En la entrada musical de hoy quiero traer a este pequeño blog perdido de la galaxia a una artista increíble: Linda Ronstadt, una cantante estadounidense nacida en Tucson, Arizona, que lleva en su caja de éxitos 13 Grammys, y un sinfín de nominaciones al Grammy, además de muchos otros premios, con más de siete millones de álbumes vendidos, y seis discos de platino.
Conocí a esta fenomenal artista mientras cursaba mis estudios de COU, que era como entonces se llamaba al curso anterior a la entrada en la universidad. Como dato curioso, hice un COU de letras puras. Luego me puse a estudiar informática. Lo normal, como todo el mundo.

El caso es que yo salía del instituto a media mañana, e iba con mis amigos a un bar, donde un camarero algo mayor que yo atendía la barra. Un día me enteré que ese camarero había montado un grupo de rock y folk americano, y necesitaban un bajista. Le dije: «eh, amigo, ya tienes aquí al mejor bajista de la ciudad».
Dicho y hecho, me fui con mi bajo y mi amplificador al local donde ensayaban. Allí me encontré con otro guitarrista, un batería, y, oh Dios mío, ¡una chica, la pianista y cantante, que podría ser mi madre!
La chica era la líder, pianista y cantante del grupo, y tenía veinticinco años en aquel momento. ¡Veinticinco años, por favor! Cuando lo recuerdo ahora no puedo evitar una sonrisa. Yo, con diecisiete años, veía a aquella chica como una vieja que lo que tendría que hacer es dejar sitio a la gente joven, y ella marcharse al geriátrico. Y que nadie me malinterprete: no porque fuera mujer, al contrario, en aquella época no tenía yo demasiados problemas en acercarme a todas las chicas posibles que pudiera tener a mi lado. Para hablar de filosofía y literatura solamente, por supuesto… Pero, por favor, veinticinco años…
Ella, por su parte, me miraba con una cara que venía a decir: «¡Por Dios, ahora se aceptan niños de cuna en este grupo!»
Resultó que la chica estaba terminando la carrera de piano, y cantaba como los ángeles. Al final acepté colaborar con la tercera edad en aquel grupo. Fueron tiempos divertidos y felices. Aquel grupo sonaba francamente bien. Sonido genuino y puro. Lo recuerdo con mucho cariño.
Esa es la magia de la relatividad. No hace falta que venga Einstein a decirnos que todo es relativo. Hoy, cuando veo una chica de veinticinco años, que podría ser perfectamente mi hija, pienso: «cómo cambia la perspectiva de la vida».

Una de las canciones que interpretábamos era «Tumbling Dice» de los Rollings Stones. Y, como bien dijo Mick Jagger: «nosotros hicimos la canción; pero Linda la hizo suya». Su interpretación es simplemente magistral, tanto en estudio como en la versión que traigo, en directo.
Linda Ronstadt tuvo que apartarse hace ya veinte años del escenario por una enfermedad neurodegenerativa, algo que me dolió especialmente. Ella ahora no puede cantar desde hace años. Pero su voz, su corazón, su pasión, y su fuerza, seguirán con nosotros para siempre.
Señoras y señores: con ustedes, la maravillosa e increíble: Linda Ronstadt.
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