Recientemente la Agencia Espacial Europea (ESA) anunció que, mediante el telescopio Hubble, habían descubierto una galaxia en la que la mayor parte de la materia oscura había desaparecido de la misma. Yo entonces les pregunté cómo podía desaparecer algo que no se conoce, y cuya existencia y naturaleza no ha sido verificada.
Naturalmente no me contestaron. Debieron pensar, con razón, que se trataba de «otro de esos pesados, que se dedican a preguntar tonterías y cuestiones sin sentido». Y es verdad: no tiene sentido. Tan poco sentido como todo lo que tenga que ver con la materia oscura.
Pero, dejando aparte mi pregunta absurda y merecedora de una paliza por parte de tres gorilas en un callejón oscuro, ¿podemos seguir insistiendo en la materia oscura? ¿O ha llegado la hora de buscar alternativas? Puede que haya una explicación real.

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