No, no hay un error. El título está en inglés a propósito. La razón es que lo que vengo a contar tiene dos orígenes. El principal es una conversación en inglés con un fanático religioso sobre las maravillas de creer en un dios único, y el peligro que supone apartarse de su senda, por aquello de ir al infierno. Que digo yo, hasta el día de hoy, el infierno me parece mucho más interesante, y se liga más.
El momento concreto para el título viene de un instante en el que le dije a este hombre que yo, a diferencia de él, no creo en su dios, sino en Zeus, y en su amada hija Atenea, diosa de la sabiduría y protectora de Atenas. Esta es una fórmula que uso a menudo cuando de fanatismo religioso se trata, y en un momento verán otro ejemplo, aquí mismo, en el blog, sucedido hace unas horas.
Fairy es, al menos en España, un producto de limpieza bastante popular. También significa «hada» en inglés. Por lo que «fairy tales» se puede traducir como «cuentos de hadas». Un término que se usa cuando alguien nos cuenta un cuento imposible de creer.
El caso es que este hombre de la conversación, cuando le dije que a mí me va más el estilo de Zeus (algo totalmente falso como ya se imaginarán, no creo en ningún dios), el hombre, digo, me dijo que eso de Zeus era «fairy tales».
En ese momento recordé una fiesta que era muy popular en la grecia clásica, y concretamente en Atenas. Se trataba de las Panateneas, unas actividades de todo tipo, culturales, religiosas, y deportivas. Una de esas actividades consistía en tomar una imagen de la diosa Atenea, subirla en una plancha, y llevarla sujeta por varios soportes por un grupo de sacerdotisas. La gente aplaudía y daba vivas a la diosa conforme paseaba por las calles de Atenas. Para la segunda parte de «Las entrañas de Nidavellir» estuve trabajando en los textos de Herodoto y otras fuentes para introducir estos elementos en la novela.

¿Les suena esta procesión? Cambien a la diosa Atenea por la Virgen María, y tendrán exactamente el mismo plano, los mismos rezos, el mismo resultado.
La conclusión es: todo está inventado, incluso en las religiones. Los seguidores cristianos de las procesiones cristianas están haciendo lo mismo que hacían en Grecia hace dos mil quinientos años.
Y ese hombre me dice que creer en Zeus y Atenea es «fairy tales», mientras que creer en un dios que viene a la Tierra a repartir milagros es totalmente real, y que el embarazo de una mujer por acción y gracia de una paloma es algo totalmente creíble, mientras que Atenea naciese de la cabeza de su padre Zeus es un cuento de hadas.

Es increíble cómo se puede creer en una falsedad evidente, mientras se niegan las falsedades de los demás. ¿Por qué el dios cristiano es real, y no el griego? ¿Por qué la historia de la mitología griega es un cuento de hadas, y la del cristianismo es cierta? ¿Porque así nos lo han enseñado? ¿Y si hubiesen nacido en un país musulmán? Entonces creerían en Alá, y en Mahoma, y leerían el Corán, y dirían que el cristianismo es falso. En definitiva, un cuento de hadas.
Pero, como decía el Superratón, no se vayan todavía, hay más. En una entrada de hace un tiempo, donde hablaba de cómo realizar críticas literarias, una entrada que ha tenido bastante éxito, ayer una joven de dieciséis años me ha dado una charla sobre su dios eterno, y sobre el fin del mundo. Como si no fuese capaz el ser humano de destruir el mundo, como de hecho está ocurriendo, sin necesidad de dioses.
Pueden leer el comentario de esta jovencita en este enlace.
Es una pena que esta joven de dieciséis años esté ya tan fanatizada con la religión. Es una pena que una persona con tantos años por delante se encuentre oprimida por una educación fanática religiosa que destruye los cimientos de su mente, convirtiéndola en una especie de robot que repite todas las cosas absurdas que le han contado desde que pudieron empezar a manipularla.

Le he contestado a esta jovencita con mi fórmula habitual, porque intentar entrar en razón con estas personas es inútil. Quizás si la conversación fuese presencial podría intentar hablar con ella de que ese fanatismo no la llevará a ningún lado. Pero a mi edad y con el poco tiempo que me queda en este mundo no voy a perderlo intentando una misión que es básicamente imposible. Porque los fanáticos no necesitan pruebas, ni escuchan argumentos, excepto los suyos. Y sin una base argumental seria y rigurosa como base cualquier discusión se torna imposible.
Una pena. La del hombre que me dice que Zeus es «fairy tales» mientras su dios es totalmente real, como esta jovencita que viene a darme un discurso absurdo sobre literatura y dioses. Pero tengo una esperanza: que la joven entienda, un día, que su camino está en la razón y el entendimiento, y no en el fanatismo religioso que ahora muestra.
Es difícil. Pero si yo pude superar una educación infantil religiosa basada en el fanatismo y en la violencia física, quizás ella también pueda.
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