Vamos hoy a hablar de consciencia, de sus propiedades, y del mito de que el ser humano ha trascendido toda la escala evolutiva, para convertirse en un ser especial y elegido, supuestamente tocado por la mano de Dios para ser una entidad superior a todos los demás organismos de la Tierra.
Una falacia que debe ser desterrada, para que el ser humano pueda, por fin, comprender su sitio, y su futuro, como entidad consciente intelectual.
La consciencia nos debe acercar a la comprensión de la naturaleza, de una forma empírica, racional, y científica.
Termina la promoción de verano con un título que, en su momento, abrió la segunda rama de la historia de la saga Aesir-Vanir. «La insurrección de los Einherjar», el cual se divide en dos libros.
En esta primera parte en oferta, subtitulada «El manto de Odín», la humanidad ha ido cayendo en un pozo de desidia e ignorancia, la religión se ha apoderado completamente de la sociedad, y la tecnología ha sido casi completamente olvidada, volviendo a una forma de nueva Edad Media. Por supuesto, enfermedades olvidadas han vuelto a resurgir, y una simple apendicitis, o un problema en el parto, o un cuadro médico cualquiera, que antes suponía tomar un simple medicamento, ahora supone la muerte segura.
Ya estamos otra vez. Enésima discusión sobre Dios, y enésima ocasión en la que me intentan refutar que Dios no existe, y Zeus sí.
¡Pues claro que Zeus no existe! Tan cierto es como que tampoco existe Dios, ni Alá, ni ningún dios de ninguna forma o figura. La creencia en dioses deviene de una necesidad innata del ser humano en poder proyectar un halo de trascendencia sobre su cuerpo mortal, convirtiendo la existencia en una continuidad inmortal mediante algo llamado alma. Un engaño que hace felices a millones de seres humanos. Y que es tan falso como cierto es el negocio que se ha generado alrededor de esta necesidad.
Vamos a reflexionar un poco sobre ello. Y ya les advierto algo: no traigo buenas noticias para la humanidad.
Es fácil saber qué queríamos decirles a nuestros padres, cuando estos ya no están entre nosotros. Pero es muy difícil entender que la vida ha de darnos un golpe severo, duro y frío para que comprendamos esta gran verdad, cuando es ya demasiado tarde.
Y es que la vida se compone de fases, que pasan irremisiblemente de generación en generación. Desde el inicial «mi padre no se entera de nada» pasando por «mi viejo no me comprende«, o terminando con «son otros tiempos, está desfasado«.
Sin comprender que esos tiempos son siempre los mismos, y la experiencia de nuestros padres, en los aspectos clave de la vida, son vitales para entender que se basan en experiencias que se han vivido, una y otra vez, desde que la humanidad apareció en la Tierra, hace incontables siglos.
No, no hay un error. El título está en inglés a propósito. La razón es que lo que vengo a contar tiene dos orígenes. El principal es una conversación en inglés con un fanático religioso sobre las maravillas de creer en un dios único, y el peligro que supone apartarse de su senda, por aquello de ir al infierno. Que digo yo, hasta el día de hoy, el infierno me parece mucho más interesante, y se liga más.
El momento concreto para el título viene de un instante en el que le dije a este hombre que yo, a diferencia de él, no creo en su dios, sino en Zeus, y en su amada hija Atenea, diosa de la sabiduría y protectora de Atenas. Esta es una fórmula que uso a menudo cuando de fanatismo religioso se trata, y en un momento verán otro ejemplo, aquí mismo, en el blog, sucedido hace unas horas.
Fairy es, al menos en España, un producto de limpieza bastante popular. También significa «hada» en inglés. Por lo que «fairy tales» se puede traducir como «cuentos de hadas». Un término que se usa cuando alguien nos cuenta un cuento imposible de creer.
Campanilla, la pequeña hada del cuento «Peter Pan»
Dentro de la enorme y fantástica producción de Phil Collins podemos encontrar material muy diverso sobre denuncia social, centrando el foco en temas que nos preocupan como individuos y como ciudadanos de sociedades teóricamente modernas y civilizadas.
