Vamos a sumergirnos en las procelosas aguas de una nueva serie que llamó mi atención desde el primer momento en que la vi anunciada: «Das boot» (El submarino): la serie. Esta es una serie de televisión que emiten en la cadena AMC en España, y que se basa en la magnífica película homónima de 1981 dirigida por el alemán Wolfgang Petersen. Una película de la que hablé con cierta extensión en su día, y que me pareció, y me parece, una obra maestra.
La película de 1981 estuvo basada en un libro y en una historia real, y está ambientada en el submarino alemán U-96, un sumergible de clase VII, de los más usados por los alemanes en la segunda guerra mundial, en el que vemos, y vivimos, la terrible opresión de tener que luchar y combatir entre las paredes de aquellas naves, en unas condiciones extremadamente duras. Sin olvidar que perecieron tres de cada cuatro tripulantes de submarinos alemanes, una cifra brutal desde cualquier punto de vista.
Esta serie ha querido retomar la idea de la película, pero llevándola al estilo del siglo XXI. Además, para crear una segunda línea argumental, además de la acción en el submarino podrán seguirse situaciones y acciones que se desarrollan en las bases de submarinos y en las vidas de los tripulantes en tierra, en lugares como La Rochelle y otras zonas donde estaban las bases alemanas. Básicamente, un segundo argumento que mezcla espionaje y la resistencia francesa. Ambas historias se entremezclan, dando un tono más abierto a la narración.
Por cierto, permítanme una disgresión. He leído por ahí alguna idea absurda de que esto de poner una segunda línea argumental en la serie lo hacen para estar de acuerdo con el movimiento feminista «#metoo» y para que haya mujeres, ya que obviamente no era posible tener mujeres en el submarino, porque no las hubo.
En realidad, han añadido una segunda línea argumental porque ocho capítulos de una hora totalmente ambientados en un submarino era demasiado opresivo para cualquiera. Había que incluir un argumento en paralelo en tierra donde, como es lógico, aparecen mujeres. Personalmente entiendo la decisión de los productores. También entiendo que se pierde la esencia de la película original, que trataba constantemente del submarino. Pero esto es una serie, y nadie va a ver ocho horas de acciones en submarinos una tras otra, es normal. También me parece correcto que muestren lo que ocurría mientras tanto en tierra, porque nos da una perspectiva más amplia de los hechos. Como digo, se pierde en ese sentido la esencia de la original, pero por probar nuevos caminos y posibilidades no vamos a dejar de disfrutar de las escenas que se desarrollan en el submarino.
Y ya está, dejemos esa obsesión por justificarlo todo. Es una decisión de los productores. Unos estarán conformes, otros no. Como todo en la vida. Fin de la disgresión.

Volviendo a la serie, solo he visto el capítulo emitido, pero ya puedo dar una opinión: la obra es buena, muy buena. Recupera el estilo y el espíritu de la película de 1981, añadiendo muchos nuevos elementos con La Rochelle y la vida de dos mujeres que comparten un apartamento, ambas oficiales de la marina alemana (Kriegsmarine). Las mujeres en el ejército, como ocurría en el ejército británico y americano, tenían papeles siempre secundarios, trabajando como administrativas y otras tareas relacionadas con la logística. Fueron muy pocas las mujeres que intervinieron en acciones de guerra. Dejando aparte la resistencia francesa, ahí sí hubo muchas mujeres que se jugaron la vida muchas veces, y muchas perdieron sus vidas luchando contra los nazis.
Sí hubo algunas acciones de combate con mujeres en el ejército, especialmente en la Unión Soviética, que las usaba como propaganda de la falsa igualdad que querían demostrar entre hombres y mujeres. Lo cierto es que las mujeres se emplearon casi siempre para tareas secundarias de logística y administración, y en muchos casos como mano de obra barata para el esfuerzo de guerra.
Las prostitutas francesas de La Rochelle y otras bases de la marina alemana eran muchas veces informadoras de los aliados. Algunas eran verdaderas prostitutas, en el sentido de que habían ejercido esa actividad antes de la guerra. Otras, sin embargo, se hacían pasar por prostitutas, pero eran agentes infiltradas especializadas. Mandaban la información que sacaban a los marinos y a los oficiales alemanes que iban a partir en misiones de guerra, y esta información llegaba al almirantazgo británico en Londres. Esta información, junto con la famosa máquina Enigma, que los británicos consiguieron descifrar, permitió que los británicos y americanos pudieran tener un control muy alto de las operaciones de los submarinos alemanes. Eso fue un golpe definitivo para la estrategia militar alemana en el Atlántico contra los ingleses, los estadounidenses, y los canadienses.
Muchas de esas mujeres sufrieron abusos terribles con el fin de conseguir la información necesaria para poder ganar la guerra. De nuevo, un tributo a su memoria sería tremendamente conveniente. Por cierto, tanto en la película de 1981 como en esta serie se da la impresión de que prácticamente toda la tripulación de los submarinos acudía a los prostíbulos el día antes de la partida. No era así en realidad. Existía siempre un grupo de marinos que no iban a los prostíbulos por distintas razones: tenían pareja y querían respetar su fidelidad, o simplemente no estaban interesados en mantener relaciones sexuales con prostitutas porque no entendían el sexo de esta forma, o bien por razones religiosas y éticas.

