Septiembre, de un año que ya no puedo recordar. El viejo Ford Mustang ardiendo en el fuego de la mañana. Yo lo había perdido todo. Tú nunca habías tenido nada. Pero ahora nos teníamos el uno al otro. Y teníamos mil millas delante de nuestros ojos. Y mil millas de amor en nuestras almas para recorrer.
Nos lanzamos a descubrir el mundo. Y descubrimos que el mundo éramos nosotros. Nos llenamos de sueños de un futuro mejor. Y comprendimos que el mejor futuro es el que se vive a cada momento. Nos miramos esperando un beso al amanecer. Y comprendimos que la noche era la perfecta aliada del amor más vivo y vibrante que dos almas puedan compartir jamás. Nos dimos la oportunidad de esperar. Y entendimos que la espera es solo una forma de coartar nuestra libertad de amar.
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