Quiénes somos, quiénes quieren que seamos

La frase de la semana, de Malcolm X, tiene que ver con el conflicto que se produce entre lo que somos y lo que podríamos ser, pero no somos porque no nos lo permitimos, o porque no nos lo permiten las circunstancias. Y todo ello se incluye en los hechos sucedidos, que son la suma de lo que somos, y lo que los demás ven que somos.

La suma es el total de nuestro ser. Y no podemos separar uno del otro.

Una de las cuestiones que con mayor necesidad ha de plantearse el ser humano es «¿qué espero de mí?» La segunda pregunta es «¿qué esperan los demás de mí?»

Esas dos preguntas están conectadas por un estrecho hilo que no siempre fluye de forma armoniosa. Lo que yo espero de mí, y lo que los demás esperan de mí, puede contenerse en un flujo de ideas armoniosas y en perfecto equilibrio. O pueden romperse y derivar en una tormenta impresionante de sentimientos, donde lo que yo espero de mí, y lo que los demás esperan de mí, colisiona como un enorme meteorito, destruyendo a ambas partes: a quienes no ven que actúo como quiero, y a uno mismo, viendo que no se encuentra esa armonía tan necesaria para el equilibrio.

Un ejemplo personal es este blog. En diversas ocasiones he tratado de ver qué quería yo del mismo, y he tratado de contestarme explorando nuevas opciones. Y esas opciones han colisionado con el lector, que espera de mí ante todo una cosa: la palabra escrita. No que busque y rebusque en otros océanos, con otras artes de pesca, en otros caladeros de ideas.

No. La palabra es lo que cuenta. ¿He nacido para la palabra? Pues es la palabra la que tiene que prevalecer. ¿Qué ocurre con la aceptación de la propia identidad exploratoria frente a aquello que los demás quieren o desean de nosotros?

Lo cierto es que el conflicto existe, y existirá siempre. Y esa lucha, esa batalla interna por ser lo que somos, como entidad de resistencia frente a lo que los demás quieren que seamos, es lo que nos hace elegir entre ser el mismo, o cambiar para seguir siendo el mismo, pero con nuevas oportunidades.

Quizás el cambio más evidente entre el yo que somos para nosotros, y el yo que somos para los demás, es seguir ambos caminos de exploración. Encontrar un punto medio entre nuestros sueños y esperanzas, y entre las esperanzas y sueños que los demás han depositado en nosotros. No traicionar a ninguno, pero tampoco elegir dejar de ser uno por el otro.

Quizás así seamos, finalmente, aquello que queremos ser: un compendio de nuestros sueños y los sueños que los demás tienen de nosotros. Porque necesitamos nuestros sueños. Pero también necesitamos ser soñados, y necesitados. La soledad de un camino único y exclusivo nos daña. La entrega total a los demás nos destruye. El equilibrio es, pues, la búsqueda de un camino intermedio.

No es fácil, por supuesto. Pero es el camino donde encontraremos un punto de encuentro. Porque somos uno en forma y fondo, pero son muchos los que nos ven con su propia perspectiva de forma y fondo.

Y todos tienen razón. También la tenemos nosotros. Somos, ciertamente, la suma de las partes. La de aquellos que nos contemplan, y la que somos como individuos. Y nunca podrá existir el uno sin el otro.


Autor: Fenrir

Amateur writer, I like aviation, movies, beer, and a good talk about anything that concerns the human being. Current status: Deceased.

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