Por la cultura hacia la curación psicoafectiva

Una de las cosas que más me ha llamado la atención durante estos meses de pandemia del SARS-CoV-2 es la idea de muchísima gente de que se ha de dejar la cultura de lado, y apoyar económicamente acciones más directas de supervivencia: dinero para investigación, material, medicamentos, alimentos, los famosos «EPIs» de protección, etc.

Si bien es cierto que esos elementos son absolutamente imprescindibles, no lo vamos a negar ni por un instante, centrarlo todo únicamente en los aspectos físicos y materiales es reducir el problema a unos términos insuficientes. Sí; sin medicamentos no hay vida. Sin comida ni agua no hay vida. Pero no olvidemos algo esencial: el ser humano no es una planta que se ha de regar para que crezca. Es mucho más.

Ahí es donde intervienen personas fundamentales para la sociedad: empezando por el personal de los servicios sociales, siguiendo por los psicólogos, y terminando por todo el personal que se implica en mejorar la calidad de vida de los seres humanos. Esto se puede resumir en una frase:

«Un enfermo no es solo un problema sanitario que se ha de resolver con ayuda de la ciencia; también es una mente que debe ser cuidada y apoyada durante el proceso«.

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Sirve de poco que un ser humano se pase dos, tres meses en una UCI, o encerrado en su casa, o en cualquier otra situación límite, si cuando llega la cura, o el fin de la cuarentena, su mente se ha enfrentado a situaciones que le llevan a sufrir un transtorno de estrés postraumático, en el que el cuerpo se ha salvado, pero la mente ha quedado completamente bloqueada.

Si debemos salvar a un ser humano, debemos hacerlo de forma completa: cuerpo, pero también mente. Uno no se entiende sin la otra.

cultura

Aquí entra la cultura. El apoyo a la cultura es una herramienta fundamental para que cualquier persona en situaciones límite pueda soportar el paso de los días y las semanas mientras supera cualquier situación difícil y angustiosa.

La música, la literatura, el cine, y cualquier otra expresión artística, son herramientas absolutamente imprescindibles para salvaguardar ese aspecto que muchas veces olvidamos, pero que es crítico en la vida de las personas: su mente, y su equilibrio emocional. En los peques, además, su desarrollo psicoemocional, que se ha visto gravemente afectado durante el confinamiento en muchos casos. Y puedo dar fe de ello con niños de mi entorno inmediato.

¿Qué tenemos que concluir, entonces, al apoyo de expresiones artísticas, y al desarrollo de actividades intelectivas culturales, durante el paso de un proceso crítico y traumático como el de una pandemia, o una guerra, o cualquier otra situación? Tenemos que concluir, sin temor a equivocarnos, que la necesidad de alimentar y cuidar el cuerpo tendrá su máxima prioridad. Pero, una vez se ha cubierto, aunque sea mínimamente, no podremos descuidar, ni por un instante, que esas personas puedan desarrollar una actividad cultural que llene sus vidas, y les dé ese complemento de imaginación, sueños y distracción tan necesarios para soportar cualquier carga, por dura que sea.

A little boy is sitting on a stack of books at the library and is reading.

La cultura por sí sola no va a solucionar una crisis como esta, claro que no. Pero sí va a aportar ese elemento añadido de desarrollo mental que va a permitir que el individuo pueda mejorar su situación médica o mental. Recordemos, y esto es bien sabido, que las enfermedades se curan mejor en personas motivadas, alegres, con ganas de vivir, y con ganas de salir adelante.

Por ello, no apartemos tan rápidamente a la cultura de la ecuación para resolver esta crisis de la pandemia, o cualquier otra. Al contrario; pensemos en la cultura como un complemento importantísimo en la solución de cualquier individuo aquejado de una situación límite, sea por sufrir la enfermedad, por ver cómo seres queridos la sufren, o por las derivaciones que un confinamiento prolongado pueden provocar. Sin olvidar a aquellos que han perdido seres queridos en la pandemia, y que están destrozados. De nuevo, he tenido que conocer algunos casos directos. Y es duro, muy duro.

Dejemos que la cultura sea un estímulo más para salir de cualquier crisis, personal o global. No hará milagros, no cura heridas del cuerpo, pero sí cierra las de la mente, y puede ayudar a muchos a entender que podemos encontrar refugio durante el dolor. Luego llegará la realidad. Pero será una realidad algo más llevadera. Poco, pero suficiente para pasar un día más.


 

Autor: Fenrir

Amateur writer, I like aviation, movies, beer, and a good talk about anything that concerns the human being. Current status: Deceased.

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