Hoy traigo un vídeo de Phil Collins y de la época final de Genesis, que está lleno de humor y sarcasmo, y que denuncia algo que me llamó la atención desde pequeño: esos individuos, llamados telepredicadores, que se dedican a obtener enormes beneficios económicos explicando a su comunidad de fieles seguidores que el único camino a Dios pasa obligatoriamente por su cartera, sus discursos, y su alcoba. Con todas las consecuencias que ello conlleva para millones de seres humanos, que buscando a Dios, se encuentran con un tinglado de mentiras y manipulaciones, desobedeciendo el segundo mandamiento.
Yo no tengo nada en absoluto en relación a la fe de cualquier persona, que siguen a su dios preferido, sea el cristiano, el musulmán, el judío, o cualquier otro. Yo mismo tengo una estatua de Atenea en casa, de la cual adjunto una foto que acabo de hacerle, y que pueden ver abajo. Pero no espero que Atenea me solucione los problemas diarios. Como mujer que es, si lo intentase probablemente ella me diría lo que me han dicho otras: «que te los solucione tu madre».
La estatua de Atenea y el reloj, que están conmigo desde diciembre de 1988, cuando estuve a punto de morir en la isla griega de Hydra. Pero tuve suerte y no era mi día. La causa de que no me ocurriera nada es algo que todavía no he podido explicarme de una forma racional. Incluso yo sé reconocer que a veces se dan misterios en la vida.Continuar leyendo «Youtubers, los telepredicadores del siglo XXI»
Nota: he tenido que regenerar el artículo. ¿Cómo pueden complicarse tanto las cosas a veces?
Tal como comenté el pasado julio, ya está disponible el segundo vídeo de «Caminos a lo desconocido», donde exploramos aspectos clave del ser humano, del universo, y de la existencia. El primero lo tienen en este enlace.
Estos vídeos irán apareciendo paulatinamente, pero no con fechas precisas, porque su realización es compleja, y yo dispongo de tiempo limitado. Pero intentaré crear, al menos, uno cada dos meses.
Serán siempre vídeos de unos cinco minutos, porque en esta era rápida de Internet es el tiempo máximo que muchos están dispuestos a visionar un vídeo. Por supuesto, estoy abierto a ampliar este tema y a contestar a cualquier lector cualquier aspecto que le interese comentar.
Verán que en estos vídeos no pido suscripciones ni «me gustas» ni nada parecido. Es algo muy común hoy en día y casi se ha vuelto obsesivo. Pero ustedes ya saben lo que tienen que hacer en cada caso.
Este nuevo vídeo lleva por título definitivo «La eterna búsqueda de Dios». E intenta profundizar en ese afán humano por encontrar lo divino en los aspectos más íntimos y más universales de la vida.
Sigo de vacaciones, pero también sigo trabajando en el siguiente capítulo de «Caminos a lo desconocido«, la serie de vídeos donde nos haremos preguntas fundamentales sobre el universo, el ser humano, la mente, y otras cuestiones que trascienden el momento.
En este segundo capítulo tras la introducción comenzaremos con un aspecto fundamental del ser humano: ¿creó Dios al ser humano? ¿O fue el ser humano quien creó a Dios? Veremos la naturaleza de Dios como un ente que va más allá del espacio-tiempo, y comprobaremos cómo la lógica puede romper los esquemas rígidos que sitúan a Dios como un ente omnipotente y omnisciente. Veremos varios ejemplos donde la naturaleza incorrupta y absoluta de Dios cae irremisiblemente frente a la lógica del universo.
Tal como comenté, hoy traigo a este pequeño blog el vídeo introductorio de «Caminos a lo desconocido», una serie de documentos sonoros y visuales donde plantearemos preguntas difíciles, que no tienen una respuesta sencilla, o que solo podremos contestar con ideas generales y especulativas. Pero es mejor buscar el conocimiento, y una respuesta que se aproxime a la verdad, que continuar en una ignorancia que nunca nos aportará nada como individuos.
En ese sentido, nunca debemos olvidar lo que dijo Hipatia de Alejandría: «Defiende tu derecho a pensar, porque incluso pensar de manera errónea es mejor que no pensar».
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