Hoy me gustaría dedicar un tributo a Josep María Farrás (1943- ). Músico, trompetista de jazz, empresario musical, y uno de los mecenas más grandes de la música del siglo XX en el apoyo a miles de músicos.
Su tienda «Musical Farrás», nació al calor del siglo XX gestionada por su padre, y él tomó las riendas en los años setenta. Yo tuve la fortuna de conocer a su padre, y a un joven Farrás, que ya era sin duda el hombre amable y cercano que muchos admiramos.
La tienda de Farrás, situada en la ciudad de Terrassa, una urbe cercana a Barcelona que tuvo al sector textil como motor principal durante muchos años de los siglos XIX y XX, se convirtió en un hervidero de artistas, que podían llevar a cabo su sueño de ser músicos, gracias a que la tienda daba grandes facilidades para la compra de instrumentos y equipo, y para pagarlos en plazos. Sin contratos, sin firmas, sin bancos. Simplemente, «dame una entrada, y ya me pagarás el resto».
Así, con esa filosofía, que hoy sería básicamente imposible de entender, muchos músicos, entre ellos yo, tuvimos en nuestras manos nuestro primer instrumento, y nuestro primer «ampli», y nuestra primera mesa de mezclas, para esas actuaciones de barrio, donde siempre llovía el día del concierto.
La tienda creció en parte a esa filosofía, y en parte a que la gente elegía la tienda para la compra de partituras y material, para el cercano Conservatorio de Música de Terrassa, donde tuve la suerte de estudiar solfeo, un lugar diseñado por uno de los alumnos de Gaudí. El violín, el piano, la guitarra, la batería, el bajo, el chelo, las partituras, la armónica, las cejillas, las púas, las cuerdas, casi siempre iban a buscarse a su tienda. Farrás fue el precursor de que miles de jóvenes, entre ellos yo mismo, pudiéramos disfrutar del sabor de la música. Y no todo el mundo pagaba, puedo dar fe de ello. Algunos se aprovecharon de su mecenazgo, pero otros entendimos que le debíamos mucho más a ese hombre que algo de dinero. Los saldos pendientes se llevaban en una libretita donde él solo apuntaba nombre, material y coste.
Recordemos también que en Terrassa se encontraba el «Jazz Cava», un pequeño local de jazz por donde pasaron músicos de altísimo nivel de todos los continentes, y el «Festival de Jazz de Terrassa» sigue siendo una referencia mundial. Farrás siempre estuvo involucrado en esas actividades, y aportó su distintivo toque y su personalidad.
Tuve la suerte de colaborar con él en los noventa dando clases de «MIDI», un lenguaje informático para instrumentos musicales que se desarrolló en los ochenta, y que se sigue usando hoy día, para programar secuenciadores y otros instrumentos. Y también fui el contacto de uno de sus colaboradores, un compañero del grupo, que lleva treinta años trabajando en la tienda.
Vaya desde aquí mi más profundo homenaje a uno de los trompetistas de jazz más valorados de Europa durante muchos años, y es que Farrás ha grabado y hecho colaboraciones con muchos de los más importantes músicos de jazz, aparte de tener su propia banda. Pero él nunca quiso tener un protagonismo excesivo. Prefería mantener un margen alejado del ruido. Su tienda, su trompeta, y su amor por la música. Esa ha sido su vida.
Nunca olvidaré sus frases y coletillas que siempre daba a la hora de explicar las características de este o aquel instrumento, y la pasión que ponía en su trabajo. Sin duda, un héroe de la música del siglo XX.
Él sigue en activo actualmente, y espero que durante muchos años, con su trompeta, su jazz, y su pasión por la música.
Muchas gracias Josep. El mundo de la música te debe una bien grande. Serás siempre nuestro héroe, y nuestro hacedor de sueños con la música. Muchas gracias, y ojalá sigas llenando de jazz el mundo muchos años.
Excepcional video y reseña
Un abrazo
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Muchas gracias, sin duda desde el corazón está escrita la reseña, un abrazo.
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