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No, el título no refiere a la nueva novela romántica-erótica del escritor de éxito de turno. Refiere al asteroide Apofis, un objeto que órbita el Sol del tipo Atón, lo cual quiere decir que se encuentra en un afelio inferior a una unidad astronómica, lo cual quiere decir que se cruza con la Tierra, y sobre su órbita. Es decir, es un candidato al desastre, de eso no cabe duda. Pero ¿cuándo caerá? Ah, amigos y amigas, aquí es donde los oportunistas, catastrofistas, y revistas amantes del «haz click en mi link y te contaré la verdad, pero en la última línea» aparecen. Vamos a verlo.
Es cierto. Ya estamos otra vez. Cada pocos meses, alguien prepara un nuevo fin del mundo. Les encanta. Esto no quiere decir que no pueda ocurrir. De hecho, va a ocurrir. Pero pueden pasar cientos, miles de años. Otra cosa es nuestra civilización como tal, pero eso es más previsible, dado el ritmo que llevamos. El fin de la civilización no supone el fin de la humanidad por supuesto, como hemos visto decenas de veces a lo largo de la historia.
El otro día hablaban de la última generación, la de mediados de los años ochenta, que puede recordar cómo era la vida antes de Internet. Si no tenemos cuidado, no pasará mucho tiempo hasta que veamos la última generación que recuerde cómo era la vida con Internet. Esas cosas pueden pasar. Y pasan.
Pero hoy vengo recomendado por un asteroide de unos 250 metros de diámetro aproximadamente (y no 400, como algunos dicen, eso quedó descartado ya), y que atraviesa la órbita de la Tierra dos veces al año. Este asteroide tenía una cierta probabilidad de caer sobre la Tierra en 2029, según los primeros cálculos que se hicieron cuando se descubrió, en 2004. Posteriores cálculos han limitado a «casi imposible» que en 2029, y luego en 2036, caiga sobre la Tierra. Los cálculos son cada vez más precisos, sencillamente porque cada vez está más cerca el año 2029. Y esto es como el tiempo para el fin de semana; cuanto más cerca estamos del sábado, más preciso es el pronóstico.

Los medios oportunistas y alarmistas, sin embargo, se quedan con el dato original, aquel que decía que existían ciertas posibilidades de colisión. ¿Para qué quedarnos con los datos reales, cuando los que se han visto como irreales son mucho más interesantes para conseguir visitas? Recordemos la gloriosa frase del periodismo amarillista: «no dejes que la verdad te estropee una buena noticia». Y, de nuevo, Internet se inunda de fines del mundo patrocinados por cafés Pepe o Viajes Manoli. Y así nos va.
¿Por qué los científicos que estudian las órbitas de estos objetos van cambiando los valores? Porque los cálculos sobre cuerpos celestes pequeños sometidos a la gravedad de los objetos mayores, como los asteroides frente a los planetas, no puede calcularse con precisión, debido a la enorme cantidad de cálculos y variables que intervienen. Es como la bola de billar. Puedes calcular bien el primer golpe, pero ¿y el segundo? ¿Y el tercero? Cada nuevo cálculo es menos preciso que el anterior. Este es un problema parecido. Se llama el problema de los tres cuerpos.
Brevemente, podemos decir que el cálculo de las órbitas de dos cuerpos que interactúan gravitatoriamente es relativamente fácil de obtener. El problema se da cuando se introduce un tercer cuerpo, cuya gravedad incide con la de los otros dos, pero, naturalmente, los otros dos actúan gravitatoriamente sobre el tercero. Esto da lugar a un conjunto de interacciones cuyos cálculos no pueden resolverse con las ecuaciones convencionales, y remite a la teoría del caos, esa que se hizo famosa con la película «Parque Jurásico». Por cierto, el 90% de dinosaurios que aparecían eran del Triásico o del Cretáceo, pero el nombre de Jurásico quedaba mejor para el título.
¿Qué significa esto del problema de los tres cuerpos en relación a Apofis? Que los científicos juegan un poco a adivinar. Sí, realizan cálculos sobre en qué punto de la órbita de la Tierra se encontrará Apofis cada vez que lo atraviese. Y ese cálculo es preciso al 100% para el instante cero, es decir, para el momento en que se hace la observación, y esa precisión va decayendo conforme se simulan las subsiguientes órbitas de Apofis. Dado un plazo de tiempo, las predicciones pueden estar muy alejadas de la realidad.
La conclusión parece evidente: los astrónomos hablan de probabilidades, como tiene que ser. En un momento dado, para el año 2029 hay una probabilidad entre n de que Apofis caiga en la Tierra. Esa probabilidad tiene una desviación mayor cuanto mayor es el tiempo que falta para el momento del cálculo, y menor cuando nos acercamos a ese momento. Luego, teniendo en cuenta los cálculos de 2004 frente a los de 2017, es normal que las predicciones de la órbita de Apofis para 2029 sean ahora mucho más precisas, y lo serán mucho más en los próximos años.
Actualmente parece evidente que Apofis no caerá en la Tierra en un plazo corto de tiempo. Ahora bien, eso según los cálculos. Puede haber variables externas de objetos que no están siendo tenidos en cuenta, o desviaciones fortuitas por razones de cualquier índole, que hagan que esos valores cambien. No parece probable, pero no es imposible. En cualquier caso, si Apofis cayese sobre la Tierra en 2029 o 2036, sería el fin de nuestra civilización, eso es seguro.

¿Puede haber otros asteroides no cartografiados que pudieran caer? Sin duda. igual que se descubrió Apofis, otros pueden acercarse. Algunos asteroides tienen órbitas largas que, debido a la interacción con el Sol y los planetas interiores, podrían convertir sus órbitas en tipo Atón, es decir, mantenerse por debajo del umbral de una unidad astronómica, como pasa con Apofis. En cualquier caso, el riesgo está ahí. Y recordemos otra frase: «lo que es imposible en un año, será inevitable en un millón de años».
Naturalmente, si faltasen un millón de años para que un asteroide cayese a la Tierra de ese tamaño no tendríamos que preocuparnos; ya nos habremos extinguido nosotros mismos por nuestra incompetencia y soberbia. Pero el aviso de Apofis es claro: la humanidad está jugando a un juego de campos gravitatorios donde puede tocarle el número, y desaparecer. Y entonces ninguna iglesia, ni ningún dios, vendrá a desviar el asteroide. Eso es algo de lo que estoy completamente seguro, ahí no necesito cálculos.
Así que, cuando oiga hablar de Apofis y del fin del mundo, esté tranquilo. No pasará nada, al menos a corto plazo, y con una probabilidad muy alta. Pero hágase la pregunta: si llega a calcularse que este, u otro asteroide, va a caer, ¿todavía seguirá pensando que no merece la pena llevar a una parte de la humanidad fuera de la Tierra? ¿Vamos a jugarnos el futuro de la especie a una carta? Es una pregunta importante. Porque nuestro mundo puede desaparecer un día. Pero la civilización no tendría por qué. Si es que somos inteligentes, que es algo que está por verse.
Felices colisiones, y hasta el próximo fin del mundo.
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