He sido muy malo en mi vida, y por lo tanto iré al infierno, donde me quemaré eternamente en una olla, mientras un diablo malo me pincha con un tridente…
Esta es, básicamente, la historia que nos contaban cuando era pequeño acerca del infierno. Un cuento absurdo, ridículo, y que nos asustaba, vaya si nos asustaba. Claro que pronto comenzamos a entender que aquel cura era peor que el propio diablo, y ya no teníamos miedo del Ángel Caído, sino de aquel tipo y sus cuentos.
Religiones: cuando la copia es la norma.
Tiene la palabra el abogado defensor.
Con la venia, Señoría, señoras y señores del jurado, procuraré no extenderme demasiado en mi defensa de mi cliente, Satán. Y comprenderán, una vez terminada mi dialéctica, que mi cliente no solo ha sido injustamente castigado por la historia; además, ha sido víctima de crueles mentiras, y lo más importante: se le ha negado la verdad más importante de todas: que mi cliente, Satán, es el responsable de que la humanidad sea libre, consciente, y, sobre todo, de su cualidad más importante y crítica: la posibilidad de albergar el Libre Albedrío.
Espero con ello convencer al jurado, y a su Señoría, de que mi cliente es inocente, y por ello le eximan de cualquier pena.
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