En mi constante afán por traer piezas musicales poco conocidas a este blog, pero que me parecen dignas de ser escuchadas y disfrutadas, hace un tiempo traje, del compositor armenio Aram Khatchaturian, el Ballet Suite de Gayane (que se interpreta en la escena de la nave que va a Júpiter en la película «2001: una odisea del espacio»).
Hoy quisiera mostrarles otra magnífica obra de Aram Khachaturian, cuyo nombre ha quedado enterrado en los flecos de la historia de la antigua Unión Soviética, y no son muchos los que conocen sus trabajos, aunque en Armenia sea sin duda un nombre muy popular.
Siempre he creído que, como amantes de la música clásica, debemos ir más allá de los nombres y las piezas que tantas veces se repiten en muchos conciertos. Creo, sinceramente, que se les debería dar más oportunidades a autores de la talla de Aram Khatchaturian, porque nos traen piezas maravillosas, increíbles, llenas de luz y de vida a veces, como esta, o profundas y melancólicas, como el Ballet Suite de Gayane.
En cualquier caso, esta es una música que nos invita a soñar, y que bien podría ser la banda sonora de alguna película de grandes aventuras, héroes poderosos, grandes dragones, impresionantes castillos, y nobles batallas contra el mal.
Porque esa es la esencia de los sueños: dejarnos llevar por la música, y las letras, y crear mundos increíbles, donde podamos recrear los mayores sueños de nuestras vidas, en la forma de mitos, leyendas, y misiones sagradas para las mayores y nobles causas de la humanidad.
Soñemos pues con leyendas, cerrando los ojos, y dejándonos llevar. La pluma hablará luego en nuestras manos. Y tendremos otro poema épico para cantar.
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