Escribo esto cuando se cumplen dos semanas de cuarentena en España, que tiene ya a aproximadamente un tercio de la humanidad en sus casas. La situación es muy dura y muy tensa a todos los niveles para todos, tanto personal, como laboral, como mental. Es absolutamente lógico, ya que estamos ante una crisis sanitaria que no se recuerda en el mundo desde la mal llamada pandemia de gripe española de 1918, que empezó realmente en Estados Unidos. Por lo que habría que llamarla «virus estadounidense» siguiendo la lógica de Donald Trump, que llama al Covid-19 «el virus chino». Afortunadamente yo no voy a caer en esa retórica absurda y sin sentido.
Todo son malas noticias, con miles de muertos cuyas cifras vemos crecer diariamente. Especialmente trágicas son muchas situaciones en centros de la tercera edad, de donde llegan noticias a veces realmente impactantes, que van más allá del propio coronavirus, y cuyos responsables tendrán que responder por estas situaciones previas, que han dado lugar a este caos absoluto. También es muy duro no poder despedir a familiares y amigos debido al propio caos, y al peligro de contaminación.
Todo este caos, todo este dolor, ¿tendrá algún lado positivo? Las crisis son siempre oportunidades de reflexionar y aprender. No se trata de buscar aspectos positivos en el caos, pero sí en el escenario tras el caos. Y ese aspecto positivo es el que está dejando en los jóvenes que están viviendo esta crisis sanitaria: la generación Covid.

La generación Covid.
Es la generación Covid, la generación del virus. Los que ya estamos en la línea de salida de este mundo no lo veremos, pero los jóvenes, los que actualmente son conscientes de lo que ocurre y tienen toda la vida por delante, serán la generación que habrá aprendido que existen prioridades en este mundo y en estas sociedades. Que no se puede convertir la sanidad en un simple negocio de beneficios. Que un mundo donde la salud es un negocio es un mundo condenado a sufrir tremendas situaciones de dolor y sufrimiento.
Lo curioso es que ese dolor y sufrimiento lo sufren todos, tanto los que pueden pagar por su salud como los que no. El ejemplo perfecto está en Estados Unidos. Cuarenta millones de personas no tienen ningún tipo de seguro. ¿Piensan que van a ir al médico, cuando el tratamiento cuesta 30.000 dólares? Irán cuando estén agonizando en muchos casos. Pero los que tienen seguro tienen que pagar el 20% de esos 30.000 euros, y, en última instancia, todos se ven abocados al caos. Todos. Los que tienen seguros privados, y los que no lo tienen.
Todo esto tiene una respuesta en la juventud. Ellos son los que están viendo en sus primeros años de vida una crisis de proporciones planetarias, que se está llevando por delante a miles y miles de vidas. Y está demostrando algo que venimos diciendo desde hace décadas: una sociedad moderna, avanzada, y solidaria, debe tener en la salud, y en la educación, sus pilares básicos. Todo ser humano tiene derecho a ser educado y formado, y todo ser humano tiene derecho a que su vida sea protegida. Porque, cuando formamos a un ser humano, y cuando cuidamos la salud de un ser humano, estamos, de facto, cuidando y protegiendo la educación y la salud de todos los seres humanos de su entorno.
Dicho de otro modo: de la misma forma que el contagio crea una protección de grupo, la salud pública y la educación pública crean una protección de grupo que evita, precisamente, que una pandemia como esta pueda llegar a ser un problema de salud pública a escala planetaria.
El futuro de la generación Covid.
La generación Covid debería aprender esta durísima lección. Que nadie debe poder hacer negocio con nuestra vida. Que el derecho a vivir es una propiedad intrínseca y básica de cualquier sociedad moderna. Y que separar a los seres humanos entre aquellos que pueden cuidar de su salud y los que no es una de las formas de discriminación más brutales y duras que podemos encontrar en las actuales sociedades.
La generación Covid deberá recordar estos meses, y estos años, para crear un nuevo modelo social que prime la salud pública como base primordial de los derechos básicos de cualquier ciudadano en todo el planeta. Porque de nada sirve una sanidad avanzada y pública en un país, si el país de al lado tiene una sanidad deficiente que genera miles y miles de enfermos, que luego contaminarán a esa sociedad donde la salud es pública y gratuita. Solo si la salud es un compromiso internacional y de todos, y solo si hay un acuerdo mundial que prime la salud pública y gratuita frente a otros intereses, solo entonces tendremos una oportunidad de poder disponer de medios para combatir una pandemia como la del Covid-19.
Porque, no lo olvidemos, la pregunta no es si habrá otra pandemia, sino cuándo. Y la generación Covid deberá estar preparada para ello.
Investigación en la generación Covid.
Seguramente esta crisis sirva para que muchos jóvenes se animen a estudiar biología y medicina, y se preparen para investigar cada vez mejores modelos de medicamentos y tecnologías para combatir a los virus. Jóvenes entusiastas que han vivido el Covid-19, y que querrán contribuir con su trabajo a que la próxima pandemia sea mucho menos letal que esta. Porque será difícil evitar todo tipo de pandemia, por mucho que se extreme el cuidado. Pero la generación Covid deberá estar preparada, y, si han aprendido la lección, lo estará, para combatir la infección, sea cual sea esta y venga de donde venga.
Generación Covid: el futuro de todos.
Estoy convencido de que serán muchos los jóvenes que habrán aprendido la lección. No todos claro. Pero, si el número es suficiente, la generación Covid será una generación preocupada por la salud, del ser humano, y del planeta. Y cuidando la salud personal y planetaria se podrán construir sociedades más avanzadas, más justas, más solidarias, y que tengan en cuenta el cuidado de la vida y de la Tierra.
La lección es amarga y dura. Pero si podemos aprovechar todo este dolor para tener una generación más entregada a la vida y a la ciencia, habrá valido la pena. No por nosotros claro, sino por ellos, por nuestros hijos y nietos. Ellos serán los herederos de la generación Covid. Y ellos verán los resultados del esfuerzo de esta generación.
Esperemos que el dolor y la tragedia tengan una respuesta. Por el futuro de la vida en la Tierra. Merecerá la pena.
Aún compartiendo tu anhelo tengo una visión pesimista al respecto. La mayoría de esos jóvenes que comentas serán formados en los mismos centros donde se formaron todos que siempre han contribuido a recortar la sanidad publica, la accesible para todo el mundo. Y esos centros, esas escuelas de negocios donde se formarán los lideres del futuro no les veo visos de cambio…Ojala me equivoque…Saludos!!
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Es una visión posible, sin duda habrá un porcentaje así. Solo espero que no sean los suficientes como para romper una corriente que pueda finalmente entender la necesidad de trabajar juntos, convirtiendo la salud en un derecho y no en un lujo. Gracias por comentar y saludos.
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