Tenía preocupación por terminar «Promakhos», la segunda parte de «Las entrañas de Nidavellir». No poder terminarlo antes de dejar este mundo suponía no cerrar la línea de tiempo de la subsaga de Sandra, y no me gusta dejar las cosas a medias si puedo evitarlo. La muerte tiene la mala costumbre de presentarse en los momentos más inesperados. Me molesta su eterna falta de educación y su arrogancia.
Pero lo he conseguido, y el libro está ya terminado. Ahora viene «el premio gordo»: terminar los cuatro libros que quedan para cerrar las dos líneas de tiempo, y unir la trilogía de «La leyenda de Darwan» con la subsaga de Sandra, cerrando el círculo de la humanidad de cuatro mil millones de años en el futuro.
Ilusión no me falta, pero la ilusión por sí sola no construye el futuro. Hace falta trabajar duro, y con el tiempo y los recursos necesarios. De todo ello hablo en este enlace, por si alguien quiere conocer la naturaleza de este decimotercer libro.

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