Psicopatías y escritores; el mundo de los sueños

Hoy vengo con una reflexión personal, basada en mi experiencia de cincuenta años escribiendo, y de lo que he visto en mí mismo, y también en otros escritores: fábricas de imaginación, que pretendemos saltarnos las leyes básicas del universo, y llegar lejos, tan lejos como nos lo permita nuestra locura y nuestros sueños.

Es mi reflexión personal, nada más, pero así es como lo siento, y así es cómo me siento.

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He conocido a escritores de diferentes niveles a lo largo de mi vida. La mayoría son personas que disfrutan del arte de escribir porque necesitan hacerlo. No desprecian vender sus libros, al contrario, están encantados por cada venta conseguida. Pero saben, sabemos, que esto de escribir no se hace por dinero. Dinero con los libros lo hacen los famosos, los «influencers», los futbolistas, los políticos, o cualquiera excepto los escritores. Salvo excepciones claro. Pero incluso así, escritores que disponen de cierta fama y éxito combinan su tarea literaria con un trabajo. Muy pocos se dedican a escribir como forma de vida.

¿Por qué escribimos entonces? Dicen que es para aumentar nuestro ego. Suele decirse que los escritores tenemos un ego más grande que el Everest. Algo de cierto hay en esto, pero pasa con todas las tareas creativas. Sin embargo, el ego por sí solo no puede explicar ese ansia por escribir, porque son meses, años, escribiendo un libro en solitario, para luego presentarlo, con suerte ver algunas ventas, para que al poco tiempo quede en el cajón del olvido para toda la eternidad. Solo en casos muy concretos y especiales un libro sale adelante. Pero no lo olvidemos: la vida máxima de los libros en una librería, cuando llega a la librería, es de un mes. Pocos son los que se mantienen más tiempo.

Yo daré mi explicación personal de por qué escribimos. Y es que escribimos porque estamos locos. Locos de atar. Locos por contar historias, apasionados por relatar mil historias, por narrar hechos cotidianos o increíbles. Locos por llegar a las almas de miles de lectores, por entrar en la mente de aquellos que nos leen, y por indagar en los éxitos y las miserias de personajes creados por nuestros dedos, que exigen vivir su propia vida. Creamos personajes literarios para que ellos nos den vida a nosotros. Los personajes no son nada sin nosotros. Los personajes no podrían existir sin nosotros. Paradójicamente, se da el hecho de que nosotros no podríamos existir sin los personajes que creamos. La pregunta que me hago en estas circunstancias es: ¿quién crea realmente a quién?

Y eso nos lleva a las psicopatías. las neurosis. Las sociopatías. Los comportamientos inadaptados. La rebeldía. La ira. La rabia. El ansia. En definitiva, la locura de escribir. ¿Estamos locos porque escribimos? ¿O escribimos porque estamos locos? ¿Qué nos lleva a atarnos a una mesa y a un teclado, a contar mil historias de sueños y anhelos, encerrados en una habitación, o en medio de una multitud? Porque, no lo olvidemos: el acto de escribir es solitario por naturaleza. Podemos estar rodeados de mil personas. No importa. Durante el acto de la escritura, estaremos irremediablemente solos. Y la soledad lleva a la locura. ¿O es la locura la que lleva a la soledad?

No podría dejar de escribir ni en un millón de años. He realizado diferentes actividades en mi vida, pero siempre ha estado la literatura, de una forma u otra, implicada. Escribir es el acto supremo de superación de las barreras que inconscientemente nos ponemos diariamente para no perseguir nuestros sueños. Escribir es el argumento fundamental para dar sentido a la vida. Y escribir es, en definitiva, la razón por la que muchos continuamos colgados de ese hilo fino que separa la razón de la locura. Caminando por un hilo infinito en el que combinamos nuestra poca razón con nuestras elevadas dosis de neurosis diarias, para producir una nueva obra literaria.

Me han tildado muchas veces de «loco inadaptado». Una profesora me dijo, cuando tenía diez años, que siempre estaba en las nubes. Lo recuerdo como si fuese ayer. Y son muchos los que han aceptado que no hay solución a mi locura, a mis neurosis, al caos que rodea mi vida. Todo eso es cierto. Todos ellos tienen razón. Pero ¿voy a renunciar a todo ello, si el precio es dejar de escribir, y volverme cuerdo?

Nunca. Prefiero vivir en un sueño, prefiero ser un inadaptado social, y prefiero ser señalado como un sociópata, que dejar de escribir una sola línea, un solo texto, una sola palabra. No cambio mis letras por un puñado de razonamientos. Me niego. Porque vendería mi alma al infierno si lo hiciera.

En conclusión, y dejando un mensaje positivo, mi idea es muy sencilla: sí, estamos locos. Y podemos dar gracias a los dioses por ello. Porque, en nuestra locura, somos capaces de crear mundos eternos e infinitos, que otros podrán disfrutar, mañana, y dentro de mil años. El precio que se paga es alto, es cierto. Soledad, miradas, comentarios, dedos acusadores. Pero, por otro lado, podemos inundar el universo de ideas, de historias, de sueños. No cambio por nada todo eso. Por nada.

Escribamos, y seamos felices con nuestros complejos, con nuestros miedos, con nuestras locuras. Escribamos y vivamos. Y alcancemos, con las letras, nuestros más lejanos sueños.


 

Autor: Fenrir

Amateur writer, I like aviation, movies, beer, and a good talk about anything that concerns the human being. Current status: Deceased.

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