Nota: el Teide está en la isla de Tenerife, y no, no se ve afectado por el volcán de La Palma. Los volcanes no están conectados, y el Teide no se va a activar porque se haya activado el volcán de La Palma.
La entrada corta de hoy tiene dos objetivos. El primero, mandar un saludo, y un afectuoso abrazo, a los habitantes de La Palma, en las islas Canarias, que están sufriendo los efectos del volcán, que está arrojando grandes cantidades de lava, y destrozando todo tipo de recursos, casas, etc.

El segundo objetivo es llevar a cabo una pequeña reflexión. Un volcán se activa, y nada ni nadie puede pararlo. No valen mangueras ni bomberos, ni poner muros de cemento, como algunos reclaman. No vale echar agua, que se descompone por el calor, y el hidrógeno estalla. No vale nada, excepto invertir más dinero en investigación sobre vulcanología, para poder aprender y gestionar estos eventos.
Digo aprender y gestionar, porque un volcán no hay quien lo pare. Es un fenómeno que se desarrolla con un poder y una fuerza que no podemos ni imaginar. Y estamos completamente impotentes ante una fuerza así. Tenemos que ser un poquito más humildes, y comprender que, a pesar de nuestro orgullo y de nuestros aires de ser seres superiores, lo cierto es que seguimos vinculados a la Tierra y a sus fenómenos.
Un volcán no tiene nada que ver con el cambio climático, como algunos creen. Pero un volcán nos recuerda algo importante: estamos a merced de la naturaleza en demasiadas ocasiones. Seamos más modestos y menos orgullosos, y aceptemos que somos parte de la naturaleza, y que formamos un todo con la Tierra. Cuidemos del planeta, aprendamos cómo funciona todo en el universo, para poder desarrollar tecnologías y conocimientos que salven vidas. De hecho los vulcanólogos de La Palma han hecho un gran trabajo, y afortunadamente no se han perdido vidas humanas.
Somos hijos de la Tierra, somos parte de este maravilloso planeta. Pero no somos inmortales, ni somos eternos, ni somos dioses. Solo somos una especie más, con ciertas capacidades es cierto, pero sometidos a las mismas leyes naturales que el resto de especies del planeta. Trabajemos por mejorar nuestro mundo, y entendamos que, dada la aparición de un volcán, el hecho nos dice una cosa: seguimos dependiendo de hechos fortuitos para construir nuestro futuro.
Tal como llegamos a la Tierra, un día podremos desaparecer y extinguirnos. El 99% de las especies de la Tierra que han vivido se han extinguido. ¿Acaso nosotros somos especiales y diferentes? No lo somos. Por lo tanto, una vez más, seamos humildes, cuidemos de nuestro mundo, y tratemos de dejar para nuestros hijos un lugar mejor para todos.
Que este volcán, y la vida, nos enseñen que la arrogancia, el poder, el dinero, y la egolatría no llevan a nada. Intentar comprender nuestro mundo, estudiarlo, y prevenir daños, eso sí tiene un valor positivo para todos. Ese es nuestro camino. Nuestro único camino.
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