De nuevo me he encontrado con otro vídeo, y este no es de un Youtuber, sino de una entidad tan prestigiosa como la BBC, que afirma, entre otras cosas, que un número dividido por cero da infinito (pueden verlo abajo de esta entrada).
Ya hablé en su momento de este tema, y dije que, por mucho que un Youtuber – Influencer, o la BBC, o cualquier otro, insista en dividir un número entre cero y obtener infinito como respuesta, estará mintiendo, voluntaria o involuntariamente. Y no lo digo yo, que no soy matemático; lo dice la lógica matemática. Y, como en matemáticas las demostraciones son fundamentales, expliqué por qué un número dividido entre cero no es posible, y lo hice en este enlace.

Ahora me gustaría hacer una reflexión: si una entidad como la BBC comete un error tan infantil como afirmar que dividir por cero da infinito, ¿qué otras irregularidades podremos encontrar navegando por Internet?
Yo se lo adelanto: miles, millones de datos erróneos. Algunos de esos errores son conscientes. Otros, como el de este vídeo de la BBC, quiero creer que inconscientes. Y de aquí podemos extraer una conclusión:
Internet es una gigantesca fuente de información, que en su mayor parte no está verificada, está tergiversada, o es directamente falsa.
El mito del infinito cuando el divisor es cero se puede verificar como falso con cualquier calculadora. Simplemente escriba un número, pulse la tecla de dividir, pulse cero, y luego pulse igual. Saldrá una «E» de error, o la palabra «Error» directamente, o algo parecido. Error no es infinito. Error es error. Son cosas muy, muy distintas.

Pues bien, cada día accedemos a centenares de datos tergiversados, o falsos. Y los tomamos como ciertos porque «están en Internet» o porque «lo dice la BBC» o porque «mi cuñado me ha pasado el enlace».
Pues debemos entender que la BBC está hecha por seres humanos, y es preocupante que una entidad tan importante dé información errónea sobre un tema que es propio de los estudios de primaria. Y debemos entender que el cuñado puede ser un simple bot humano que comparte todo eso que concuerda con sus ideas, sin importarle lo más mínimo la veracidad de los datos.
No sé cuántas mentiras o tergiversaciones habré leído esta misma semana sin ser consciente de ello, pero sin duda yo soy tan susceptible al engaño como cualquier otra persona. Con una diferencia: yo soy consciente de que se me puede engañar; mucha gente cree que son infalibles, y capaces de decir y decidir lo que es cierto o no en cualquier tema.
Por ejemplo, con temas de política, de ciencia, de sociedad, la gente da su opinión sobre noticias que muchas veces no son reales, o son directamente falsas y manipuladas. Y aplauden las informaciones que coinciden con sus principios éticos, morales, políticos y sociales, y niegan todo lo demás. No es necesario ningún análisis: ellos ya saben lo que es correcto y lo que es falso.

¿Por qué sucede esto? Porque son personas sin criterio, que no han sido educadas en el análisis y el contraste de datos. Se les ha implantado una serie de ideas, como a un ordenador se le implanta un programa, y, del mismo modo que el ordenador hace lo que tiene programado, muchas personas hacen lo que muchos influencers, youtubers, políticos, y medios interesados les dicen lo que tienen que pensar y hacer. Y esto es muy, muy peligroso, porque crea todo un ejército de zombies culturales, dispuestos a arrasar con todo lo que no sea la doctrina que quieren imponer desde sus fuentes.
También podemos ver personajes que viven de las promesas y las luces, los aplausos y los seguidores fanáticos. Un ejemplo es Elon Musk, que lleva años apartado de la dirección de las empresas SpaceX y Tesla, pero sigue siendo el centro de atención cada vez que habla, y prometiendo cosas imposibles desde cualquier punto de vista.
Un caso fue su promesa de llevar cien personas a Marte para 2024. Ya comenté entonces que sería imposible. Ahora ya habla de 2050. Otro ejemplo es su proyecto de conectar el cerebro con un chip para poder gestionar ordenadores con la mente, e incluso para conexiones mentales entre seres humanos. Pura ciencia ficción, que tardará muchos años y décadas en ser posible.

La idea de conectar cerebros con un chip es, como digo, muy lejana. Si es que es posible alguna vez, porque la ciencia de la neurología todavía dista mucho de comprender aspectos clave del funcionamiento del cerebro. La idea de Musk para conectar mentes, usando las ondas electromagnéticas del cerebro, es como querer que dos pueblos se comuniquen con señales de humo. Afinar la lectura de las neuronas para poder leer pensamientos únicos es pura ciencia ficción. Ni yo me atrevo a ponerlo en mis libros porque considero que es ir demasiado lejos.
La única parte real de toda esta historia del chip es obtener lecturas del cerebro tipo electroencefalograma, tal como algunos relojes leen los pulsos del corazón. Pero para eso, ¿va usted a implantarse un chip dentro del cráneo?
Vivimos, en definitiva, en un mundo de falsedades. Solo la educación, el espíritu crítico, la capacidad de análisis, y el método científico nos pueden ayudar a discernir entre tantas mentiras y falsedades. Tener una formación científica es importante, incluyendo matemáticas. Pero, en última instancia, es el individuo y su control de la realidad el que le permitirá discernir entre orden y caos. Y eso lo da una educación basada en principios que desarrollen esas capacidades analíticas en el individuo.
Estamos muy lejos de lograrlo. Pero hacerlo será el único modo de separar verdad y mentira. Y crear sociedades más justas, igualitarias, y capaces de desarrollar individuos que contemplen solo la verdad como su modus vivendi.
La verdad es limitada, y es subjetiva muchas veces, es cierto. Pero la mentira siempre será mentira.
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