Hoy he estado leyendo un interesantísimo artículo de un físico altamente implicado en los trabajos relacionados con el CERN de Ginebra, Ben Allanach, y concretamente con el famoso acelerador de partículas LHC. Sí, ese que nos engullirá a todos en un agujero negro.
Reconozco que he empezado la lectura con cierto pesimismo, esperando otro evangelizador de ideas que no tienen base alguna experimental y no son falsables, y viendo el tono inicial del mismo, muy similar a mucho otro material que se publica actualmente. Luego he empezado a creer que el texto iba a darme una desagradable sorpresa, cuando ha empezado a hablar de la teoría de cuerdas, y, sobre todo, de la supersimetría. Ambas, cuerdas y supersimetría, son dos ideas que llevan años encima de las mesas de los físicos, y que no han aportado nada concreto; solo números y más números, pero sin resultados visibles y evidentes. Incluso el autor del texto parece reconocer que la supersimetría, que era la gran esperanza de la teoría de cuerdas, es una quimera sin base científica alguna. El artículo comenzaba a tomar un tono mucho más prometedor.

Pero ¿qué es la supersimetría? Es una idea que conforma una extensión a lo que se conoce actualmente como Teoría Estándar, y que explica, con gran detalle, tres de las cuatro fuerzas fundamentales del universo: el electromagnetismo, la fuerza nuclear fuerte (responsable de la estabilidad de los nucleones, es decir, protones y neutrones), y la fuerza nuclear débil (responsable de la desintegración nuclear). La supersimetría nos dice que, para cada partícula conocida, existe una superpartícula de las mismas propiedades, pero con una masa mucho mayor. Y la teoría de cuerdas requiere de estas superpartículas para poder ser coherente con sus postulados.
En el LHC de Ginebra han intentado, por todos los medios, crear estas partículas, detectarlas, analizar su masa, y verificar que realmente existen según el modelo propuesto por la teoría de cuerdas. A día de hoy, ninguna de estas partículas ha aparecido. Las razones pueden ser tres: el experimento requiere de otras condiciones iniciales, el experimento requiere de energías superiores a las previstas para generar las partículas, o, en tercer lugar, las partículas hipotéticas no existen. Los físicos cada vez se inclinan más por esta tercera opción.
Lo que realmente me ha llamado la atención, frente a la multitud de artículos similares a este, es el planteamiento final del artículo. La idea es dar un paso atrás, y entender que, quizás, haya que replantearse el sistema de búsqueda de aquellos aspectos de la naturaleza que todavía no se comprenden.

Sobre todo la materia oscura, la energía oscura, la reunificación de la relatividad general con la mecánica cuántica en una teoría de la gravedad cuántica, así como la explicación de la relación que existe entre las masas de distintas partículas. Todo ello apuntando al valor de la constante de estructura fina, que es una contante adimensional con un valor perfecto y preciso para la creación de átomos pesados y de la vida. ¿Por qué se da ese valor exacto y no otro? ¿Qué provoca que la relación de masas entre protón y neutrón sea exactamente esa?
Son preguntas cuya respuesta quizás requiera de tirar todo de la mesa, buscar una libreta nueva, abrirla, y comenzar a escribir de nuevo la historia del universo. Con nuevas ideas. Con nuevos planteamientos. Con nuevas mentes no obcecadas por las teorías que han amordazado a los físicos en los últimos cuarenta años, especialmente, la teoría de cuerdas. Eso, sin duda, es lo que me ha parecido más llamativo y atractivo del artículo.
A veces, en la vida, y en la ciencia, es necesario superar el pasado, dejarlo todo atrás, y comenzar de nuevo. Si funciona para la vida, por qué no ha de hacerlo para intentar descubrir los secretos más ocultos del universo. No será fácil. No será inmediato. Pero el solo hecho de plantearlo ya es un gran paso adelante.
Veremos si así, con nuevas mentes y nuevas ideas, podemos superar los obstáculos, y conocer los secretos mejor guardados de la naturaleza. Sin duda, un viaje apasionante al futuro del conocimiento de aquello que nos da forma: la esencia misma del universo.
Un artículo realmente interesante, muy por encima de tanta basura que se publica hoy en día, y que merece sin duda la pena.
Debe estar conectado para enviar un comentario.