Cuando escribo estas líneas Boris Johnson, que será el más incompetente de los primeros ministros de Reino Unido en toda su historia, se une al más incompetente presidente de los Estados Unidos, Donald Trump. ¿Y qué puede pasar cuando los dos países de habla inglesa más importantes del mundo deciden dejar todo tipo de sentido común, y lanzarlo todo al populismo y la demagogia? Puede pasar de todo. Como decía Don Quijote: «Cosas raras viéredes, amigo Sancho».
El caso es que los británicos tomaron un petrolero iraní en Gibraltar, y ahora los iraníes, en represalia, han tomado un barco británico en el estrecho de Ormuz. Era evidente que iba a pasar, recordemos la cita: «ojo por ojo, diente por diente». Los británicos amenazan con represalias, mientras los iraníes se caen de la risa ante las bravatas del antiguo país que dominaba los mares de todo el mundo. Hoy solo tiene una fragata en esas aguas de Ormuz, que ya evitó un secuestro hace unos días, y ahora estaba a una hora para impedir este otro secuestro.
Después de que las risas de los iraníes se calmen, los británicos entienden que están solos. ¿De qué me suena esto? Ah, sí, de 1940 claro. Entonces también estaban solos, aunque las circunstancias fuesen muy distintas. Entonces no les quedó más remedio.
Ahora, son ellos los que se han lanzado a la piscina, y han caído en el suelo, cual «Balconing» practicado por sus súbditos en las Islas Baleares. Pero ahora es el gobierno británico, no, toda la política británica, la que se ha lanzado a una piscina llena de mentiras, manipulaciones y demagogia llamada Brexit. Y se han estrellado, siendo la primera consecuencia visible ese petrolero.
Porque, en su desesperación por proteger sus barcos, los británicos han acudido a su socio, Donald Trump, el amigo de los amigos, el gran líder que guía los pasos de Reino Unido. Y este les ha dicho, según informan varios periódicos: «arreglaos solos».
Es, exactamente, la misma situación que se dio en 1939 y 1940, cuando Reino Unido estaba en peligro de caer en manos de la Alemania nazi. Solo que entonces el presidente era Roosevelt, un hombre de alto nivel. Ahora es Trump, un pobre y patético hombre ignorante y populista, racista y xenófobo, que utiliza la demagogia como arma política. Y le funciona, mientras no tenga que demostrar todo lo que dice, claro.
¿Qué hace entonces Reino Unido? Pedir ayuda a la Unión Europea. ¿Perdón? ¿No se trataba de que la Unión Europea era algo menos que el diablo? ¿Ahora pides ayuda a la Unión Europea, para crear una fuerza conjunta de barcos para la protección de los petroleros en el estrecho de Ormuz? ¿A qué estamos jugando, señores del gobierno británico? ¿Saben que este doble juego es muy peligroso, y ha tenido siempre terribles consecuencias para los países que lo practican? ¿Es esa demagogia la firma con la que van a actuar a partir de ahora? ¿Brexit sí, pero solo el que me interesa y cuando me interesa?
Porque la esperanza de Boris Johnson es forzar a la Unión Europea a que cambie el tratado firmado por Theresa May, algo que Europa no va a hacer, y mucho menos en el asunto de la frontera con Irlanda. Todos sabemos lo que eso significa: una nueva guerra, que todo el mundo quiere evitar. Por otro lado, un Brexit duro supone un nuevo referéndum en Escocia, donde se cree que ganaría el sí. Escocia se convertiría en un país independiente, y sería aceptado enseguida en la Unión Europea. Y el norte de Irlanda pediría de nuevo unirse al resto de Irlanda, pero una parte de la población se opondría, y de nuevo tendríamos un conflicto armado de consecuencias imprevisibles.
Hay dos opciones finales: el Brexit duro, que sigo creyendo va a ser por lo que va a luchar Boris Johnson, aunque una segunda posibilidad es que el día 31 de octubre no sea el último día, y tengamos un nuevo plazo. Claro que esta opción supone eternizar todavía más la agonía de todo este proceso. Por eso creo que no va a suceder. El 31 de octubre habrá Brexit, y lo más probable es que sea duro.
Ayer me reía viendo todo esto en Twitter. No soy nada amigo de las redes sociales, pero tengo que confesar que me lo pasé bien viendo las reacciones de los británicos ante estas noticias. Me río por no llorar por supuesto, pero es que todo esto parece una película de la Monty Python.
Uno de los británicos con los que conversaba me comentó, en un resumen rápido que hice de todo esto que expongo aquí, que estaba básicamente de acuerdo, pero que me dejaba algo: Boris Johnson será expulsado de su puesto de primer ministro mediante una moción de censura. Y habría nuevas elecciones. Es posible que suceda, sin duda. Pero, entonces, ¿a quién ponen de primer ministro? ¿Expulsarlo para qué?
Ahora están desenterrando leyes de los siglos XVI y XVII para implicar a la reina en todo esto. Pobre mujer, a su edad y siendo manipulada por su propio país. Da bastante pena. Han llegado a un punto, en su obsesión por el Brexit, que son capaces de hundir el país, el gobierno, sus carreras, y el prestigio de su querida monarquía, con tal de que el Brexit sea una realidad en su versión más dura.
Visto lo visto, el «Balconing» de los jóvenes en las Islas Baleares no es tan absurdo: simplemente son aspirantes a futuros ocupantes del puesto de primer ministro en Reino Unido, que comienzan sus prácticas de jóvenes. Si eso es así, ahora comienzo a entender muchas cosas. Mucha suerte al pueblo británico con Boris Johnson; va a necesitarla.
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