Todo lo visto hasta ahora en la serie me ha hecho recordar las memorias de Karl Döenitz, el almirante de la Kriegsmarine, y jefe de la flota de submarinos. En esas memorias, que escribió durante sus años de cárcel, y que recomiendo como documento histórico, Döenitz no se explicaba cómo podían siempre los británicos anticiparse a sus operaciones. En aquella época la información sobre la obtención de la máquina Enigma de descifrado era todavía secreta. El almirante murió sin saber que prácticamente cada orden que daba era conocida de inmediato por los británicos.

Como digo, estas memorias son una lectura muy interesante. Es importante conocer bien a tu enemigo, para de ese modo poder acabar con él de la manera más eficiente y rápida posible. Los británicos llevaron esa idea hasta sus últimas consecuencias.

Por lo que he visto de posteriores capítulos, habrá elementos de espionaje, donde, de nuevo y una vez más, muchas mujeres se jugaron la vida, y muchas la perdieron, para obtener información. Preveo escenas duras y crueles, pero esto es la guerra, y si la serie ha de ser realista, debe representarse la realidad tal como fue, para que de este modo las nuevas generaciones puedan entender que la guerra es un monstruo que, cuando despierta, no entiende de bandos; solo se alimenta de su propia monstruosidad, llevándose todo por delante sin piedad.

En ese sentido, creo que esta serie puede ser un referente para comprender por qué es importante evitar la guerra, y entender que la más débil y delicada de las paces es infinitamente mejor que la mejor de las guerras. Porque ninguna guerra ha solucionado nada; solo ha creado un caldo de cultivo para otra guerra posterior, en un círculo que la humanidad lleva sufriendo desde hace milenios.
Muy buena la interpretación de los actores, y muy buena la ambientación, el vestuario, y el maquillaje. También la luz es muy adecuada dado el ambiente claustrofóbico que se quiere dar a la serie. La base de La Rochelle está perfectamente reproducida, y el interior del submarino es tremendamente detallado. La música, bueno, tratándose de la misma banda original de 1981, qué podemos decir, es simplemente magistral.

Me ha gustado este primer capítulo, y actualizaré este texto con el segundo para dar mis impresiones. De momento, creo que los productores tenían una misión difícil, que era hacer una continuación de la gran película de 1981, y pienso que lo están consiguiendo.
«Durante la guerra, lo que más temí siempre fue la Batalla del Atlántico» (Winston Churchill. Memorias).
Estas son palabras de Winston Churchill en sus memorias, que también recomiendo sin dudarlo, y que hacen referencia a los hechos que aquí se narran. Churchill era un hombre sin duda muy especial, tendrá defensores y detractores, pero sin duda contribuyó a ganar la guerra. En este enlace hablo de la película «Darkest hour» (la hora más oscura) que trata un momento clave de su vida en 1940, cuando llegó a primer ministro. Oscar merecido a Gary Oldman en su papel de Churchill. La ambientación y la fotografía de ambos trabajos comparten muchos puntos en común.
Sin duda, esta serie tiene pinta de ser una lección de historia que no deberemos olvidar jamás. No narra una historia real en concreto, pero sin duda da una idea de lo que fue la realidad en muchos aspectos. Los aspectos del submarino y los sucesos que se explican, como los que aparecen en los primeros minutos, son tremendamente realistas.
por último, recordemos la vieja frase:
«El pueblo que olvida su historia está condenado a repetirla».
Y hoy la memoria es algo que no abunda precisamente. La historia se usa para enterrarla o para manipularla. Recordemos los horrores del pasado, precisamente para no volver a repetirlos. Nuestro futuro depende de ello.
Debe estar conectado para enviar un comentario.