Suelo ver a menudo entradas en diversos blogs sobre temas infantiles. Asuntos sobre la educación, la escuela, la higiene, las enfermedades, etc. Todos ellos temas muy importantes, sin duda. Pero, ¿y la música? No es un tema crítico de acuerdo, pero creo que muchos padres pueden estar interesados en que sus hijos aprendan algo de música.
¿Es importante la música? ¿Y si les digo que la música es un camino hacia las matemáticas? ¿Y si le digo que aprendiendo música puede enseñar a sus hijos fracciones? ¿Y logaritmos? ¿Y proporcionalidad?
Todo eso está implícito en la música. La música son matemáticas, y la unión entre ambas es tan grande, que una no puede existir sin la otra. En el ritmo, las matemáticas nos ayudan a crear secuencias que conforman una sensación de proporcionalidad, lo que se conoce como el tempo, que se rigen por el compás musical. En la armonía, la música forma frecuencias sonoras, que se corresponden con vibraciones del sonido, llamadas «notas«. en la cual la frecuencia de 440 hercios corresponde a la nota «La», que en el mundo anglosajón se define como «A».
Pero la música es, ante todo, desarrollo emocional e intelectual. Y conforma en los niños unas capacidades de desarrollo de su creatividad de forma espectacular. Por ello, la música es, sin duda, una materia, en mi opinión, realmente importante en las etapas primarias de los chicos. Vamos a verlo a continuación.
La música como método para descubrirnos a nosotros mismos.
Se ha hablado mucho de la música en las etapas iniciales de desarrollo de los jóvenes. Y, sin duda, la música aporta un elemento creativo y de expresión absolutamente maravilloso, que les permite crear y sentir cómo ellos mismos son capaces de dar forma y belleza al sonido.
Todo esto debe aprenderlo el chico que estudia música, si quiere estudiar música un poco en serio claro. Y la música le lleva a las matemáticas, también a la física de las ondas sonoras, porque la música es arte, pero es también ciencia. Es un gran método de que aprenda matemáticas, física, y música al mismo tiempo.
Muchos padres apuntan al niño a clases de música, bien porque ellos han sido músicos aficionados, o bien porque consideran que es importante o necesario. Eso está bien, pero, en última instancia, esta es una actividad que se puede, y debe, tomar a tres niveles:
- Nivel serio: el conservatorio por supuesto. Aprender solfeo, antes que nada, es requerido para que el niño luego comience a tocar un instrumento, el que sea, leyendo partituras. Este método tiene la ventaja de que el niño aprende música de tal forma que conocerá todos los secretos de la música. Entenderá cómo funciona, cómo se estructura, y podrá desarrollar luego sus habilidades técnicas más depuradas.
- Nivel intermedio: en una academia de música. Es parecido al anterior, pero de una forma menos disciplinada, más interactiva. Los chicos comienzan pronto a tocar el instrumento que quieran, y lo combinan con el solfeo. Tiene la ventaja de que se ven los resultados antes. Pero se dejan de lado muchos aspectos teóricos. Es ideal para chicos que se sientan agobiados con el conservatorio, o que no van a ir tan serios. Siempre se puede pasar al conservatorio si quiere luego claro. Tengamos en cuenta que el conservatorio da titulaciones oficiales, y aquí no las obtendremos. Sí puede hacerse algo: aprender aquí, y presentarse por libre a los exámenes. Pero claro, habrá que aprobarlos en el conservatorio.
- Nivel básico: de oído. Los Beatles tocaban de oído, excepto Paul McCartney. Y los resultados saltan a la vista. Se puede aprender a tocar «de oído», aunque unas clases y nociones serán necesarias. El problema es que los chicos desarrollan vicios tocando los instrumentos por ellos mismos, sin supervisión, o con una supervisión básica. Vicios que luego costará mucho quitar. No tendrán la técnica depurada, ni sabrán en muchos casos convertir su música en partituras. Evidentemente, en chicos jóvenes el autoaprendizaje es imposible, por lo que solo quedarán los puntos 1 y 2 como alternativas.
Estilos, modelos, decisiones.
Luego aparecen otras preguntas: ¿música clásica o moderna? ¿Y qué estilo? Pues eso tiene mucho que ver con los puntos 1 y 2. En el conservatorio tenga la seguridad de que van a empezar con música clásica, y van a seguir con clásica mucho tiempo, y también música popular. Claro que conservatorios modernos introducen música moderna también, pero más adelante. La clásica se considera la esencia y la base de la música, y es por eso que es lo primero que se aprende. En el ballet pasa lo mismo: las escuelas serias empiezan con ballet clásico, y luego ya se pasa a cosas más modernas.

