las enfermeras, siempre con una sonrisa y una palabra amable, y los dos médicos, encabezados por una doctora increíblemente profesional, que me explicó, en un lenguaje comprensible, cómo iba desarrollándose mi evolución.

Una evolución que, en mi caso y afortunadamente, no ha tenido prácticamente secuelas, excepto alguna molestia ocasional. Pero mis órganos vitales están intactos, de hecho el corazón está excepcionalmente bien según me dijeron para mi edad, y espero morirme dentro de muchos años. Tengo mucho que escribir todavía. Y muchas cosas que contar.
A todos el personal sanitario que me atendió solo puedo decirles: gracias. Muchas gracias por estar ahí. Y por salvarme la vida.
No siempre se puede conseguir salvar al paciente. Pero no nos engañemos: tenemos unos profesionales en España de un grandísimo nivel, que aúnan conocimientos excepcionales con un trato amable y dulce, absolutamente fundamentales para que los pacientes nos sintamos, al menos, esperanzados de poder salir de una situación crítica, que podría llevar a la muerte.
Por eso, cuando veo, ahora con el asunto del Covid-19, y antes con los continuos recortes en salud, cómo se van mermando los fundamentales recursos sanitarios, tan necesarios para miles y miles de personas, no puedo por menos que llenarme de rabia, de dolor y de impotencia. ¿Por qué se quiere convertir el dolor humano en un negocio? ¿Por qué se tiene que convertir una enfermedad, un accidente, en un negocio del que sacar hasta el último céntimo del paciente? El derecho a la vida, y al cuidado, no pueden discutirse, ni valorarse, en una sociedad moderna.
Quede claro que no estoy en contra de la sanidad privada. Quien quiera crear una clínica o un hospital privado tiene perfecto derecho a hacerlo. Y quien quiera pagar y acudir a esas clínicas y hospitales está en su perfecto derecho. Pero somos muchos, muchísimos, los que no podemos permitirnos algo así.
Y el ejemplo más directo es Estados Unidos, donde la sanidad está vendida a un lobby de aseguradoras, que hacen un frío y oscuro negocio con las personas. ¿Cuántas personas se han arruinado por una enfermedad o accidente que luego no pueden pagar? ¿Por qué en Estados Unidos, un país que se supone moderno, la tasa de contagios es tan gigantesca?

Dejar a una parte de la población sin medidas sanitarias no solo es malo para ese grupo. En el caso de enfermedades contagiosas, ese grupo no puede tratarse, y ello conlleva que la gente siga yendo a trabajar, por temor a perder el trabajo, y quedarse sin la cobertura sanitaria asociada al empleo, lo que afecta al grupo que sí puede pagarse un sistema sanitario. Paro significa no poder ser tratado sin pagar primero. Pero tener empleo significa que muchas enfermedades graves también han de pagarse. Es una trampa mortal, nunca mejor dicho, que destruye la vida de miles y miles de ciudadanos estadounidenses.
Si quieren leer un informe muy interesante sobre este tema, del año pasado, pueden hacerlo en este enlace. Ahí se explica, con detalle, este tipo de situaciones en Estados Unidos. La frase destacada del artículo dice:
530,000 families go bankrupt each year because of medical issues.
En español:
530.000 familias van a la quiebra cada año debido a problemas médicos.
Otro artículo interesante es el de este enlace.
Más de medio millón de familias de clase media rotas por tener una enfermedad o accidente fortuito. ¿No les parece que falla algo? ¿Queremos eso en nuestros países? ¿De verdad tenemos que cambiar nuestro modelo actual por uno donde las familias queden arruinadas de por vida?
Cuidemos nuestro sistema sanitario. Cuidemos de nuestros profesionales sanitarios. Y del personal auxiliar. Todos son importantes. Todos tienen un papel fundamental en nuestra salud. Y todos se merecen trabajar las horas precisas y no más, y cobrar unos sueldos decentes, disponiendo de los medios necesarios en cada caso. No son máquinas; son seres humanos. No son robots, que puedan trabajar noventa horas a la semana sin quedar extremadamente agotados.
Una sociedad avanzada se preocupa por la salud de sus ciudadanos. Y gestiona un sistema sanitario eficiente y moderno para todos. Porque todos podemos encontrarnos en una situación límite un día, y querremos hacer solo una cosa: sobrevivir. El resto no importa. Lo importante es mantener la vida. Y eso solo puede hacerse con buenos profesionales, y los medios adecuados.
Seamos conscientes de ello cuando pisemos un hospital. Un hospital no funciona por arte de magia. Es por el esfuerzo de miles de profesionales. Vamos a cuidarlos, a mimarlos, a darles todo lo que necesitan. Porque, cuidándolos a ellos, estamos cuidando de nosotros, y de nuestras familias. Muchas gracias.
Offtopic: para celebrar este aniversario, y durante unos días, «Sandra: relatos perdidos» estará disponible gratis en Lektu. Un poco de lectura de ficción por si le apetece perderse en un futuro lejano, y muy alejado del ideal. Pero así es la vida: pocas veces lo ideal es lo que encontramos.
Muy de acuerdo con tu reflexión, Fenrir. El caso de USA es un gran ejemplo de lo que no deberíamos de convertirnos. No solo en ese aspecto sanitario, si no que si miras toda la estructura donde el estado no ayuda, si no que asfixia… me hace valorar mucho nuestra tierra.
Y me alegro mucho que vaya bien y que ese percance no haya dejado secuelas graves. Un fuerte abrazo y espero que sigamos en contacto muchos años más, crack.
Me gustaLe gusta a 1 persona
Muchas gracias Vanessa, brindo por tus palabras, un fuerte abrazo.
Me gustaLe gusta a 1 persona
Una reflexión, extensible a todo creador: si sobrevives a un percance tan grave, todo el arte posterior es un regalo que no hubiéramos tenido con un desenlace fatal.
Lo construido estos tres años es un regalo.
Lo mejor está por llegar.
Abrazo!
Me gustaLe gusta a 1 persona