Cuando escribo estas líneas, el ministro británico del interior, David Davis, ha dimitido como miembro del gobierno de la primera ministra, Theresa May.
Davis, uno de los partidarios del ala dura del partido y de romper totalmente con la Unión Europa, está en contra totalmente de acuerdos que diluyan la capacidad de respuesta y de toma de decisiones del Reino Unido. «Brexit es Brexit» es el lema entre los euroescépticos. Y así ha de ser.
Durante la segunda guerra mundial, y ya desde el inicio, la Kriegsmarine, la marina de guerra de Alemania, tenía como objetivo ahogar a Reino Unido comercialmente, evitando que las islas recibieran recursos, para de este modo, obligar al gobierno de Winston Churchill a capitular, y pedir un armisticio a Hitler. De hecho, el propio Churchill lo dejó claro en sus memorias: «durante la guerra, lo que más me preocupó fue la Batalla del Atlántico». Y era así. Esta batalla, que se basaba en el uso de sumergibles alemanes para hundir los barcos mercantes ingleses y de otras nacionalidades, hizo muchísimo daño a la economía británica. Fue luego, con mejores técnicas de defensa como el sónar (Asdic), y aviones, así como con el radar, cuando se dio vuelta a la dramática situación.
Pues bien. Casi ochenta años después, parece que los sumergibles alemanes han vuelto, y han conseguido lo que no pudieron en su momento: hundir al Reino Unido. De momento, políticamente. Pero, tal y como todo indica, será también comercialmente. Pero esos sumergibles no llevan la bandera nazi. Ni siquiera son alemanes, ni tampoco se mueven por el mar.
Son los propios miembros xenófobos y racistas del parlamento británico los que están creando una situación que se está tornando como insostenible para las islas. Las islas británicas están por fin aisladas. Un poco tarde. Pero se ha logrado. Y lo han hecho ellos mismos.
Es importante dejar que el proceso del Brexit siga adelante, en su aspecto más duro, y que el Reino Unido se hunda. Es necesario, porque es fundamental que sus políticos, y los euroescépticos, entiendan que un ignorante como Donald Trump puede jugar un tiempo a Señor del Mundo, ya que Estados Unidos puede soportar las locuras de tener un presidente que ignora cualquier materia en relación a lo que es gobernar un país. Pero el Reino Unido no puede darse ese lujo. Muchos británicos siguen creyendo que aún viven en los años del imperio de la Commonwealth en sus mejores tiempos. No es así. Esos tiempos pasaron, y ahora Reino Unido, siendo como es un país potente y económicamente muy fuerte, sin ninguna duda, no puede jugar a construir muros en sus fronteras, y mucho menos muros en las mentes de sus ciudadanos. Sus mensajes racistas y xenófobos, su dialéctica del miedo, y su discurso propagandístico, no son conformes con las necesidades, no ya de Europa, sino de las islas británicas.
Europa necesita estar unida. Necesita estar concentrada en su desarrollo industrial, económico, político, y social. Necesita reforzar las fronteras para detener a aquellos que la quieren dividir, que son unos cuantos y con poder, y abrir sus fronteras solidarias, y necesita aprender a ser realmente un territorio de progreso y avance en todos los campos del conocimiento y la cultura.
Europa necesita convertirse en una verdadera potencia económica y por supuesto también militar, para que no tenga que mendigar la defensa de su territorio a fanáticos como Donald Trump, que ofrecen esa defensa a un altísimo precio. Y Europa necesita ser un conjunto de pueblos diversos, culturalmente muy ricos, y socialmente avanzados, que disponga de políticas claras y concisas que beneficien a todos sus territorios sin excepción.
Por eso quiero ver caer a Reino Unido por el Brexit. Porque será la única manera de que, tras el golpe, se levanten, y vuelvan a unirse al resto de Europa, construyendo un bien común. Y me gustaría pensar de otro modo. Pero parece claro que la única forma de que el Brexit se detenga, es imponiendo el Brexit más duro. Aquel que haga que Reino Unido viva realmente aislada. Entonces, y solo entonces, podremos contar con que el Brexit se deje de lado, y volvamos a tener a ese gran pueblo que es el británico con toda Europa.
En toda Europa, o estamos realmente unidos, o nos cortarán en pedazos, y repartirán nuestros restos entre aquellos que están soñando con ver a una Europa caída, dividida, y en ruinas. No lo permitamos. Construyamos una nueva Europa. Más fuerte. Más equitativa. Más poderosa. Y más sabia.
El Brexit no es un asunto británico. Es un asunto europeo. Por eso quiero que acabe cuanto antes. Por eso espero que triunfe. Solo así volveremos a la senda del diálogo y del futuro de los pueblos de todo el continente.
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