El mejor método.
¿Qué método es mejor de los tres? Depende de lo que se quiera lograr. El tercero es frustrante a medio y largo plazo. Enseguida el chico llega a donde ha podido llegar. Así tendrá que pasar al punto 2 o al 1, o abandonar. Yo recomiendo el punto 2, y si el chico se anima, pasar al 1. Si no, que se quede en el 2. Lo pasará bien y sin tener que tomárselo demasiado en serio.
¿Y el instrumento? ¿Qué instrumento es mejor para mi niño? ¿La batería? Fantástico para romper la paciencia a los vecinos. ¿El trombón? Idem. ¿La flauta? ¿La guitarra eléctrica, mientras salta por el escenario, pegando gritos como un loco mientras los vecinos llaman a la policía? Pues dependerá mucho de la personalidad y gustos del niño. Lo mejor es que el niño se exprese, y muchas veces ya ha dado muestras de lo que quiere tocar.
La flauta dulce suele ser habitual para comenzar con las primeras notas, pero yo personalmente trataría de averiguar qué es lo que le gusta al chico. Por ejemplo, si es una guitarra, o un violín, o un chelo, o un bajo, o el piano, la idea es ver qué le llama la atención. Y es relativamente normal pasar de un instrumento a otro. Se empieza con algo, y luego se descubre que se prefiere otro instrumento.

No pasa nada, mucho mejor ir experimentando hasta dar con el instrumento que nos encanta. O los instrumentos, porque cuidado, hay niños que pueden tocar varios instrumentos muy bien. Genial para ellos, mejor podrán expresar sus ideas, sus emociones, sus sentimientos. Porque no lo olvide: la música va de eso: de expresar emociones y sentimientos.
El primer concierto. ¡Qué nervios!
Una vez el chico ya controla la situación, dará su primer concierto. Obviamente hay que aplaudirle, aunque luego gaste usted una caja de gelocatiles entera. Es normal, y es obvio que los primeros pasos no serán precisamente la orquesta filarmónica de Berlín. Lleva tiempo, y un importante esfuerzo, empezar a hacer cosas que suenen bien. Rasgar cuatro notas con la guitarra por ejemplo es fácil, pero empezar ya con punteos y arpegios lleva su tiempo y su trabajo.
Comprando el instrumento musical.
¿Qué instrumento comprar? Por favor, no se entusiasme y le compre a su hijo un buen instrumento. Vaya a una tienda de música, no a un centro comercial, y compre algo adecuado a la edad, y al conocimiento. Si luego esa guitarra o ese violín quedan encima de un armario, usted habrá gastado poco dinero. Le puede vender o regalar a una escuela de música. Si luego el chico evoluciona bien, ya habrá tiempo de comprar algo de más calidad.
¿Y si es un piano? Antes la cosa era más complicada. Se solían poder alquilar pianos de pared sencillos. Si el chico prosperaba, los padres compraban ese mismo piano o uno un poco mejor. Hoy en día hay pianos electrónicos cuyas teclas imitan perfectamente el tacto de los pianos clásicos. Es muy importante, repito, muy importante, que si el chico va a empezar con piano, tenga el tacto del piano desde el primer día. Existen multitud de pianos eléctricos que imitan el tacto de los pianos clásicos. Además se puede poner los cascos y practicar sin molestar a nadie.

¿Y si es la batería? Algo parecido. Hoy día existen baterías electrónicas que se golpean y no suena nada, sino que todo va por un amplificador con sonidos sampleados. Se puede tocar la batería de noche sin despertar al barrio entero gracias a los cascos.
Sin forzar, no es Mozart ni le hace falta serlo.
Para finalizar, no fuerce al chico. Sí, usted lo quiere ver en Operación Triunfo. Pero incluso esos chicos de esos programas terminan en general frustrados al perder en algún momento del concurso. Y los que ganan en general son olvidados en meses, o semanas. Solo muy pocos llegan al estrellato. Deje a su hijo que se desarrolle en armonía, nunca mejor dicho.

El triunfo es tocar esa balada, esa pieza clásica, o incluso, escuchar su composición propia. Desarrollar sus capacidades artísticas, y convertirse en un ser humano capaz de expresar emociones con su instrumento musical. Esa es la magia de la música. Dele la oportunidad.
Y, si no le gusta, y prefiere el Taekwondo o el Karate, o el ballet, o ser cocinero, o astronauta, adelante. Pero, si es músico, estos consejos podrán ser de cierta ayuda. O así lo espero. Lo importante es expresarse. Y la música es un camino largo y maravilloso. Puede durar toda la vida. O unas semanas. Pero la experiencia habrá valido la pena.
Como elemento adicional me permito el lujo, con su permiso, de darles una muestra de una de las composiciones que preparado sobre algunos de los personajes de la trilogía de La leyenda de Darwan. Es una pieza que puede crearse con cualquier programa de creación musical para Windows, Mac, o Linux. En este caso usé Garageband, pero puede usar el que más le guste. De eso hablaremos otro día. Muchas gracias.
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