La frase de la semana nos la trae Dwight David «Ike» Eisenhower (Denison, Texas, 14 de octubre de 1890-Washington D. C., 28 de marzo de 1969), que fue comandante de las fuerzas de invasión en Europa durante la segunda guerra mundial, y luego el 34º presidente de Estados Unidos.
«Ike» como se le conocía popularmente, era un hombre del partido republicano, el mismo partido de Donald Trump. Y hasta ahí llega el parecido entre ambos.

Eisenhower fue un hombre pragmático, curtido por los horrores de la guerra, y cada uno de nosotros puede estar de acuerdo o no con sus ideas y sus políticas. Pero era, al final, un político que buscaba lo que él creía era mejor para Estados Unidos. Y yo respeto a cualquier persona que busca lo mejor para los demás.
Sí, por supuesto, hay mucho que discutir sobre su figura, como es natural. Era un político, y hay muchas cosas que se le podrían criticar. Pero era un hombre coherente con sus ideas. No le defiendo como político; lo que hago es defender su derecho a ser como quiso ser.
Y ahora viene la anécdota: recientemente el programa de gobierno con el que Eisenhower se presentó a las elecciones de 1952 se mostró, sin dar datos de su origen, a diferentes miembros actuales del partido republicano y entusiastas diversos. La gran mayoría tacharon el programa básicamente de comunista, por cuanto incluía asuntos de protección social, cuidado de los inmigrantes, y otros asuntos. Pueden consultar su programa de gobierno en este enlace. Observen sobre todo los apartados de política interna, trato a los inmigrantes, seguridad social, y otros aspectos que hoy, solo nombrarlos, hacen que muchos hablen de ideas propias del comunismo.
Dos extractos del enlace anterior:
…apoyó la continuación de la Seguridad Social y otros programas del New Deal que consideraba beneficiosos para el bien común. Eisenhower presidió una reducción en el gasto interno y redujo el papel del gobierno en el subsidio de la agricultura a través de la aprobación de la Ley Agrícola de 1954, pero no abogó por la abolición de los principales programas del New Deal como el Seguro Social o el Tennessee Valley Authority, y estos programas se mantuvieron vigentes durante su mandato como presidente.
A principios de la década de 1950, los grupos étnicos en los Estados Unidos se movilizaron para liberalizar la admisión de refugiados de Europa que habían sido desplazados por la guerra y el Telón de Acero. El resultado fue la Ley de Ayuda a los Refugiados de 1953, que permitió la admisión de 214,000 inmigrantes a los Estados Unidos desde países europeos entre 1953 y 1956, más allá de las cuotas de inmigración existentes.
Esa es la paradoja con el actual partido republicano de Estados Unidos: hace setenta años el partido presentaba programas de gobierno que hoy son tildados de comunistas. ¿Por qué?
Porque ha habido un enorme giro a la derecha en todo el planeta. Las ideas se han polarizado, y ahora todo lo que no sea una derecha potente es una izquierda comunista.

Yo no hubiese votado a Eisenhower. Pero habría respetado su elección, y la habría apoyado. Porque hay que saber respetar al ganador. Algo que, hoy en día, es difícil de ver.
Hoy, si fuese estadounidense, no votaría a Donald Trump. Y, si gana de nuevo, no le apoyaría. Creo que hay una frontera, una línea que todo líder político debe respetar, sea de derechas o de izquierdas. Yo respeto a las izquierdas. Y respeto a las derechas. Todas las ideas tienen su sitio en el mundo, siempre que se respeten ciertos aspectos básicos.
Donald Trump ha pasado todas esas líneas. De forma clara además. Y me apena ver cómo un gran país como es Estados Unidos tiene a un presidente que lo lleva a una situación límite. De hecho, China y Rusia están encantados con Trump, porque les ha abierto los ojos. Les ha hecho entender que deben valerse por sí mismos. Intentando hundir a ambos, los ha hecho más fuertes que nunca.
Curioso: los japoneses intentaron hundir a Estados Unidos y someterlos a una humillante derrota. Y con ello solo consiguieron que Estados Unidos se convirtiese en una gran potencia mundial. Ahora Estados Unidos ha hecho lo mismo con China y Rusia.
El mundo está lleno de curiosas paradojas.
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