George Harrison, el beatle silencioso

No es miércoles musical, pero llevo tiempo sin abrir este blog con música, y, sin música, ¿qué sentido tiene la vida? La armonía del universo se creó con música. Y con música se cerrará el último capítulo de la vida.

Cuando el grupo musical The Beatles se separó, todos esperaban que Lennon y McCartney siguiesen adelante con sus carreras en solitario. También se esperaba grandes composiciones del increíble George Harrison, el «beatle silencioso» como se le conocía.

Lo que nadie esperaba es que su primer disco «All things must pass», fuese a ser una obra maestra brutal, demoledora, que consiguió un reconocimiento mundial, llegar al número 1, y obtener un éxito como pocos podrían haber imaginado. Fue la consagración en solitario de un músico cuyas melodías, profundas, oscuras, directas, se clavan en el corazón y en el alma. Letras puras, que hablan del ser humano, de espiritualidad, de la grandeza del ser humano, y de cómo esa grandeza se pierde por incontables agujeros de codicia, de dolor, de guerra, de miseria.

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George Harrison y Eric Clapton durante el concierto de Bangla Desh

Su pieza más conocida de ese disco es «My Sweet Lord», una canción que combina el Aleluya cristiano con el Hare Krishna indio, con la intención de aunar las religiones, y demostrar que se puede cantar la misma canción invocando a filosofías y místicas distintas, pero hermanadas por la voluntad de hacer el bien, y el reconocimiento a un Ser Superior, que no busca nombres con los que ser conocido, sino que le basta con que se busque el amor entre los seres humanos.

Yo no soy religioso, pero respeto las creencias religiosas de todo ser humano, cuando se busca la paz y la hermandad entre los hombres y mujeres, y entre los pueblos de la Tierra. No entiendo otra forma de concebir el universo si no es mediante la amistad, el amor, y la música.

Y, de esos tres componentes, George Harrison fue un maestro en vida, y lo sigue siendo en la muerte. Todos le recordamos, y le queremos. George Harrison fue un ejemplo de sencillez, de humildad, y de conocimiento espiritual. Nunca te olvidaremos.

No he querido hoy aquí ser demasiado predecible y traer precisamente «My Sweet Lord», sino otra pieza del mismo disco, titulada «Isn’t it a pity» (que se podría traducir por «no es una pena» o en una traducción más abierta, «es lamentable»).

En cualquier caso, una canción con un mensaje de amor y de fraternidad, que tanta falta le hace al planeta.

Es una voz humilde. Pero, como dirían algunos, una voz fue la que cambió el curso de la historia. A veces, una sola voz puede mover el mundo como nunca podrán un millón de ejércitos. Y eso sí que vale la pena. Con ustedes, George Harrison.


 

Isn’t It a Pity

Isn’t it a pity
Now, isn’t it a shame
How we break each other’s hearts
And cause each other pain
How we take each other’s love
Without thinking anymore
Forgetting to give back
Isn’t it a pity

Some things take so long
But how do I explain
When not too many people
Can see we’re all the same
And because of all their tears
Their eyes can’t hope to see
The beauty that surrounds them
Isn’t it a pity

Isn’t it a pity
Isn’t is a shame
How we break each other’s hearts
And cause each other pain
How we take each other’s love
Without thinking anymore
Forgetting to give back
Isn’t it a pity

Forgetting to give back
Isn’t it a pity
Forgetting to give back
Now, isn’t it a pity

What a pity
What a pity, pity, pity
What a pity
What a pity, pity, pity

George Harrison.

Autor: Fenrir

Amateur writer, I like aviation, movies, beer, and a good talk about anything that concerns the human being. Current status: Deceased.

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