La insurrección de los Einherjar I gratis y fragmento

Para celebrar los mil artículos publicados en el blog, la primera acción es poner durante unos días la obra «La insurrección de los Einherjar I: El manto de Odín» totalmente gratis en Amazon. Recordemos que estos dos libros son la continuación de «La Luz de Asynjur», conjunto de cuatro relatos, de los cuales el cuarto está cerca de ser terminado. Recordemos que «La Luz de Asynjur» se puede descargar gratis siempre desde este enlace.

«La insurrección de los Einherjar» transcurre años después, cuando Freyr es ya un adolescente, y se va a presentar como el que unificará los dos reinos, para de este modo acabar con las eternas disputas, crisis y guerras habidas durante generaciones. Pero los dioses pueden ser quienes elijan, mas los hombres no siempre están deseosos de cumplir los presagios de esos dioses. 

Estos dos libros tendrán luego continuación, junto a la trilogía de «La leyenda de Darwan», en el libro final «La leyenda de Darwan IV: Idafeld», donde ambas historias convergen, con resultados inesperados. Pero eso, como suele decirse, es otra historia.

En este fragmento, única parte anterior a «La Luz de Asynjur», se narra el momento en el que Freyr es un recién nacido, y la diosa Atenea, la de los ojos claros, bendice al niño, para que sea fuerte y justo en el futuro que le espera, como rey, y como futura promesa de la humanidad…

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Atenea bendice a Freyr, hijo recién nacido de Skadi y Njord

La ofrenda

El día tan deseado era un presente de los dioses. La noche estrellada
hablaba en susurros al padre y a la madre, mientras el suave ir y
venir de las olas parecía una voz de los antepasados, que estaban allí
para presenciar la ceremonia.

Había llegado la noche del solsticio de verano austral. Njord y
Skadi se encontraban frente al mar, en el fiordo de Piopiotahi, que
los antiguos llamaban Milford Sound. Junto a ellos, un pequeño
altar, con dos columnas, y con dos llamas incandescentes ardiendo
al cielo. Y, en brazos de Skadi, su hijo, que dormía plácidamente.

Pronto, Atenea, la de los ojos claros, apareció, surgiendo del mismo
velo del amanecer. La diosa se dirigió a ellos, y se colocó frente al
altar. Luego levantó los brazos, y, mientras el Sol comenzaba a
asomar por el horizonte, las llamas doradas pasaron a ser azules, en
aquel azul brillante y puro de las estrellas más bellas, como los
claros y profundos ojos de la diosa. El azul era también un signo; el
símbolo y el color de que ha nacido un varón para dar felicidad a la
joven pareja, y para servir como fruto de su amor eterno.

Atenea se acercó a Skadi, y acarició suavemente la mejilla del niño,
mientras lo miraba.

—¿Qué nombre has de ponerle? —preguntó la diosa.
—Freyr. Su nombre será Freyr. —Atenea tomó en brazos a Freyr, lo
llevó al altar, y lo levantó, ofreciendo su espíritu al dios Sol.
Seguidamente, lo depositó en el altar, alzó los brazos, y dijo estas
palabras aladas:

—Freyr, hijo de Njord y de Skadi, yo te bendigo con la llama de la
vida, del amor, y de la esperanza. Que en tus noches más oscuras
sean tus ojos llamas de valor, fuerza y pasión para derrocar tus
miedos. Que en las tinieblas más frías tu voz rompa la escarcha de
tus pesadillas, para derrocar una y mil veces a la muerte, hasta que
se cumpla tu misión en este mundo, y debas partir al lugar donde la
realidad y los sueños nacen de la misma fuente. Que el dolor y el
llanto que sufras durante tu vida sean motivo para encontrar fuerzas
y anhelos con los que cumplir todos y cada uno de tus sueños. Que
tu corazón noble y sereno aprenda a separar la justicia de la
venganza, la benevolencia de la ira , la calma del deseo, y la
esperanza del desconsuelo. Que la palabra verdad sea un faro que
guíe tu vida cada día. Que las alas que te da la vida te enseñen a
volar alto y seguro, y a no esconderte en la vanidad, la codicia, y la
violencia. Que tus sueños sean la fuente de los sueños de miles de
hombres y mujeres a los que puedas inspirar. Ese es mi deseo. Y te
bendigo para que sean ciertos.

Atenea tomó de nuevo a Freyr, y lo levantó unos instantes en alto al
cielo, bañando al niño en los suaves rayos del sol del nuevo día.
Luego bajó los brazos, se acercó y sonrió a Skadi, y le dio a su
retoño, que se había despertado.

—Tiene hambre —dijo Atenea, mientras Njord miraba la escena. Skadi se levantó la blusa y le dio el pecho. Mientras, Atenea se giró a
Njord, y le dijo:

—Seguid ahora vuestro camino. Os deseo la mejor ventura.
—Señora, no sé como agradecéroslo —dijo Njord.
—Cuida bien de ellos. Ese es mi precio.
Atenea se giró, y se fue caminando. Njord quiso decirle algo, pero la
imagen, de pronto, había desaparecido en la luz temprana del
amanecer de una nueva era.
—Freyr, hijo de Njord y de Skadi —se oyó a lo lejos una voz, traída
por el suave viento de la mañana. Njord le puso una pequeña manta
a Skadi, y ambos caminaron de vuelta al bosque. Quedaba un largo
camino hasta el hogar…


 

Este vídeo muestra a mi compañero y amigo Cano dibujando la que sería la portada de la segunda parte del libro, sobre una idea que trabajamos para transmitir un momento clave de la novela. La música la compuse yo especialmente para el vídeo.

 

Autor: Fenrir

Amateur writer, I like aviation, movies, beer, and a good talk about anything that concerns the human being. Current status: Deceased.

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