Una de las cosas que más me sorprende de la música actual es la obsesión por la tecnología. Hay excepciones, pero los grandes grupos y musicales en directo deben tener láseres, computadoras, efectos especiales, control del tono de voz… Eso no es música; eso es un programa informático que reproduce algo que muchas veces podría recordar a una composición musical.
Yo estoy viejo, y por supuesto siempre he sido enemigo de toda esta parafernalia tecnológica que nos invade cada vez más. No digo que no pueda complementar, pero nunca deberá sustituir, al artista. ¿Y qué puede ser más real que tres músicos, con tres guitarras, llenando un concierto durante dos horas y media de música real, auténtica, pura, y llena de pasión y arte?

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