Dicen algunas personas que invertir en el espacio es perder el tiempo. Esas personas deberían desconectar sus móviles, sus ordenadores, sus electrodomésticos, sus cuidados médicos y medicamentos, y una enorme cantidad de productos que usan cada día, y que nacieron, directa o indirectamente, por efecto de la investigación espacial.
Un ejemplo futuro de lo que será una revolución en las comunicaciones es el sistema LEMNOS, actualmente en desarrollo por parte de la NASA. ¿En qué consiste? Dicho de un modo sencillo, se trata de poder enviar una enorme cantidad de datos a través de enormes distancias en el espacio.
Actualmente, las comunicaciones se realizan por ondas de radio, que son un sistema efectivo y suficiente para la Tierra o para órbitas bajas. Pero en el espacio profundo, por ejemplo desde Marte, comunicarse por radio con la Tierra supone velocidades lentísimas, del orden de 4Kbits, algo que evidentemente queda lejísimos de las conexiones que tenemos hoy en día. El resultado de esta bajísima velocidad ya es un problema con las sondas robotizadas. Pero ¿y con seres humanos? El problema se agrava, y mucho.
La razón es sencilla: los astronautas que vayan a Marte sentirán sobre todo algo muy importante a nivel psicológico: soledad. Estarán ellos, pero sus familias, sus amigos, sus compañeros, estarán a un mínimo de 54 millones de kilómetros. Eso supone que enviar señales de radio provoque una pérdida de señal muy importante. Las ondas de radio viajan a la velocidad de la luz, pero la distancia provoca que el ancho de banda, es decir, la cantidad de información enviada por unidad de tiempo, sea muy baja.
El resultado para los astronautas es que es imposible de forma práctica recibir y mandar información en grandes cantidades. No se trata de ver a sus familias al momento y mantener una conversación, eso es imposible porque la luz tardará unos minutos en ir y volver a la Tierra. Pero al menos podrán recibir vídeos de sus familias, programas de televisión, noticias, o la final de un partido. A nivel psicológico eso es fundamental; supondrá que esos astronautas se sientan un poco más cerca de casa.
El secreto del sistema LEMNOS se basa en mandar la información a través de un láser. El láser dispone de una frecuencia muy superior a la onda de radio, y el hecho de que sea un haz de luz coherente implica una gran precisión, y poca pérdida de dispersión. Estas señales llegarán a un satélite a la Tierra, y luego se enviarán,ya en forma de ondas de radio, a estaciones en la superficie.
Pero el sistema LEMNOS tendrá muchísimas otras ventajas. Podremos ver objetos del espacio profundo en altas resoluciones, y mandar grandes masas de datos y software de actualización a las sondas para mejorar sus sistemas. Fotos, vídeos, y todo tipo de material en alta calidad será posible gracias al sistema LEMNOS.
Personalmente, me parece revolucionario, por cuanto supone un salto cuántico, nunca mejor dicho, en el hasta ahora deficiente y problemático tratamiento de la información a grandes distancias. Pero es que esta tecnología, aplicada en la Tierra, permitirá conexiones seguras y muy fiables punto a punto, que no podrán ser interceptadas si no se obtienen las lecturas directas de los fotones implicados en el haz láser. Las posibilidades para sistemas de seguridad son inmensas.
Volviendo a los astronautas del proyecto Orión, sin duda se sentirán reconfortados con un sistema como el LEMNOS, que les permitirá acercase a la Tierra, aunque sea con una demora de algunos minutos. Sin duda, un aspecto fundamental, y muy importante en el aspecto psicológico. LA NASA abre, una vez más, nuevas fronteras, pero, como suele ocurrir, nunca son tan evidentes y directas, pero sí cambian las vidas de las personas. Y de eso trata la ciencia.

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