Imposibles ficticios. Hoy: el teletransporte

Segunda entrada de esta nueva sección, donde desgranamos conceptos, tecnologías y situaciones que se dan en la ciencia ficción, y que son completamente imposibles, o al menos lo serán durante demasiado tiempo como para que podamos verlos, nosotros o nuestros biznietos. Hoy voy a hablar de algo tremendamente popular: el teletransporte.

«¡Scotty, teletransporte!»

Esta frase nunca la dijo el capitán Kirk. De hecho, sucede lo mismo que con la frase «vuélvela a tocar, Sam» de Casablanca. Sí dicen frases parecidas, pero no la misma. Me estoy refiriendo a Montgomery Scott, el ingenioso jefe de ingenieros de la nave USS Enterprise, matrícula NCC-1701. ¿Por qué 1701? Es la hora en que la nave de «Planeta prohibido» llega al planeta donde se encuentran el profesor y su joven hija, junto al famoso robot «Robby».

Pero centrémonos. ¿Por qué nace la idea del teletransporte en Star Trek? Es más: ¿qué es el teletransporte?

teletransporte
Teletransporte en Star Trek

El teletransporte en Star Trek consiste en desmaterializar un objeto, puede ser una manzana, puede ser un ser humano, y transportarlo, partícula a partícula, a otro lugar, donde se rematerializa de nuevo. De este modo, se puede viajar de un punto a otro casi instantáneamente, y sin tener que lidiar con los trenes de cercanías de la Renfe. Toda una maravilla, que sin duda sería muy apreciada, si fuese posible, por millones de seres humanos, y no tanto por las empresas de transportes.

Pero estas empresas pueden estar tranquilas, ahora veremos por qué. Falta la segunda pregunta. ¿Por qué se implementó esta idea del teletransporte en Star Trek? ¿Porque quedaba muy futurista? Sí, no cabe duda. Pero hay una razón, digamos, más terrenal y material. La serie de Star Trek nunca gozó de una cantidad de dinero importante en los años sesenta, y había que ahorrar todo lo que fuese posible. Para ello, las escenas que constantemente se tendrían que grabar de los tripulantes descendiendo a un nuevo planeta en una lanzadera deberían ser originales. Me explico: no puedes poner el mismo decorado para mostrar cómo bajan a un planeta una y otra vez. Cada planeta ha de ser distinto, y eso requiere de distintos decorados, sean incluso simples dibujos. Montar esas escenas tenía un coste que había que intentar evitar.

Además, había otro problema: las escenas de descenso y ascenso hacían que se perdiera tiempo y ritmo. Por eso, se decidió inventar el «teletransporte». Los duros y aguerridos miembros de la nave estelar Enterprise bajarían en un momento mediante conversión a simples partículas, y luego rematerializados de nuevo. Dos cosas solucionadas con el mismo truco: menos dinero, y menos pérdida de ritmo en cada capítulo.

Se ha hablado mucho últimamente de que se han teletransportado partículas, al estilo Star Trek. No se deje engañar por esos periodistas que llenan cada semana sus editoriales con cuentos imposibles. Lo que se ha hecho es conseguir el entrelazamiento cuántico de partículas, de tal forma que, al obtener el colapso de la función de onda de una partícula, al instante conocemos el valor de la otra, aunque estén a millones de kilómetros. Pero esto no tiene nada que ver con la idea del teletransporte de Star Trek.

¿Qué es, por lo tanto, el teletransporte de Star Trek, y por qué no funciona?

La idea de Star Trek es tomar todas y cada una de las partículas de un cuerpo humano, almacenar su estado, y mandarlas a cierta distancia, donde se vuelven a recomponer las moléculas previamente desunidas. Para empezar, romper los enlaces de los átomos, medir los valores de sus partículas, y almacenar estos valores, es una idea imposible, por tres razones:

  • Solo podemos conocer valores estadísticos y probabilísticos de cada partícula del individuo a transportar. No podemos transportar a un individuo, solo podemos transportar una probabilidad de estados de ese individuo.
  • Reorganizar la información de nuevo en átomos es una tarea imposible; como no podemos conocer los valores de las partículas, no podemos reconstruirlas, y si pudiéramos, la cantidad de datos sería astronómica, y totalmente imposible de llevarla a cabo. Piénsese que debe reorganizarse cada partícula en su sitio, y luego cada átomo, volviendo a iniciar los procesos biológicos del ser vivo, incluyendo su cerebro, su mente, sus recuerdos, etc.
  • La cantidad de datos a transportar, previo almacenamiento, se sale de la escala, incluso para ordenadores muy futuristas basados en estados cuánticos. Un cuerpo humano tiene aproximadamente 7*10 elevado a 27 átomos. Es decir, un 7 seguido de 27 ceros. O, si lo prefiere, lo ponemos en valores clásicos:

Átomos en el cuerpo humano (valor aproximado para un ser humano de 70 kilos):

7.000.000.000.000.000.000.000.000.000.

Protón-Estructura_de_Quarks
Protones y neutrones están compuesto por tres quarks unidos mediante gluones

Pero, como decía el Superratón, no se vayan todavía, aún hay más. No podemos teletransportar los átomos, claro. tenemos que teletransportar sus partículas, entendiendo como tales sus bariones, pero también bosones, es decir, fuerzas, incluyendo la fuerza nuclear fuerte con sus quarks y gluones, y la fuerza nuclear débil con los bosones w y z asociados. Todos estos elementos forman parte de cada átomo, como parte de la estructura de sus neutrones y electrones. Hay que transportarlos también.

Multiplique esos elementos por los protones, neutrones y electrones de cada átomo, y saque sus propias conclusiones. Incluso aunque se inventara algún sistema para poder conocer el estado de una partícula con una precisión absoluta, aún así no habría buffer, es decir almacenamiento intermedio, tal como lo llaman en Star Trek, que pudiese no ya almacenar, sino procesar esa información.

Y hablamos de un ser humano. Ahora meta a la pareja, los niños, la abuela, la suegra, y el perro. No se olvide del patito de goma y la nevera si va a la playa. Y procure comprar un ordenador potente. Tan potente y con un procesador como para gestionar unas cifras que se hacen imposibles de imaginar.

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En España ya hemos inventado el teletransporte; somos así de creativos

Visto lo visto, el teletransporte de Star Trek es una quimera. Es fantástica para la ciencia ciencia ficción no cabe duda. Pero no hay forma física posible de conseguir algo así. La única posibilidad es desmontar partícula a partícula a un ser humano, y llevarla a otro sitio, con un coste imposible en proceso y almacenamiento, pero violando el principio de incertidumbre de Heisenberg, y atendiendo a la imposibilidad de un transporte sin que la función de onda no colapse al hacer la medición cuántica de cada partícula.

Así que, ya lo ve, seguiremos viendo Star Trek muchos años. Y soñando con viajes fantásticos y nuevos mundos. Puede que un día sea realidad. Pero el teletransporte, eso no lo veremos. Le doy mi palabra cuántica de ello.

En la próxima entrega dejaremos Star Trek de lado para entrar en el universo de Alien, el octavo pasajero. Y revise el bajo de su cama esta noche. Nunca se sabe cuándo puede encontrarse uno con un facehugger que convierta su rostro en su pareja accidental para tener un bonito xenomorfo. Feliz nacimiento. Y felices sueños.


 

Autor: Fenrir

Amateur writer, I like aviation, movies, beer, and a good talk about anything that concerns the human being. Current status: Deceased.

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