Hoy iba a publicar un nuevo artículo relacionado con ideas, consejos, y puntos de vista centrados en el mundo de la literatura, y en cómo promocionar una obra literaria, y del uso de Amazon. Está escrito con un tono de cierto humor, y, sobre todo, intentando aportar datos que puedan servir a los escritores, sobre todo a aquellos que comienzan su andadura en las letras.
Pero no puedo. Hoy no puedo publicarlo. Hoy no cabe en este blog. Saldrá a la luz seguro, pero no hoy. Mañana, o pasado. Hoy quiero hablar de esos monstruos que se dedicaron a destrozarle la vida a una joven en los sanfermines de 2016. Y a esos otros monstruos de la justicia, que, tras una retahíla enorme de pruebas que, sin dejar un margen de duda, demuestran que la chica fue violada de una forma brutal, han dejado de lado todas esas pruebas, incontestables, para decir que no hubo violación. E incluso uno de esos jueces pretendía dejar en la calle a esos monstruos. ¿Por qué no encierran a la joven, por ser mujer? Porque dentro de poco, vamos a llegar a eso.
Yo sé que no soy objetivo cuando hablo de este tema. No puedo, porque viví una situación muy similar en un caso de un ser muy querido y muy cercano hace ya años, con una joven que pasó un calvario inenarrable de horror y sufrimiento, y a la que, por supuesto, se le culpó de su situación. Fue una lucha tremenda de dolor la que vivimos, que quiso curar unas heridas, no lo consiguió del todo, pero sí abrió otras.
La marca que deja en el cuerpo, y en el alma, una situación así, no se cura en la vida. Tampoco que se aplique una justicia real es una cura, pero, al menos, aplaca algo el dolor. Pero cuando ves que la justicia es la primera, no solo en no cerrar heridas, sino en abrirlas más en canal, sientes como que una segunda violación está en marcha. La primera, la de los responsables directos de la violación. La segunda, la de la justicia, implacable en su deseo de destruir a las mujeres y su espíritu, su dignidad, y aun su vida.
Si una mujer no se defiende, no hay violación porque no se defendió. Si se defiende, aparte de poner en peligro su vida, puede ser acusada de uso de violencia. Si un caso como este que nos ocupa, el ocurrido en 2016, con incontables y brutales evidencias de que fue una brutal violación cometida por cinco monstruos, no tiene una respuesta en la justicia, ¿qué es lo que la justicia necesita?
Yo se lo diré. Les diré lo que quieren los jueces para dictar una sentencia de violación: las quieren muertas. Dicho de otro modo: muérete, y consideraremos la violación. Sobrevive, y pensaremos, hasta el último minuto, que fue consentido. O que no hiciste lo necesario para ser considerado violación.
Ante tamaña monstruosidad por parte de la justicia, ante tan brutal violación de los derechos más básicos de las mujeres, ante la indefensión de una mujer ante tal brutal actuación, yo me rebelo, y digo: no hay justicia, no hay protección de la mujer, ante la actuación de monstruos violadores, que se ríen de la justicia, de las víctimas, y de la sociedad.
Entonces, ¿qué nos queda? Yo ya lo he dicho muchas veces, y lo repetiré: soy partidario de que las mujeres aprendan a defenderse, pero de verdad. Si la justicia igualmente te va a violar, al menos que lo haga solo la justicia, y no esos monstruos sin alma. Aprender a defenderse no es una solución, por supuesto. No es el camino, está claro. No es la meta, no cabe ninguna duda. Pero, ¿cuál es, de momento, la alternativa? ¿Alguien puede decírmelo? ¿Dejarse violar? ¿Dejar que te destrocen?
NO. NO. y NO.
Yo digo: NO. Yo digo: defendeos. En mis tiempos de juventud participé como sparring en sesiones de entrenamiento para defensa personal para mujeres. Y puedo decir que, con un entrenamiento de un mes, muchas chicas eran capaces de defenderse bien. E insisto: no es una solución, ya lo sé. No todas querrán aprender algo así, es normal y comprensible. Pero, si una chica puede aprender a concentrarse, para realizar una acción defensiva y salir huyendo, todo esto que ganamos. Porque, no lo olvidemos: muchas mujeres se quedan bloqueadas por el terror. Es normal.
Huir. Aprender a huir. Defensa rápida, e huir. Un momento de control, una acción rápida, zafarse de una sujeción, y huir. Puede hacerse. Y evitar una terrible situación.
Repito: ES NORMAL quedarse bloqueado por el terror. Si pasaba en los entrenamientos a los que asistí, mucho más en una situación real. Aprender a controlar el miedo, y aprender a defenderse, con el fin de poder huir, es para mí una tarea importante, necesaria, y que puede salvar de muchas situaciones. Porque, no lo olvidemos, esos violadores son unos cerdos, de acuerdo, pero también son unos cobardes, y si una chica les hace frente de una forma efectiva, se amilanan, al menos el tiempo necesario para huir.
¿Dejarse violar? NO. ¿Permanecer quieta? NO. Eso es lo que quieren los jueces, para así no dictar sentencia de violación. Este que hemos visto es un ejemplo. Pero hay muchos, muchos más. Y, sentando jurisprudencia, ahora podrá haber muchos más.
Se ha abierto la veda de la violación en España. Barra libre para los violadores.
Siento si soy muy directo con estas palabras. Y comprenderé que algunos puedan pensar que soy quizás un poco radical con la solución. Pero no puedo evitarlo. Porque me trae a la memoria recuerdos terribles del pasado, que no puedo, ni quiero, revivir. Pero lo hago cuando veo estas cosas.
Solo espero que los abogados que van a recurrir la sentencia puedan llevar esto a instancias superiores, donde se aplique una justicia real. Y podamos pensar en buscar soluciones definitivas a este asunto, de una vez, y para siempre. Porque eso es lo que yo quiero, como todos queremos: soluciones que permitan que la violencia, en cualquier de sus formas, y por supuesto este tipo de violencia, acabe, de una vez, y para siempre.
Mientras tanto, tendremos que buscar alternativas. Si la justicia no defiende a las mujeres, ni cuando actúan pasivamente, ni cuando actúan activamente, habrá que buscar soluciones. Así de claro. Y así de directo.
Un abrazo quiero enviar para la víctima, para la que parecería al final va a ser culpable de ser mujer, y a todas las mujeres del mundo, quiero decirles: estoy con vosotras. Nunca estaréis solas. Yo sí os creo.
Yo SÍ os creo.
Gracias.
MUY BUENO Y LLENO DE RAZON UN SALUDO QUERIDA AMIGA
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¡Muchas gracias, y un abrazo!
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